La vieja política no termina de morir

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio Horizonte (FM 99,5), que conduce Emilio Grande (h.).

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Los hechos ocurridos esta semana en el Congreso dejan mucho que desear, especialmente por la salud de la democracia, porque no permitieron jurar a Patti, Bielsa renunció a su banca para ser embajador en Francia y luego se arrepintió, y el cambio de partido de Borocotó. Para ello hay que analizar cada caso en particular. Por amplia mayoría la Cámara de Diputados impidió la jura del ex comisario bonaerense Luis Patti por una presunta responsabilidad en tres casos de torturas. Entre las causas judiciales que debe afrontar Patti, en una de ellas tiene un procesamiento confirmado en segunda instancia. La pregunta es, ¿puede presentarse un candidato en estas condiciones?, ¿cómo lo autorizó la justicia electoral? Independientemente del caso Patti, no se defrauda la voluntad popular de unos 500.000 votantes que sufragaron a su favor en el cuarto oscuro. Respecto al caso de Eduardo Lorenzo Borocotó, hay que decirlo: el médico defraudó al electorado. ¿Por qué? Fue candidato por Pro, el partido opositor de Macri y una vez que fue electo cruzó el charco y se pasó a las filas del kirchnerismo. Es tan criticable lo de Borocotó como la propuesta de Kirchner. ¿Esta es la nueva política transversal que se jacta de proponer el Presidente? La frutilla del postre la puso el cambiante Rafael Bielsa. El ex canciller había dicho en la campaña electoral: “Doy mi palabra de honor: si la ciudadanía me honra con la elección, yo voy a ser diputado. No cabe siquiera imaginar otra posibilidad. Esto sería defraudar a la gente. No soy un defraudador”, dijo. En realidad fue un defraudador. ¿Por qué? Porque justificó aceptar ser embajador de Francia al decir que “si el Presidente me dice que me necesita en la embajada, me parece más importante”, se justificó. Pero el rechazo social y de la opinión pública fue tan fuerte que en 24 horas volvió a cambiar y ahora quiere ser diputado. “Sigo pensando que mi deber era ir a Francia, pero evidentemente la ciudadanía privilegia la credibilidad en la palabra pública por sobre las necesidades de la gestión”, aclaró Bielsa. ¿Qué hubiera pasado si la gente no reaccionaba en contra de respetar la voluntad popular? Se hubiera ido a Francia, con lo cual especuló con el humor social. ¿O no sabía que la sociedad reclama credibilidad entre lo que dicen los políticos y lo que realmente llevan a la práctica? Después de este escándalo, ¿podrá jurar como diputado? Los obispos argentinos lo profetizaron en el documento “Afrontar con grandeza nuestra situación actual” (11 de noviembre de 2000) al sostener que “necesitamos recobrar el valor de la palabra dada y el cumplimiento de los compromisos asumidos. Necesitamos recuperar nuestro espíritu de grandeza, fundado en los valores cristianos y en las reservas morales de nuestro pueblo”.

Emilio Grande (h.)

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