Por Emilio Grande (h.).- Más allá de la celebración de las fiestas Navidad y año nuevo en el que se suelen apaciguarse los corazones y permite el reencuentro con familiares y amigos, también permite desde el punto de vista periodístico hacer un balance sobre este año con sus luces y sombras. A nivel mundial siguen estando varios problemas existentes como guerras especialmente en Siria y Tierra Santa (entre Israel y Palestina), hambrunas en países africanos y el no respeto a las instituciones democráticas en países latinoamericanos. Para destacar el gesto que tuvo el papa Benedicto XVI con el perdón concedido al ex mayordomo del Vaticano Paolo Gabriele, quien había sido condenado a 18 meses de cárcel por la sustracción de documentos secretos. Se trata de una actitudd similar que había tenido Juan Pablo II con su agresor turco Mehmet Alí Agca. En la Argentina vivimos un año con la profundización del modelo hegemónico y con rasgos autoritarios del kirchnerismo, porque la Presidenta está convencida que el 54% de los votos le da crédito para hacer y justificar cualquier acción de gobierno bajo la consigna de “vamos por todo”, citándose el no respeto a la división de poderes avasallando el Poder Judicial como ejemplo paradigmático la ley de medios cuyo único objetivo es el desguace del grupo Clarín y el reciente decreto de expropiación del predio de la Sociedad Rural Argentina, sin olvidar el papelón de Cristina Fernández en dos universidades de los Estados Unidos. Frente a la aparente pasividad de la oposición fragmentada y sin la aparición de nuevos referentes, hubo algunas manifestaciones públicas para tener en cuenta como fueron los dos cacerolazos de setiembre y noviembre, especialmente en el último salió un millón de personas, reclamando seguridad, el respeto a la Constitución, en contra del cepo al dólar, la apertura de las importaciones, entre otros, como así también las protestas y paros de los gremios opositores. En el plano provincial hubo un cambio de gestión de Binner a Bonfatti en su relación con la Nación y también con el Municipio rafaelino, pero se destapó la olla de una connivencia que se conocía entre el narcotráfico, la Policía y ciertos sectores políticos y judiciales. El intendente Castellano buscó diferenciarse de su antecesor Perotti, buscando más diálogo con las instituciones, pero justificó la megaobra del Parque Integrardor APADIR y Chaskona, en manos de los socios inmobiliarios Gunzinger y Platini. Hay algunos avances en el tránsito, pero falta reordenar el caótico tránsito y el servicio de minibuses.
