Las autopistas evitarían los trágicos accidentes

En viaje reciente a Europa comprobamos una vez más la seguridad que ofrecen las autopistas. En más de 5.000 kilómetros recorriendo siete países con permanente intenso tránsito no aparecieron a la vista ni accidentes ni vehículos colisionados.

Por Emilio J. Grande (Rafaela)

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Por Emilio J. Grande.- Por enésima vez nos ocupamos del tema autopistas, antiguas en el mundo y casi sin construirse en nuestro país, causa principal del promedio espantoso de unas 8.000 personas muertas por año en la última década, más muchos miles de discapacitados de por vida y millones de pesos en pérdidas materiales. Los responsables, además de los gobiernos nacionales de turno son los diputados y senadores, cómplices en la inacción, porque no tratan un proyecto de ley que ingresó al Congreso en 1998 (hace 13 años), algo inexplicable porque la obra prescinde del financiamiento del Estado y es realizable con un impuesto al combustible, con el dato curioso que este gravamen se aplica desde 1932 y actualmente acumula 4.000 millones de dólares por año, monto que se malversa, pues se canaliza a otros destinos, delito que nadie denuncia ni investiga. En dos oportunidades vino a Rafaela para explicar el proyecto de las autopistas su autor, doctor Guillermo Laura, que con ese afán ya recorrió el país y convence a quien lo escucha, menos a los responsables de tomar la decisión, algo solamente entendible porque por la forma en que se proyecta la obra presenta tal transparencia que impide la corrupción, mal endémico de las licitaciones públicas. Los accidentes fatales en nuestra red vial son noticia diaria y cuando se producen tragedias como las recientes de San Luis y Chacabuco, se despierta la sensibilidad de analistas que insisten en la necesidad de intensificar los controles, activar programas de educación vial, multiplicar la cartelería, mejorar la señalización y aumentar los montos de las multas. Todo lo cual aun cuando se lograra, tampoco llegaría a ser la solución de fondo porque con más del 90% de la red vial construida hace medio siglo, con rutas de mano y contramano, hoy con el parque automotor y velocidad triplicados la Argentina seguirá ostentando el primer puesto en la estadística mundial de accidentes viales con el citado espeluznante promedio superior a las 8.000 muertes por año, la mayoría de las cuales son jóvenes. En viaje reciente a Europa comprobamos una vez más la seguridad que ofrecen las autopistas. En más de 5.000 kilómetros recorriendo siete países (Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza, Austria, Italia y España) con permanente intenso tránsito no aparecieron a la vista ni accidentes ni vehículos colisionados. Y un aspecto para destacar: las calzadas lucen impecables, sin fisuras ni parches. Distinto a lo común en nuestro país, por caso, la ruta 70 reconstruida entre Rafaela y Recreo, y nueva entre Rafaela y el límite con la provincia de Córdoba hace apenas algo más de una década, presenta tramos en estado deplorable, consecuencias de dos graves negligencias: 1) ausencia de inspección de obra al construirse y 2) tras inaugurarse falta de control de los camiones con carga excedida.

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