Los pecados capitales…ira

Por Alicia Riberi.- Los argentinos conformamos una sociedad que no logra un equilibrio  que  nos permita  desarrollarnos en el tiempo con cierta previsibilidad y obviamente es por las características de nuestra población.

En casi todas las situaciones se desatan  enfrentamientos,  enojos, peleas y la ira es el centro de la escena, no se toman decisiones por convencimiento sino por conveniencia, no se piensa como comunidad sino individualmente, por intereses propios. En el  seno de las familias, es increíble, pero también se alejan por cuestiones políticas, económicas, religiosas mentiras, fabulaciones o simplemente generacionales.

La ira es un condimento infaltable en la sociedad argentina, ira porque me miraron mal, ira porque no comparto sus ideas, ira porque no me gusta cómo es, ira por…

Cuántas cosas se pierden por ese  funesto sentimiento. Como argentinos no aprendemos más, en lugar de construir un nuevo modelo de país,  basado en verdaderos valores, tratamos de destruir todo lo que podría significar una luz de esperanza.

Políticamente estamos enfermos, sino observemos en países desarrollados cuántos partidos hay a la hora de votar, dos, tres, en  Argentina existen cantidad, no llegamos a conocer a todos los candidatos de las listas, votamos a ciegas, seguimos con modelos viejos que vuelven una y otra vez. Eso causa ira, desgaste cansancio.

Hoy por hoy la gente está asqueada de corrupción, de mentiras, de ver tantos seres  que no trabajan  ni buscan  hacerlo para vivir de subsidios- excluyo a los que sí trabajan y el subsidio es un complemento-, pero las personas que trabajan de sol a sol y saben que con sus impuestos pagan a esa gente que no hace nada, les despierta ira.

Nunca como hoy se pelean en la calle por una infracción de tránsito o por una respuesta mal dada o por un lugar en la fila o por cuantas cosas más. Cientos de mujeres que mueren víctimas de violencia de género, miles que mueren por las drogas consumidas.

Nos preguntamos verdaderamente porqué? La familia cambió mucho, demasiada  importancia al progreso material nos hizo retroceder en lo afectivo…chicos que buscan respuestas afuera porque no las logran en casa o en la tecnología que tiene sus múltiples aplicaciones positivas, pero que tiene también múltiples aplicaciones  negativas y están  al alcance de todos.

La ira la despierta la soledad, el desencuentro, la falta de amor.

Aunque sea una cursilería para muchos, el amor genuino solucionaría muchos de estos terribles flagelos que sufre la sociedad argentina y mundial.

La ira aleja, desarma, rompe, destruye, el amor repara, une, anima, reconforta.

Tenemos alguna duda de lo que le conviene a cada familia, a cada sociedad.

Dios nos conduce al amor, a la unidad y al encuentro y nosotros solitos nos perdemos por la ira, el odio, las divisiones y desencuentros,  que si nos detuviéramos a analizarlos, sentiríamos vergüenza de nuestras propias actitudes.

Intentemos desterrar la ira y construir una sociedad en valores, fundamentalmente en el amor, en ese amor que todos necesitamos  como abrigo ante los numerosos problemas que se nos presentan.

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