La realidad golpea la puerta de la política

Es como decía un filósofo del Siglo XVIII: “La realidad es una señora a la que hay que cortejar… primero hay que conocerla muy bien y para seducirla hay que tratarla con delicadeza…”. ¡La “señora” hoy golpea la puerta de la política, desatenderla es un desaire imperdonable!

Por María Herminia Grande (Rosario)

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Días atrás el profesor Pedro L. Barcia decía –citando al filósofo Jaime Balmes– “la realidad es la verdad de las cosas”. Y lo cierto es que hoy como nunca en la Argentina “la verdad de las cosas” golpea la puerta de la política.

Luego de escuchar el discurso de la presidenta Kirchner que debió haber sido de inauguración de un nuevo período de trabajo legislativo –lo cual olvidó hacer–, se advierte que del otro lado de la puerta la política no contesta. La presidenta eligió impregnar su discurso con parte de aquel realismo mágico de García Márquez o Asturias. No por el giro lingüístico de su expresión, sino por lo alejado del realismo político que su investidura y nuestro país necesitan. Si la política sigue negando la realidad, ésta va a crecer aún más. Se va a expandir y por propio “realismo” seguirá derivándose en situaciones de gran confusión y violencia como la que a diario se observan, en especial, en los grandes centros urbanos. A propósito, llama la atención como elemento a analizar profundamente, que en los últimos días los ladrones se dediquen a emboscar a los policías, cuando siempre deseaban tenerlos lejos…

Es incomprensible el desaprovechamiento de las oportunidades. Si bien fue por obra y gracia de un protocolo que no se pudo evitar, la presidenta y el vicepresidente de la Nación caminaron unos metros juntos. Ninguno de los dos rompió el silencio. ¡Qué bueno hubiese resultado para la vida política argentina si la presidenta le hubiere anticipado a Cobos en esos metros compartidos aquello de “sin agresiones, debemos debatir y que a nuestras ideas las juzgue el voto de la gente”.

Si un mérito tuvo el discurso fue concitar el interés general de una ciudadanía cuya esperanza estaba centrada en conocer ante un momento de enorme crisis, cuáles serían las políticas que el Ejecutivo impulsaría para que el Legislativo debata y sancione. Sin embargo, la presidenta no mencionó un solo proyecto tendiente a reflejar la preocupación del gobierno por la crisis y su manera de enfrentarla. Resulta de un gran autismo político a un año de iniciado el conflicto con el campo que paralizó la vía de crecimiento productivo en Argentina, que no haya sido motivo de propuestas sino de reproches y/o comentarios a lo Robin Hood. Dado que en el capitalismo moderno la justicia distributiva no pasa por “sacarles a unos y darles a otros”; pasa por lograr el crecimiento de los que menos tienen. Y en todo caso el impuesto a las ganancias es la mejor vara de justicia social si existen buenos controles fiscales.

Otro tema que llama la atención es la ausencia de mención de propuestas para la eliminación de la pobreza. No deben existir excusas de pobreza estructural si existieran planes políticos para combatirla. La expansión que Argentina tuvo durante setenta y cuatro meses es la más larga que registre un ciclo económico medido en nuestro país. El Producto Bruto Interno (PBI) creció en ese período a tasas logarítmicas cerca del 51 por ciento, a un promedio del 8,5 por ciento anual. Sin embargo, la realidad de 11 millones de argentinos es que deben arreglarse con u$s 2 diarios. Y de 6 millones de jubilados que deben hacer lo propio con u$s 7 diarios… Este 42 por ciento de los ciudadanos argentinos tendría otra historia que vivir, si nuestro gobierno hubiese aprovechado el crecimiento para hacerlo sustentable, fortaleciendo la democracia con actitudes y con leyes que hablen de una real seguridad jurídica, y no de blanqueo de capitales. Abordando una reforma en la coparticipación para que realmente el federalismo se ejerza. Adoptando un sistema impositivo no distorsivo. Posibilitando la previsibilidad para las inversiones, alimento absolutamente necesario para la producción y el trabajo. Todo esto no se ha hecho y como anunció el doctor Juan Mario Jorrat (el mayor referente en Argentina en materia de estudio de los ciclos económicos), lo cierto es que “Argentina entró en recesión desde setiembre de 2008” y a su vez, dice el citado profesional que el aislarnos del mundo y no trabajar sobre crecimiento sustentable nos lleva a correr el riesgo de pensar que las consecuencias de este hoy nos acerquen a una recesión similar a la del 2001, momento en que el PBI cayó un 23 por ciento. En su visión cree que la ola actual de problemas internacionales “nos va a golpear, nos va a revolcar como una ola impresionante, estemos o no integrados al mundo”, dice que “por los próximos 9 ó 10 meses no tenemos nada más en el futuro que sudor y lágrimas, dado que la primera estimación de enero del 2009 del Indice Líder es muy negativa”. Sobre Santa Fe en particular, Jorrat dijo “esta provincia entró en recesión antes que la Nación, dado que su economía se orienta principalmente a lo agroindustrial y exportaciones de soja y derivados”.

Y a propósito de la pobreza, el senador Carlos Reutemann dijo que “si alentamos en vez de obstaculizar la producción del campo, ésta puede dar de comer a los que no comen, puede erradicar la pobreza”. No es un dato menor en boca de un senador de la Nación que puede genuinamente aspirar a la conducción política de la República Argentina. Y a propósito de Reutemann, también indicó que “el gran desafío es volver a una educación que posibilite, que iguale, que enseñe a dialogar”. Señaló que se debe “apostar el futuro de Argentina a la ciencia y la tecnología”. Temas ausentes en el discurso presidencial…

Ayer la presidenta apareció en la reunión que sus ministros mantenían con la Mesa de Enlace en el ministerio de la Producción. Su presencia, ante tantos gestos y actitudes desafortunadas a lo largo del año de conflicto, es positiva. Pero es imposible recuperar el daño producido.

Es como decía un filósofo del Siglo XVIII: “La realidad es una señora a la que hay que cortejar… primero hay que conocerla muy bien y para seducirla hay que tratarla con delicadeza…”. ¡La “señora” hoy golpea la puerta de la política, desatenderla es un desaire imperdonable!

Fuente: diario La Capital, Rosario, 4 de marzo de 2009.

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