Lucas Molfino: “En Uganda, la vida y la muerte están presentes todo el tiempo”

Estuvo siete meses en la ciudad de Gulu. Integró uno de los equipos de salud promovidos por la organización “Médicos sin Frontera”. Tuvo un contacto casi cotidiano con enfermedades como la malaria, la diarrea o el Sida. Vivió una experiencia que aspira poder repetir. “Africa es uno de esos lugares que te pueden cambiar la vida”, reconoció.

Por Mauro Gentinetti

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Lucas tiene 30 años y asegura haber estudiado medicina “porque siempre tuve inquietudes del tipo social”. Se recibió en la Universidad de Buenos Aires y el año pasado finalizó su especialidad: clínica médica. Según sus propias palabras, al terminar su formación profesional sentía ganas de hacer un gesto solidario y poder ayudar a los demás. “Siempre fui un tipo de tener inquietudes”, explica seguro. Su objetivo era conseguir un trabajo que le permitiera combinar, en la forma justa, el poder viajar, ayudar y conocer otras culturas. Con el apoyo de su familia (es nieto del recordado “Pachún” Barreiro), el de su novia médica (de acuerdo a los días, dice él), y por medio de una colega de la ciudad, tomó conocimiento del programa “Médicos sin Frontera”, la organización humanitaria internacional que aporta ayuda a poblaciones en situaciones precarias. A través de la página web de la organización (www.msf.es ) hizo llegar su currículum y cuando menos se lo esperaba, su sueño se iba a ser realidad.

Destino: Uganda

El destino elegido para Lucas sería en el norte de Uganda (Africa), en una localidad que se llama Gulu. En medio de la sabana africana, a una hora y media del hospital más cercano, y en un país donde la guerra persiste desde hace más de 10 años, Lucas se exilió para ejercer la atención primaria de la salud. No le tocó hacer medicina de guerra, pero el ámbito de acción comprendía tres campos de “desplazados”, compuestos por más de 30 mil personas. Y si bien la organización posee una muy buena logística, las condiciones de vida eran bastante rústicas. Hoy Lucas Molfino está en Rafaela, su ciudad natal. Visita amigos y pasa las horas con su familia. En pocos días más viajará a Buenos Aires, y desconoce cuándo será su regreso. Ni de dónde volverá. Pero antes, predispuso un rato de su tiempo para transmitir su experiencia. “A pesar de ser una tarea rentada, es un trabajo de voluntariado”, sostiene Lucas. “Los ‘médicos sin fronteras’ ganan 700 euros por mes, tal vez la misma remuneración que podrían tener con algunas guardias en el país. Pero eligen estar afuera, lejos de los suyos, y cerca de la pobreza. “Al comprometerse con la organización -dice Lucas- uno acepta el lugar donde te destinan. Los únicos reparos que se pueden interponer son de materia técnica o profesional. Pero te aseguro que nadie se hace de una diferencia económica trabajando de ‘médico sin fronteras'”.

-Contanos cómo estaba integrado tu equipo de trabajo… -El equipo que me tocó integrar era sumamente heterogéneo. Había dos enfermeros, uno francés y otro español; una obstetra que era italiana, el coordinador de terreno era canadiense, una ingeniera en agua y saneamiento que era japonesa, y una bioquímica española.

-¿Y cómo se entendían? -Nos comunicábamos en inglés. Allá básicamente se habla en inglés. Pero en la parte de Uganda donde estuve, existe una etnia o tribu que se llama “Acholi”. Ellos tienen su propio idioma, pero es sumamente complejo y nos manejábamos a través de traductores. Con ese apoyo realizábamos las consultas, los exámenes físicos…

-¿En qué te costó más adaptarte? -En la comida… Teníamos una dieta básica. Comíamos mandioca, papas, y cuando teníamos algo de suerte, algo de carnes. Sin dudas es una de las cosas en que a uno más le cuesta adaptarse.

-¿Qué experiencia te tocó vivir como médico? -Se trata de una medicina tropical. Tuve contacto con enfermedades que acá no se dan. Para mí fue el aprendizaje de un nuevo capítulo de la medicina. Malarias, diarreas, enfermedades de la piel, y el HIV como característica del 10 por ciento de la población. Son enfermedades relacionadas con la pobreza y la higiene.

-¿Qué podés decir de la vida en Uganda? -La experiencia fue muy enriquecedora. Africa es muy distinto a todo. Es uno de esos lugares que te puede cambiar la personalidad, la vida. Todo, absolutamente todo, te llama la atención. Es muy interesante. La gente vive de manera precaria, y hasta a veces sometida. Pero se sostiene con mucha tenacidad.

-También habrás conocido sus tradiciones… -Tienen costumbres muy lindas, como la música y el canto. Es gente muy alegre y que lleva el ritmo en el cuerpo. Además, son muy religiosos y poseen una cosmovisión muy amplia de la vida. En esa parte de Africa la mayoría es católica, y en menor medida indúes, musulmanes y protestantes. En general, todos tienen muy presente a los antepasados.

-¿Qué concepción tienen de la muerte? -La vida y la muerte en esa parte de Africa están presentes todo el tiempo. La gente no hace un drama de la muerte. Vive de una manera tan golpeada, que la toman con mucha naturalidad. Y está todo muy relacionado con la expectativa de vida que tienen ya que no superan los 40 años.

-¿Tuviste mucho contacto con la muerte? -A mí me tocó vivir muchos momentos muy duros. Y cuando se te muere un chico por situaciones por las que no se debería morir, te hace replantear muchas cuestiones. Te hace plantear el para qué uno está allá… Pero de la misma manera es reconfortante cuando las cosas salen bien. Y una vez que estuviste y te fuiste, se extrañan esas cosas.

-¿Te gustaría repetir la experiencia? -Mi idea es seguir ligado a la organización. En poco tiempo más voy a volver a recibir otra propuesta de trabajo. Y sabemos que el 80 por ciento del campo de acción de esta ONG se circunscribe al continente africano. Si así fuera, esta vez me gustaría conocer y trabajar en el este de Africa. Ojalá.

Sin Fronteras

MFS son las siglas con las que se conoce en todo el mundo a Médicos Sin Fronteras, una organización humanitaria internacional de acción médica que asiste a poblaciones en situación precaria, y a víctimas de catástrofes y de conflictos armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política. Independientes de todo poder político, económico o religioso, están presentes en más de 70 países, con cerca de 500 proyectos en marcha y 19 oficinas en los cinco continentes. La libertad de acción se basa en los fondos privados, que constituyen más del 80% de los ingresos, y que les permite decidir sin aceptar presiones que condicionen la ayuda. Cada año se envían a más de 3.000 profesionales internacionales, que trabajan con 15.000 profesionales locales contratados en los proyectos. Controlan la cadena de distribución de la ayuda, desde su origen hasta su destino final, y cuentan con más de 2,5 millones de socios y colaboradores en todo el mundo. Tienen más de 30 años de experiencia en acción médica y humanitaria, y fueron distinguidos con el Premio Nobel de la Paz en el año 1999.

Mauro Gentinetti

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 22 de febrero de 2007.

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4 thoughts on “Lucas Molfino: “En Uganda, la vida y la muerte están presentes todo el tiempo”

  1. me gustaria comunicarme con lucas molfino, estuve con el cuando volaba de bs as a madrid para seguir a bcn… viajamos al lado y perdi su correo… podrian por favor enviarmelo ???

  2. Me parecio muy interesante la nota,conozco a lucas y se que es un excelente profesional,pero mas halla de eso es una persona muy noble y lo que estan haciendo todo el grupo de profesionales es muy loable.un abrazo grande

  3. hola lucas..de casualidad te encontre…te cuento q yo tambien soy medica con inclinaciones sociales…y tengo un hermano llamado lucas, que es musico…bueno tal vez seamos parientes, te dejo un beso y mucha fuerza para lo que haces!! besos luciana

  4. Hola Lucas, te cuento que soy amigo de Sofia Gauchat quien me paso tu blog para que pueda contactarte. Soy estudiante de medicina (terminando de rendir unos finales) y tengo muchas intenciones de participar de algun moviemiento humanitario como MSF. Me interesaria poder comunicarme con vos para hacerte algunas consultas sobre tus experiencias. Te dejo un abrazo

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