«No puedo dejar pasar por alto que seamos indiferentes»

Es la mirada de Alejandra Plenazzio, mamá de Gonzalo. A pesar del dolor por la muerte, tiene mucha paz y serenidad. Destacó el compromiso y vitalidad de su hijo. Ante el juez Carlos «le expresé mi pedido de que no sean indiferentes porque la sociedad necesita revalorizar el compromiso con el cuidado por la vida».

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Alejandra junto a su hijo Gonzalo (Facebook Alejandra Plenazzio).

Por Emilio Grande (h.).– «Es bastante difícil de expresar algo que es muy vivencial, que se siente en las vísceras, por ahí las palabras no alcanzarían a transmitirlo. Mi desesperación era llegar al lugar y poder estar con él, cuando llegé ya estaba todo vallado y entendí que ya no había nada qué hacer, esperando las pericias. Lamentablemente al no haber un médico forense en Rafaela, Gonzalo fue trasladado a Santa Fe, así que recién estuve al lado del cuerpo de él en el momento del velorio».
Así testimonió Alejandra Plenazzio, mamá de Gonzalo Glaría, durante una entrevista con este cronista anteayer el mediodía en su casa. Contó intimidades sobre la vida de su hijo y en varios momentos se quebró con algunas lágrimas. Ella estudió educación biocéntrica para el cuidado de la vida, es facilitadora de biodanza, con una creencia holística de lo trascendente y tiene el negocio «Esfera de luz» en la segunda cuadra de calle Maipú.
Y agregó: «Más allá del dolor y de verlo en el cajón, sentí mucha paz… tengo un entendimiento de la muerte; en las circunstancias injustas en que sucedió, siento que era su momento…lo que no puedo dejar de pasar por alto es que seamos indiferentes a las circunstancias en que sucedió».
Destacó que su hijo fue una persona comprometida: «estaba en su esencia y siempre fue reafirmado y conversado. Comentábamos ante los hechos que se veían en las noticias; dos días antes (de su muerte) vimos por la tele que una mujer adulta fue empujada por alguien que entró a robar y él dijo que ‘impotencia, la agresión no era necesaria’. Lo educamos para que no sea indiferente y no lo era realmente, con gestos concretos en lo cotidiano».
Admitió que está un poco aturdida. Cómo es el proceso para asumir lo que pasó el 31 de diciembre y seguir viviendo diariamente, expresando que «obviamente es difícil porque ayer (por anteayer) pude abrir el comercio un rato porque es lo que me propuse, con las fuerzas para retomar mi vida, lo hago y lo ejecuto; estaba atendiendo y tenía la sensación de que él entraba porque venía muy a menudo, pasaba por casa. En lo cotidiano tiene que ir trascendiendo más allá de lo otro que se está viviendo».
Confesó que «tuve advertencias de que tenga cuidado… no tengo miedo porque no le hice daño a nadie y no le deseo el daño a nadie, tengo mucha paz y serenidad, con mensajes de Gonzalo en los que me decía ‘vieja hiciste las cosas bien, viví, disfrutá’. Convivía conmigo y estábamos logrando una cierta independencia en nuestras actividades; desbordaba de vitalidad, entraba corriendo, uno extraña muchísimo las rutinas, su energía era desbordante, no le alcanzaba el tiempo para hacer todo lo quería hacer».

Agradecimiento a los rafaelinos

Respecto a las dos marchas masivas realizadas el jueves 2 y martes 7 de enero últimos, la entrevistada opinó que «la verdad es inimaginable como fue el accidente de Gonzalo y su falta. Nunca me detuve a pensar en todo lo que se podía generar, pero sí estoy inmensamente agradecida por la sumatoria de personas, de toda la sociedad rafaelina y en general; recibí mensajes de la Argentina y de otros lugares de gente a través del facebook se solidarizó, enviando luz porque esto es un pedido que trasciende a Rafaela y a nosotros como familia. Es un pedido de la humanidad que volvamos a rescatar los valores, que pongamos las cosas en su lugar, no podemos ser los equivocados los que queremos el bien, no podemos ser los imprudentes los que nos comprometemos».
Ante la consulta de si su vida cambió por esta exposición pública en las movilizaciones y las redes sociales, aclaró que «mi vida sigue igual, siendo la misma persona solamente con un poco más de dolor por la pérdida, pero con mucho más entendimiento de lo urgente que es el cambio y la responsabilidad de cada uno de nosotros, no lo podemos depositar en la Policía ni en los jueces. Obviamente que es exigible y corresponde que las personas que aceptaron ocupar un lugar son responsables de ejecutar y proporcionarnos las garantías de la seguridad y de la justicia porque aceptaron estar ocupando ese espacio».
Durante la audiencia del lunes pasado con el juez Osvaldo Carlos en los tribunales, sostuvo que «pude hablar con él cara a cara y le expresé mi pedido de que no sean indiferentes porque la sociedad necesita este mensaje de revalorizar el compromiso con nuestros hermanos, con el cuidado por la vida; eduquemos para el bien, sino realmente nos quedamos como vacíos, no tiene sentido, no sirve para nada. No quiero creer que yo me equivoqué cuando le enseñé a mi hijo a entrometerse porque algunos me dicen ‘tu hijo fue un irresponsable’…».
Se le preguntó cómo fue la vida de Gonzalo durante los 26 años: «en la niñez jugó, disfrutó, siempre tuvimos mascotas, se crió muy apegado a sus dos hermanas que tienen muy poca diferencia de edad y aprendieron muchas cosas juntos. Durante la secundaria no eligió salir demasiado, no era de ir a boliches. En el último tiempo descubrió su pasión por las motos, primero con las pisteras, ahora estaba incursionando en el motocross; se sentía muy libre, feliz, quería vivir al palo y disfrutar. En los últimos 3 meses fue el joven que disfrutó de un asado, de la pista, del gimnasio, pedalear, tomar una birra; anteriormente tuvo sus novias y era muy apegado a ellas, disfrutaban de paseos, pero no era de la noche».
En el tramo final habló sobre su vida familiar: «vivía conmigo, era compinche con Camila que vive afuera, teniendo contactos con audios; con Yanina (tiene capacidades diferentes) compartían en el negocio de su papá (a la vuelta de su casa). La vida con Gonzalo era almorzar juntos todos los días, a la noche iba el gimnasio, cocinaba mientras yo hacías mis tareas de lectura, estudio, facturación; conversábamos mucho…».

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 10 de enero de 2020.

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