Luces y sombras del festival del teatro en Rafaela

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio Mitre Rafaela (FM 91,9), que conduce Emilio Grande (h.).

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Hace unos días finalizó el tercer festival de teatro que se realizó en Rafaela durante cinco días en las salas teatrales y lugares no convencionales como vecinales, plazas públicas, bibliotecas, en estos últimos sitios fueron gratuitos. En este sentido, hay que destacar la búsqueda de romper el circuito tradicional de parte de los organizadores para que la cultura –en este caso el teatro- llegue a los barrios periféricos, aquellos que seguramente no tienen acceso o que directamente es difícil concurrir a este tipo de espectáculos. Se presentaron 18 propuestas teatrales de distintos lugares del país que permitió al público descubrir distintos tipo de puestas en escena en los planos plástico como así en los contenidos de las obras teatrales. Pero como dijo el periodista de Rosario/12 y crítico de Critea –los seminarios funcionaron con poca participación- Julio Cejas durante la entrevista en este programa radial el sábado último, no hubo piezas teatrales locales que hubiese permitido un mayor intercambio y así los teatristas foráneos conozcan qué se está haciendo en esta actividad en Rafaela. Ciertamente, hubo intentos por presentar alguna obra pero finalmente se desistió, práctica realizada en la fiesta del teatro 2004. Para el 2008, el criterio puede ser que un grupo presente su trabajo o armar una obra por consenso entre directores y actores. El último día del festival hubo un reconocimiento a los 25 años del teatro en Rafaela a través de un video y hablaron actores, directores y dramaturgos pertenecientes a distintos elencos. En ese tiempo no fue todo “color de rosas” porque hubo años en que existió un teatro contestario a través varios integrantes de lo que es hoy La Máscara con críticas al poder municipal y algunos medios de comunicación. Respecto al público en el festival de este año, los organizadores estimaron unos 10.000 asistentes entre los que pagaron entradas, invitados especiales y los que asistieron a los lugares públicos. Ciertamente, es difícil determinar semejante cantidad de espectadores, pero esa cifra está un poco exagerada porque en realidad fueron unas 8.000 personas, según fuentes confiables. Algo que se viene repitiendo no solamente en este tipo de festivales sino en otros espectáculos es la ausencia de una mirada trascendente hacia lo religioso más allá de las creencias que tienen cada uno, porque algunas obras tuvieron críticas hacia Dios y en otros casos con cierto tipo de desnudos innecesarios, sin olvidar el respeto que hay que tener por el hecho cultural. Los organizadores anunciaron el festival para el año próximo: hay que mantener las cosas positivas y seguir abriéndose hacia otras miradas y voces para seguir enriqueciendo lo popular que representa el teatro en el contacto directo con la gente.

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