La soberbia del poder gobernante jugó una mala pasada en las PASO

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela.

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Por Emilio Grande (h.).- Los resultados de las urnas del domingo último en las PASO a nivel nacional, provincial y local mostraron cabalmente el hartazgo de la gente de a pie que sufrió en carne propia y lo sigue padeciendo las distintas políticas equivocadas del gobierno nacional.

En dos años el oficialismo perdió 16 puntos de “capital político”, pasando del 48% en 2019 al 32%, que en materia de números significaron 6.000.000 votantes.

La oposición, a través de Juntos por el Cambio, sacó 9 puntos de ventaja en todo el país, imponiéndose en Santa Fe, Chubut, Chaco, Santa Cruz, Entre Ríos, provincia de Buenos Aires (bastión del kirchnerismo), entre otras de las 17 provincias.

De confirmarse estos resultados en las elecciones generales del 14 de noviembre, el “Frente de todos” puede perder el quorum propio en el Senado nacional, donde Cristina Fernández sigue con las sesiones virtuales. En Diputados habría un empate de legisladores entre las dos principales fuerzas políticas.

En la provincia de Santa Fe también se impuso Cambiemos, emergiendo la figura de la colega Carolina Losada con chances de llegar a la Cámara Alta, y el socialismo con una pobre performance. En Rafaela volvió a ganar la oposición como en 2017, casi duplicando en votos al oficialismo que lleva 30 años en el poder municipal.

¿Cuáles fueron las causas de la derrota en todo el país?

A lo largo de más de año y medio de pandemia-plandemia y la cuarentena eterna el Gobierno nos metió un miedo psicológico, que todavía perdura reproducido erróneamente por los medios de comunicación, estando en juego las libertades constitucionales.

Así, los argentinos estuvimos encerrados con el verso que primero estaba la salud (en cambio promovió la legalización del aborto) por encima de la economía con miles de emprendimientos que fueron obligados a cerrar sus puertas, el fallido intento de intervención a Vicentin, el cepo a las exportaciones de carne, entre otros, produciendo el aumento de la pobreza al 44%.

En 2020 las escuelas estuvieron cerradas y la virtualidad mostró los límites y la poca inversión tecnológica, muchos no pudieron viajar por el interior del país, tampoco visitar a los familiares en los hospitales ni despedir a sus seres queridos en el cementerio, mientras Fabiola Yáñez festejó su cumpleaños el 14 de julio de 2020 en la quinta presidencial de Olivos sumado al escándalo del vacunatorio VIP.

“Algo habremos hecho mal”, admitió Alberto Fernández casi en la medianoche del domingo, frente las caras largas de los principales dirigentes oficialistas, que no pudieron ocultar el fastidio de la derrota ante las cámara de televisión.

La sangría electoral no terminó el día de las elecciones primarias porque sus consecuencias y ramificaciones continúan a lo largo de la semana con cruces de varios dirigentes kirchneristas hacia el supuesto y único responsable que consideran al Presidente.

Cristina salió con los tapones de punta con otra carta difundida públicamente en su página web, en el marco de la crisis que atraviesa el Gobierno y apuntó contra varios funcionarios del poder Ejecutivo, expresando que “solo le pido a Alberto [Fernández] que honre su decisión”. En las últimas horas hubo cambios en el Gabinete nacional.

En este contexto, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Oscar Ojea, alertó sobre la situación “dolorosa que atraviesan los argentinos” con un duro mensaje en medio de la crisis política que sacude al Gobierno, tras la renuncia de varios funcionarios afines a la vicepresidente, luego del resultado de las PASO del último domingo. “En la Argentina se discute poder, no hacia dónde vamos y no discutimos un proyecto de nación”, opinó el obispo de San Isidro.

A decir verdad, una derrota electoral nunca debe ser otro motivo de crisis política e institucional, sin olvidar la complejidad que vive la Argentina con sus graves problemas económicos, sociales y culturales, entre otros.

El problema de fondo es que esta alianza peronista perpetrada en 2019 con el único objetivo de voracidad por el poder y no del bien común, era previsible que algún momento desencadenaría de esta manera por las personalidades de Cristina con un perfil de psicópata sumado al cinismo de Alberto.

En el medio de esta debacle está el sufrimiento de los ciudadanos argentinos que están perplejos y azorados sin terminar de entender esta trágica página de la historia, pero con la esperanza de seguir apostando por la paz, la amistad social y construir una nación sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres que son casi la mitad de los compatriotas…

La soberbia es una mala consejera para los que ejercen el poder, basta observar los resultados electorales del domingo último en los tres niveles.

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