Los agravios del poder al periodismo

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio Mitre Rafaela (FM 91,9), que conduce Emilio Grande (h.).

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Mientras el presidente Néstor Kirchner volvió a criticar a los periodistas y medios de comunicación desde el autoritario atril, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) advirtió que persisten riesgos en el ejercicio de la libertad de expresión y lamentó que “desde la cima del poder se agravie y descalifique con frecuencia a periodistas y medios de comunicación”. Este informe de la Comisión de Libertad de Prensa e información se dio a conocer durante la 133º Junta de Directores de ADEPA que deliberó en Pergamino con motivo de los 90 años de La Opinión y de los 80 años de El Tiempo, diarios de esa ciudad bonaerense. Señaló que esa reiteración de por sí nociva tiene efecto multiplicador en los estratos inferiores de la pirámide gubernamental. Recordó el pedido de prudencia al presidente Kirchner cuando en octubre último se produjeron hechos que lastimaron el ejercicio del periodismo en la Argentina y en casi cuatro años de Gobierno no ofreció conferencias de prensa. El señalamiento público del periodista Joaquín Morales Solá por parte de Kirchner así como la errónea atribución a su persona de un texto supuestamente escrito en 1978 cuando trabajaba en diario Clarín, “son para ADEPA acciones que se alejan de los buenos hábitos de tolerancia y disenso civilizado que caracterizan a las democracias modernas”. En otra parte, el documento señala que en una República no hay poderes, instituciones o sectores que puedan pretender quedar al margen del escrutinio público. El periodismo está entre ellos y diariamente se somete al juicio del público y de los anunciantes, como así también al imperio de la ley. Las opiniones que se expresan en los medios de comunicación son parte del diálogo democrático y deben ser respetadas, aunque no sean compartidas y puedan ser replicadas. De lo que se trata es de no permitir que el disenso se transforme en causal de revancha y estigmatización, máxime si estas provienen de posiciones oficiales con su inevitable raíz intimidatoria. En la ciudad de Rafaela, se produjo un hecho lamentable. Mientras salía al aire el programa “Entre Nosotros” que se emite por Cablevisión los miércoles, ingresó al estudio Jorge Beninca (presidente la Asociación Médica del Departamento Castellanos) e insultó a los gritos al conductor Elías Sánchez por las opiniones vertidas por la asamblea realizada en la entidad y el fallo de Susana Rebaudengo (Juzgado Civil, Comercial y Laboral de la Tercera Nominación). Para la entidad que preside el santafesino Gustavo Vittori del diario El Litoral, la salud institucional requiere el debate y también una mirada crítica sobre el funcionamiento de los poderes. No hay democracia republicana cabal sin libertad de expresión y de prensa plenas, establecidas en la Constitución Nacional y en los pactos internacionales. En este contexto, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) afirmó recientemente que “en la Argentina funcionarios del Gobierno han seguido dividiendo arbitrariamente a los periodistas y los medios como amigos y enemigos, recurriendo al uso de la publicidad oficial para apoyar a unos y castigar a otros”. Esta contradicción fue advertida en su momento por el pensador alemán Karl Schmitd y lamentablemente la aplica Kirchner.

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