Las elecciones, gobernar y algo más

Por el Pr. Carlos A. Varas W.

Compartir:

Cuando se analiza la situación actual, el desinterés por las elecciones del domingo, la importante cantidad de personas que han elegido no hacerlo (abstenerse), el discurso “barroso”, lleno de acusaciones, “cruces” y la falta de propuestas, no puedo menos que preocuparme. Antes, una elección era vivida con expectación, se palpaba que se podía lograr cambios y mayor bienestar. Ahora se espera los aumentos “pospuestos”, a fin de “no embarrar la cancha” el domingo. Cuando se analiza la actual dirigencia política, la misma que se les pidió “váyanse todos”, que “rifó” nuestro país, empresas y recursos al mejor postor, la sensación es de una falta de confianza tan grande, que no deja de preocupar. Seguro que no todos son así, pero… Es cierto que las experiencias anteriores no ayudan, que se sigue cayendo en la actitud de sacar “los trapos sucios” ajenos y no los propios, con la finalidad de captar votos. Salen a relucir denuncias y situaciones, algunas falsas, pero otras ciertas, que se callaron en su momento, produciendo aún más desconfianza en este tiempo pre-electoral. Y lo más llamativo, después de las elecciones, si hubo cosas ciertas y malas, nada pasará… Otros, partidos más chicos que saben que no obtendrán casi nada de esta fabulosa torta de poder y dinero (las elecciones y los cargos), proponen el “voto en blanco”. Una de las candidatas, la esposa del Sr. Presidente, ni votará… Como ministro de Dios, pastor de una iglesia cristiana, me preocupa la situación, y al leer en el Manual de Dios (la Biblia), sobre la naturaleza humana, hallé en el profeta Nehemías, el reconstructor y gobernador varios principios que pueden traer luz y esperanza a este país tan bendecido en muchos aspectos, pero en crisis en su dirigencia política. Cuando Nehemías llegó a la ciudad de Jerusalén, la situación era caótica, muy similar, en varios aspectos a nuestro país. Veamos que revela Nehemías, en su labor para sacar adelante su gente y ciudad. Primeramente, luego de ver y conocer la situación en que estaba la Nación (Neh 5.1-7), no solo habló y denunció (muy de moda hoy), contendió con los responsables (v7) y promovió las reformas necesarias para un cambio genuino que favoreciera al pueblo, no las minorías de siempre, aunque esto implicara ponerse en contra de los sectores de poder (los verdaderos gobernantes en un país mal dirigido), que son temporales, y en la crisis huirán o se llevarán el capital que esté en sus manos. Dio participación al pueblo convocando una asamblea general, e.d., buscó el consenso del pueblo para resolver la problemática de la Nación, además de oír y obrar de acuerdo con la necesidad y clamor del pueblo (Neh 5.6-7) No se aprovechó de su posición política, ni él, ni sus colaboradores hicieron uso de los recursos asignados por su función durante el tiempo que gobernó (doce años), ¡qué ejemplo! Hoy hay funcionarios que llevan “enrocando” 20 años o más, de concejal a diputado, a senador u otra función, solo cobrando una importante suma, sin prestar ningún servicio al país, con la complicidad del partido que lo propuso y el gobierno que lo “sostiene” (Neh 5.15). Hoy sería más honesto reducir el número de senadores, concejales y diputados (además de todos los colaboradores), para invertir en educación, salud e investigación (Neh 5.14). Muchos de ellos, solo están para cobrar y levantar la mano, de acuerdo con las instrucciones recibidas, perdiendo representatividad como legisladores. Anuló o dejó sin efecto aquellas medidas o leyes que eran injustas para el pueblo (Neh 5.11), siendo ejemplo él mismo, para sus colaboradores (Nhe 5.15y16) No implementó nuevos impuestos o cargas para el pueblo para satisfacer sus necesidades personales o la de su equipo de trabajo, ni a pesar de la necesidad, siendo en verdad distinto a los anteriores dirigentes (Neh 5.18). Se dedicó a trabajar, para alcanzar los objetivos que Dios había puesto en su corazón (Neh 5.16), como dirigente fue de ejemplo a sus colaboradores, quienes eran parte de la obra, a la vista del pueblo, ellos también trabajaban. No se enriqueció, aprovechándose de su gestión (vv16). Cuando surgió la oposición, algo natural cuando se construye y se quitan privilegios a unos pocos, buscó en el Señor fortaleza para persistir (Neh 6.9) Finalmente pudo acabar su obra debido a una simple razón, buscó tener a Dios a su lado, dependió realmente de Él (Neh 6.16). Estas medidas y otras que nos revelan la Palabra de Dios hicieron de Nehemías, un copero al comienzo, un gran reformador que trajo gran bendición a su pueblo, porque además de hablar y dirigir, vio e hizo. No tomó algunas medidas para mostrarse o contentar a un grupo, sino que sin miedos o condicionamientos inició una verdadera reforma. Esto fue posible que Dios estaba en su corazón, dirigiéndole y dándole fuerzas para esta obra. Dios nos dé dirigentes y políticos que pongan algo más que la mano sobre la Biblia al jurar (lo cual Palabra de Dios condena), sino Su mano estén sobre ellos, para que su corazón y acciones estén bajo la dirección de Dios.

Pr. Carlos A. Varas W. Iglesia Bautista de Blanca Fue pastor de Rafaela

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *