La pregunta es quién cobró las coimas de Skanska

¿Por qué nunca estuvo en el escenario público el ministro de Planificación, Julio De Vido, de quien dependen esas obras y los fideicomisos? Ningún funcionario de Planificación explicó nunca nada en público sobre el escándalo más embarazoso que le tocó enfrentar a la administración Kirchner.

Por Joaquín Morales Solá

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Hubo un momento en el que se creyó que Santa Cruz era la cantera más fértil de talentos argentinos. Todas las vacantes de la administración nacional eran cubiertas por hombres y mujeres de esa provincia. ¿Dónde estuvieron –o están– cuando estalló el fuego? El porteño Alberto Fernández se hizo cargo de la improbable defensa del caso Skanska. Los porteños Carlos Tomada y Daniel Filmus sentaron un insólito precedente: esos dos ministros nacionales asumieron el interminable conflicto de Santa Cruz, el único de los problemas docentes que está en manos del gobierno central.

El jefe de Gabinete estaba el viernes más desorientado que orientado entre los rizos y las estrías del caso Skanska. Por segunda vez en 48 horas se había reunido largamente con Luis Betnaza, el principal colaborador político las suculentas propinas que salieron de recursos de un fideicomiso que terminará pagando toda la sociedad argentina?

Otra pregunta incómoda debe hacerse: ¿por qué nunca estuvo en el escenario público el ministro de Planificación, Julio De Vido, de quien dependen esas obras y los fideicomisos? Ningún funcionario de Planificación explicó nunca nada en público sobre el escándalo más embarazoso que le tocó enfrentar a la administración Kirchner.

Kirchner le pidió a Fernández que pusiera la cara y las palabras en defensa del Gobierno. Fernández nunca se llevó bien con De Vido. Prescindió de él para meterse en un caso que no conocía y hurgó en las segundas líneas de la administración. ¿Por qué hizo eso el Presidente? Quizá porque percibe en Fernández a un hábil abogado que puede explicar hasta lo inexplicable o tal vez porque no quiso dejar abierta la interna entre los dos ministros en un asunto que podría afectar toda su gestión.

Un argumento señala que Fernández fue convocado por el Parlamento, como jefe de Gabinete, y que le hicieron previamente más de 200 preguntas escritas sobre el caso Skanska. Es cierto, pero se llegó a eso porque ni De Vido ni ninguno de sus secretarios fue a informar nunca sobre el caso a ninguna comisión del Congreso. Sea como fuere, Fernández ya cumplió con su presidente; es posible que en adelante no se lo escuche hablar más en público de los presuntos sobornos. Es la hora de De Vido.

La última reunión entre Fernández y el ejecutivo de Techint, el viernes, tuvo momentos dramáticos. Denme el nombre de un funcionario que haya cobrado una coima y él se irá él del Gobierno o me iré yo , explotó Fernández. Techint estaba furiosamente ofendida porque por primera vez en su larga historia había quedado expuesta como corrupta en una solicitada del Gobierno. No sólo había sucedido eso: el hiperkirchnerista Carlos Kunkel pidió a los medios que dejaran de hablar del caso Skanska y lo trataran como el “caso Techint”. Nunca nadie nos hizo esto en ningún país del mundo, estalló Betnaza ante Fernández.

¿Y si fuera un acto de corrupción sólo interno de Skanska? Fue la última hipótesis, frágil por cierto, lanzada al aire por el jefe de Gabinete. Evidentemente los dos encuentros con el ejecutivo de Techint lo habían hecho ver otros puntos de vista, y también otros papeles. El empresario lo dejó sin argumentos, sobre todo, cuando le disparó una pregunta: ¿podríamos cobrar una coima por intentar hasta el final bajar los precios?, interrogó. ¿Quién nos pagaría por eso?, insistió.

Fernández supo entonces que Techint había propuesto fraccionar la obra para hacerla más barata. Era igualmente un 50 por ciento más cara que el presupuesto inicial, según la nueva propuesta de la propia empresa. La obra se demoraría y la crisis energética era un tigre que lamía los tobillos del Gobierno. Pero el propio Gobierno demoró seis meses en darle forma al fideicomiso. ¿Por qué la tardanza?

La reunión la había pedido Betnaza a Fernández y no Fernández a Betnaza. Intermediaron ante el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, un antiguo dirigente peronista radicado en México, donde Techint tiene importantes inversiones, y un dirigente peronista porteño que milita en el albertismo , ante quien había recurrido un político de Macri que trabaja en la multinacional. Los trasiegos de tales influencias fueron confirmados por el Gobierno y la empresa.

Techint empezó a preocuparse no sólo por aquella solicitada, sino también porque, al mismo tiempo, Hugo Chávez petardeó a la empresa en Caracas. Una inversión de Techint de 3000 millones de dólares en Venezuela tambalea ahora en el reino de Chávez. Es la misma empresa por la que Kirchner había intercedido en su momento ante el caudillo venezolano. Fuentes de la Cancillería aseguraron que esta vez no había existido ninguna autorización de Kirchner para defender en Venezuela los intereses de Techint. Al contrario, es probable que Chávez esté actuando por encomienda de Kirchner , especuló un diplomático argentino.

La polémica implícita entre el Gobierno y Techint se refiere a los precios del gasoducto; la empresa sigue sosteniendo que su valuación es correcta y desde el Poder Ejecutivo se asegura que los precios del mercado elevaron un 150 por ciento el valor de la obra. Un preso por el delito de vender facturas falsas aseguró ante el juez que se habían pagado más de 4 millones de dólares en sobornos por esos precios.

La causa por presuntas coimas le fue delegada ahora al juez Guillermo Montenegro. Se ha especulado mucho sobre quién es el juez. A un alto funcionario de los servicios de inteligencia no le fue bien cuando intentó sondearlo. A sus amigos en los tribunales, el juez les lanzó una frase enigmática: Seré un juez en serio o no seré nada .

No tiene tampoco mucho margen: la Justicia ya secuestró muchísima documentación, incluidas las cartas que se intercambiaron Techint y Enargas; recibió declaraciones de varios testigos; dos legisladores nacionales, que pidieron desde el comienzo la intervención de la Justicia, seguirán de cerca al magistrado, y a cargo de la pesquisa está Carlos Stornelli, el fiscal más eficiente, tenaz y fastidioso entre los que tienen notoriedad. Montenegro tendrá que avanzar.

En rigor, sólo tiene que preguntarles a los empleados y ex empleados de Skanska a quiénes les pagaron los sobornos. También debe responder una pregunta sencilla: ¿cuánto cuesta la obra en realidad? No podría quedarse sólo con la palabra de la empresa o con la del Gobierno. Hay peritajes independientes que podrían ayudarlo y hay, también, comparaciones posibles de precios con obras de igual dimensión que se han hecho en el país y en el mundo.

En última instancia, debe establecer si hubo un mandato del mercado para elevar los precios, como asegura el Gobierno, o si hubo una cartelización de oferentes para fijar precios descomunales, como afirma Techint.

No tengo ninguna prueba de que haya habido sobornos, pero tampoco tengo la certeza de que no los haya habido , relativizó el viernes Alberto Fernández; estaba desorientado. Techint no será el fiscal de la moral pública, porque ninguna empresa tiene esa misión en la vida. El Gobierno está demasiado inquieto por las noticias de este asunto como para hacerse cargo de una investigación imparcial. Llegar o no a la verdad es, en definitiva, una obra que construirán o destruirán sólo los jueces.

Los magistrados necesitan independencia y libertad de acción. Los dos valores han sido seriamente cuestionados por el obispo de Río Gallegos, Juan Romanín, que acusó al Gobierno de intentar eliminar a los que no piensan como él. No estaba hablando de eliminación física, desde ya, sino de la eliminación moral. Por eso, sufre seguimientos y escuchas telefónicas, denunció.

Los periodistas no están mejor. El espionaje oficial está hurgando en lo que escribieron o dijeron hace diez años o hace más de treinta. Para peor, cualquier papel deshilvanado de los servicios de inteligencia se convierte en el gobierno de Kirchner en una verdad de convicciones bíblicas.

Por Joaquín Morales Solá

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 6 de mayo de 2007.

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