Las condiciones del diálogo interreligioso con los musulmanes

Habla la teóloga católica Ilaria Morali.

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ANKARA, martes, 28 noviembre 2006 (ZENIT.org).- La teóloga Ilaria Morali participa anualmente en encuentros de diálogo interreligioso en Turquía, donde explica a sus colegas y estudiantes musulmanes las bases del cristianismo.

En esta entrevista concedida a Zenit, comenta los puntos de intercambio con los intelectuales musulmanes sobre la fe y el diálogo interreligioso.

Ilaria Morali, desde hace diez años profesora de Teología Dogmática en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, participa activamente en la promoción del diálogo interreligioso en Turquía, en colaboración del experto en islam, el padre Maurice Bormanns, manteniendo fecundas relaciones científicas con docentes de Teología Islámica de Konya, Samsun y Estambul.

–Usted acaba de regresar de Turquía. En el mundo intelectual en el que se ha movido, ¿qué ambiente ha podido percibir respecto a la visita del Papa?

–Morali: Las noticias de estos días ciertamente muestran que hay dificultades objetivas, sobre todo entre la gente corriente y entre los movimientos más alineados.

Sin duda, a este clima ha contribuido la oleada mediática propagada tras el discurso de Ratisbona [el 12 de septiembre pasado]. Esta a su vez ha suscitado una oleada emotiva, antes de que se hiciera evidente el sentido de las palabras del Santo Padre o de que hubiera tiempo de releer el contenido.

Y esta oleada emotiva ha rozado también a los ambientes intelectuales, que quizá no están totalmente habituados al nuevo estilo de papado inaugurado por Benedicto XVI.

En mis diálogos sin embargo he podido constatar que, más allá de una aparente desconfianza, hay un gran interés por este Papa. Ha provocado un positivo salto de calidad en el diálogo islámico-cristiano, mostrando que la confrontación, si quiere ser verdadera, no debe tener miedo de tocar también puntos controvertidos o incómodos para ambas partes.

–¿Benedicto XVI ha instituido una nueva manera de dialogar con el Islam?

–Morali: Por lo que yo he podido comprender en Estambul, hablando con algunos colegas musulmanes, me he dado cuenta de que no se imaginaban que pudiera haber un modo diverso de dialogar diferente al de Juan Pablo II.

Pensaban que era el único registro posible para una comunicación, mientras que era necesario dar un paso para una maduración ulterior en el intercambio.

Y este paso, como toda novedad, ha comportado un reasentamiento de los equilibrios y la creación de nuevas premisas para trasladar el diálogo desde los gestos a la confrontación intelectual, viva y difícil, afrontando los problemas e implicando más directamente al mundo de los intelectuales moderados, dándoles una extraordinaria oportunidad de emerger y participar con más valentía en el intercambio.

Un colega musulmán, durante nuestro encuentro, afirmaba que «diálogo» se ha convertido en una expresión que ha sufrido una inflación, pues se usa sin venir a cuento.

En efecto, se ha perdido totalmente el sentido de lo que la Iglesia católica con Pablo VI quiso decir y hacer hablando de ello por primera vez en la «Ecclesiam Suam».

Y me parece verdadera la afirmación de mi colega. Muchos católicos han perdido el sentido exacto que el Magisterio atribuye al diálogo y han reducido su valor pensando y haciendo pensar también a los musulmanes que éste debería expresarse sustancialmente con gestos de amistad y solidaridad, evitando una confrontación serena pero difícil incluso sobre puntos dolorosos.

–Pero el diálogo no puede reducirse a temas teológicos y puntos «dolorosos», como usted dice.

–Morali: El diálogo no se improvisa y además es equivocado concebirlo en abstracto, como muchas veces se piensa, como «diálogo entre la religiones».

En realidad es un diálogo entre personas concretas, pequeños grupos. Como toda dinámica interpersonal, implica una progresión, un crecimiento. Así también el encuentro entre miembros de religiones diversas supone un camino y etapas valerosas.

Por ello, estoy convencida y lo he dicho a algunos amigos musulmanes de Estambul que, gracias a esta visita papal no sólo conocerán un rostro nuevo de papado, sino que el enfoque inédito de Benedicto XVI les llevará a implicarse bastante más en el intercambio y en la reflexión que antes.

–¿Qué percepción ha tenido de la situación de los cristianos en Turquía?

–Morali: Ciertamente he percibido un gran sufrimiento, en parte como legado de discriminaciones y persecuciones padecidas en un pasado no demasiado lejano, y en parte debido a la situación de dispersión y fragmentación de las mismas comunidades cristianas.

El asesinato del padre Andrea Santoro ?sacerdote italiano asesinado en Turquía el 5 de febrero de 2006?? es seguramente el signo de que existen peligros objetivos a los que se exponen sobre todo las personas más comprometidas.

El islam turco, como alguno me explicaba, no es sólo el de las grandes ciudades como Estambul, que se parece cada vez más a una metrópolis occidental, sino también el de los campos aislados, pequeñas aldeas, formaciones extremistas.

Nosotros hacemos simplificaciones demasiadas veces pensando que el islam es un hecho unitario, pero como explican mis amigos turcos, en este país el islam se compone de mucha realidades.

Por otra parte, precisamente diálogos como los de Estambul que se celebran bajo el patrocinio de la Universidad Marmara de Estambul, muestran un cambio de clima.

Voy a poner ejemplos para confirmar lo que estoy diciendo: el año pasado fui a visitar el Centro de Estudios Islámicos de Estambul, en especial la biblioteca. Pues bien, mis amigos turcos me enseñaron con justo orgullo el sector que han dedicado a los libros cristianos. Lo han instalado a propósito para dar la posibilidad a los estudiantes musulmanes de ir directamente a las fuentes cristianas para conocer nuestra tradición de fe y nuestra historia.

He examinado los estantes y he podido percibir cuánto cuidado han puesto en la búsqueda de estos libros. Ellos me confiaban sin embargo la dificultad de encontrar en las editoriales católicas libros efectivamente fiables que den una visión objetiva de la doctrina y de la historia cristiana. Les di la razón, constatando la escasa calidad de algunas publicaciones editadas por las editoriales católicas, a veces más proclives a publicar libros de teología relativista que de sana teología católica.

Sé que un colega musulmán ha traducido al turco la encíclica «Fides et Ratio» y se ha encargado de la publicación. Esta iniciativa no beneficiará sólo a los estudiantes de teología comparada sino también a los mismos cristianos que no tienen ciertamente los medios y las fuerzas para emprender semejantes iniciativas.

–¿Cómo vive el acercamiento a los musulmanes turcos?

–Morali: Como teóloga dogmática tengo que decir a los cristianos que quieran aventurarse en el diálogo interreligioso que la condición necesaria para un intercambio es evitar cualquier improvisación.

Yo no soy profesora especializada en islam y mis interlocutores lo saben, de manera que en mis exposiciones presento simplemente la doctrina católica, dejando luego al padre Maurice Bormanns las implicaciones para el islam.

Mis comunicaciones son apreciadas porque hablo con extrema franqueza de mi fe sin esperar que mis interlocutores estén de acuerdo conmigo.

Los encuentros de Estambul exigen de cada uno de los participantes una larga preparación. Por mi parte, trabajo dialogando mucho con el padre Bormanns para poder elaborar mis intervenciones desde una perspectiva que puede resultar de mayor interés para mis interlocutores. Muchas veces mis conferencias son la base para un diálogo que el padre Bormanns, con su gran competencia, realiza estableciendo comparaciones y paralelismos o, por ejemplo, citando autores.

De este modo, el dogmático católico y el experto en islam católico se convierten en actores de un diálogo muy profundo.

Así he podido constatar, entre otras cosas, la superficialidad de algunos enfoques que hoy se ven dentro del mundo católico, cuando se habla de diálogo entre las religiones, como si una religión fuera igual a otra, o cuando se organizan «iniciativas de diálogo» sin tener una preparación adecuada, ni en materia de fe católica ni en la tradición de nuestro interlocutor.

–¿Por qué es tan crítica con algunas formas de diálogo interreligioso?

–Morali: Recuerdo que el año pasado, en el momento del intercambio con la asamblea, una persona del público me preguntó si al menos podía aceptar que Mahoma fue el último de los profetas y el más grande. Dirigiéndome a un público compuesto de musulmanes, antes de responder, le pregunté a mi vez: «Si yo hiciera una pregunta análoga sobre Jesucristo, por ejemplo pidiendo a un profesor musulmán que admita al menos que Jesucristo es tan grande como Mahoma, ¿considerarían que es un buen musulmán si, por complacerme, me diera la razón? Ustedes preferirían –creo yo– que fuera coherente con su fe incluso a costa de disgustarme con su respuesta. Pienso que ustedes quieren de mí una respuesta como mujer católica y no apreciarían una respuesta de componenda para complacerles. No me considerarían una buena cristiana católica. Por ello les respondo como cualquier católico debería responder: con sinceridad y serenidad».

Recuerdo que este razonamiento tocó cuerdas profundas en mis colegas musulmanes que me manifestaron un gran aprecio por la sinceridad y transparencia demostrada, y también por mi valor al darles una respuesta que ciertamente no era totalmente aceptable para un musulmán.

Un profesor me dijo: «doctora Morali, nosotros queremos dialogar con católicos de verdad, no con católicos a medias, aunque esto sea ciertamente bastante más difícil. Siga así, por favor».

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