La salud de la presidenta genera crisis institucional

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio Sol Rafaela FM 90,9 que conduce Emilio Grande (h.). Lamentablemente, Cristina Fernández de Kirchner está atravesando una delicada situación sanitaria producto de la fragilidad y los límites humanos a los que nadie puede escapar sumado a las tensiones, desbordes y pulsiones que generan la adrenalina del ejercicio de la función pública y, al mismo tiempo, como algunos sostienen el poder enferma y enceguece las sanas aspiraciones.

No me voy a detener en los pormenores de los problemas que se le presentaron en los últimos días: chequeo general por una arritmia, luego detección de un hematoma en la cabeza producto de un golpe de hace casi dos meses lo que derivó en la urgente operación de hematoma craneal, que se agregan a otros crisis de tiroides, lipotimia y bajas de presión.

Mientras Cristina Kirchner se recupera de la operación a la que fue intervenida, el Gobierno salió a cerrar filas sobre el vicepresidente, Amado Boudou a cargo del Ejecutivo. “Es el vicepresidente a cargo”, destacó el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina.

Estas palabras de Abal Medina llegaron después de que Boudou asumiera formalmente como presidente de manera provisoria y tras fuertes cuestionamientos de la oposición por su situación judicial y de la resistencia que genera su figura dentro del Gobierno.

Boudou fue elegido en soledad por la propia Cristina y es uno de los políticos más impopulares de la Argentina debido a sus denuncias judiciales y su frivolidad, por caso el sábado cuando Cristina estaba haciendo sus primeros estudios el vicepresidente daba vueltas en una moto Harley por las calles de Brasilia.

Pero que el seguramente tome las medidas será el influyente secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, hombre de máxima confianza de Cristina Kirchner, con lo cual hay dos presidentes interinos.

Esto está demostrando el hiperpresidencialismo a la que está sometida la sociedad Argentina producto de la gran concentración de poder de los Kirchner, en la que sus ministros no toman decisiones sin consultar a ella, al igual que sus legisladores oficialistas. Y con el mismo criterio quiso imponer decisiones en las causas sensibles al Gobierno en la Justicia y ocurre otro tanto con el manejo de la opinión pública, no dando conferencias de prensa o ahora dando algunas entrevistas a cuenta gota como las que se emitieron en los últimos días.

Pero en la historia de la humanidad el que se quiso llevar al mundo por delante buscando hegemonizar el poder a cualquier precio siempre ha tenido límites políticos, sociales, económicos, religiosos y hasta de salud como en el caso que nos ocupa. De los errores siempre se aprenden, de hecho en las elecciones primarias la gente votó en contra al Gobierno y el 27 de octubre todo indica que ocurrirá lo mismo.

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