La vida vive en Argentina, no matemos la esperanza…

Por Pablo Cesar Possetto.- Durante este mes de diciembre 175 personas, que se negaron a escuchar el clamor de millones de argentinos a los que dicen representar, dieron sanción a un proyecto de ley que legaliza el aborto en Argentina a simple demanda. Ante esta realidad, quiero actualizar un texto, que elaboré luego del tratamiento de la norma en la Cámara de Diputados, y compartirlo con ustedes para que juntos sigamos soñando y trabajando por esta causa tan noble.

Después de las votaciones me enojé mucho, me entristecí, pensé sobre lo sucedido y lo vivido.

Al hacerlo, verifiqué que esta maldita ley nos ha dejado cosas realmente buenas que no debemos perder para evitar la verdadera derrota.

Los cristianos y personas de otras religiones hemos orado juntos como nunca antes; nuestro Dios es realmente poderoso por lo que sacará cosas realmente buenas de tanta barbarie en la medida que no arruinemos su proyecto. Por ello debemos seguir orando para que así sea.

Muchas asociaciones, fundaciones, y organizaciones de toda índole fueron creadas, en su gran mayoría, luego del embate registrado por la cultura de la muerte durante los últimos años, que se verificó con más fuerza desde que comenzaron los intentos de legalizar la muerte de inocentes en Argentina. Con estos instrumentos, más otros que seguramente surgirán, debemos seguir acompañando a las mujeres embarazadas en estado de vulnerabilidad y asistirlas luego del alumbramiento asistiéndola junto a su bebé.

Leyes y ordenanzas fueron sancionadas, con el apoyo popular, con declaraciones a favor de la vida y la familia, y propuestas superadoras en materia de acompañamiento a las mujeres embarazadas vulnerables.

Cientos de libros y artículos sobre temáticas vinculadas al aborto, el derecho a la vida, etc.

Conferencias, charlas, simposios, conversatorios, cursos, y muchas otras formas de capacitación para la difusión de contenidos relacionados con la cultura de la vida.

Redes que vinculan a cientos de argentinos que quieren un país donde la vida se defienda.

Canciones y poemas a favor de la mujer, la persona por nacer, la vida, y la familia.

Marchas, caravanas, vigilias, momentos de oración, encuentros ecuménicos, celebraciones.

Niños con banderas argentinas de la mano de sus padres entonando canciones a favor de la vida y la familia.

Gente comprometida en política con resultados positivos en elecciones locales, provinciales y nacionales.

Movilizaciones que han sido tomadas como ejemplo en muchas partes del mundo y que han hecho que la cultura de la vida florezca en medio de tanta muerte.

Ecografías en vivo, pintadas, afiches, recitales, folletos con información, charlas en las escuelas, intervenciones en calles y plazas, conversaciones sobre estos temas en las mesas de nuestras casas, lugares de trabajo, y muchas otros gestos y actividades que hacen tan solo unos pocos años casi no se observaban en nuestra querida patria.

Con aciertos y errores, diálogos, discusiones, conflictos y mucho amor propio, caminamos y pintamos de celeste nuestra querida Argentina, visibilizando lo que nadie puede desconocer: que desde el momento de la concepción hay un ser humano único e irrepetible que merece ser cuidado y acompañado, al igual que su mamá, que debe sentirse siempre contenida y ayudada para prevenir situaciones de vulnerabilidad.

Entonces, después de observar todo esto, me di cuenta de lo mucho que ganamos durante estos últimos años y sentí que más allá del enojo, de la tristeza y el dolor que nos genera la aprobación de esta propuesta legislativa inmoral y reñida con la Constitución, debemos seguir haciendo lo que esté a nuestro alcance en favor de las dos vidas y de la defensa de la familia. Después de este momento histórico, más allá de lo sucedido, continuaremos luchando juntos para que nuestros hijos y nietos vivan en un país pro-vida y pro-familia donde se respete a todos, y quede siempre en claro que toda vida vale.

La vida vive en Argentina. No matemos la esperanza. Lo que termina con las vidas no es la ley sino el corazón y la mente del hombre. Vamos por más y mejor cultura de la vida. Dios los bendiga.

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