Para cambiar algo, para siempre

Aportes a partir de “El último”, de Marcelo Allasino.

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Por María Florencia Forni.- El viernes 4 de noviembre en la sala del Centro Cultural La Máscara se estrenó “El último”, escrita y dirigida por Marcelo Allasino, actuada por Marcelo Gieco y Agustín Keller, con asistencia técnica de Daio Albanesi y Fernando Sacone.

Inspirada en hechos reales, ocurridos en Buenos Aires en 2020, la nueva pieza de Allasino intenta mostrar lo que oculta, o manifiesta a gritos,  la violencia en la intimidad. Mostrar y dar lugar al debate, como así también a la comprensión, a la que a través del arte podemos aterrizar.

En esencia, el teatro existe cuando hay encuentro. Y en esencia, donde hay encuentro hay vida. Y donde hay vida, hay lugar para ver más allá.

Allá, quienes tengan ganas, vamos.

Te perdono

“Espero que el rencor no intercepte/ el perdón, el aire/ lejano de los afectos que preciso…” Francisco Urondo.

Empecemos por el final. Tal vez porque los finales no existen cuando la vida se percibe como un todo, o porque en este tramo me encuentro hoy, y donde estoy hoy, es lo único que puedo compartir, en esta función de “crítica” teatral.

La violencia de género, tema central que atraviesa la última obra de Allasino, es uno  de los temas principales de las agendas de medios de comunicación y plenarias ministeriales. Aunque por allá, parece que nada cambia.

Por acá, en cambio, me es difícil y arriesgado hablar de este tema sin aclarar: no crean lo que digo. Las fichas caen en el cuerpo.

¿Quién puede hablar del perdón sin antes haberlo saboreado?

El teatro nos da la posibilidad, en el mejor de los casos, de apreciar los hechos con un nivel más de información, para así, no sólo entender racionalmente lo que ocurrió/ocurre, sino, además, abrirle la puerta a la vida, para que ella nos muestre un camino. Mejor.

Por eso, hagamos silencio, lectores. Dejemos que la vida nos pase por el cuerpo.

Hagámoslo

“…tengo curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas afinidades tan desencontradas…”

Las últimas palabras de “El último” son: te perdono. Y antes: “No hiciste todo lo posible”.

Ante esto, las preguntas que se me vienen son: ¿Estamos haciendo todo lo posible? ¿Cómo es pasar del juicio moral a la unidad? ¿Queremos calmar la violencia y vivir en libertad?

El mundo está listo, ¿y vos?

Hagamos silencio. Dejemos que la vida nos pase por el cuerpo.

La intención del autor y director parece ser mostrar la carencia emocional de los protagonistas. Porque, se sabe, detrás de la violencia hay dolor. Hay carencia, o ilusión de la misma.

Destaco aquí el trabajo de los actores que encarnan la crudeza. ¿Cómo es poner el cuerpo a la atrocidad para comprenderla y no dejarse tomar por ella?

Aunque para algunos sectores de la sociedad la violencia parece no tener alternativa, me animo, con humildad, a mencionar herramientas que, en mi experiencia y en la de personas que conozco de cerca, nos han permitido subir de nivel, y gozar la vida como un verdadero y exquisito regalo.

La meditación, el trabajo interno, el diálogo amoroso, disminuir la velocidad para entrar en el tiempo de la vida.

Decir que sí al dolor. Recibirlo, darle la aplicación del amor que merece. Pedir ayuda. Dejar los discursos para encarnar los sentimientos. Hacer silencio. Ser el silencio.

Ser tribu. Conocer de cerca las formas del amor en comunidad.

Poner el cuerpo. Entregarnos a la vida.

¿Estamos haciendo todo lo posible? ¿cómo es pasar del juicio a la unidad?

Para ellas, gracias

Muchas cosas podría decir del último estreno de Marcelo Allasino, pero sería mucho decirlas todas juntas.

Tuve la experiencia de estar presente en el estreno, sentir los nervios, la ansiedad, la angustia, la felicidad, el cansancio, la emoción, ver las lágrimas del Pocho (Marcelo Gieco) en el escenario y darle un abrazo sin palabras, después.

También después de la presentación me acerqué a Marta, la mamá del director, nos abrazamos, y nos quedamos ahí.

En esencia, el teatro existe cuando hay encuentro. Y en esencia, también, donde hay encuentro hay vida. Y donde hay vida, hay una oportunidad para recibirnos, y ver más allá. Tocar el amor en todo.

Podés no animarte. Está bien. O podés darlo todo. Poner el cuerpo, el corazón. Sí, implica dedicación, pero sólo entonces algo cambia. Para siempre. Gracias.

Nota: el crédito de la foto es de Trinidad Bussolaro.

Ficha técnica

Autoría, producción y dirección: Marcelo Allasino.

Actuación: Marcelo Gieco y Agustín Keller.

Cámara y edición de video: Beto Bellezze.

Piano: Luis Enrique Carballosa.

Mastering: Brian Taylor.

Grabación de efectos sonoros: Nico Diab

Asistencia y operación: Daio Albanesi  y Fernando Sacone.

Con el aporte de la Comisión Municipal para la Promoción de la Cultura.

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