La política, a punto de perder otra oportunidad

Nuestro país y nuestra sociedad necesitan más que nunca apego a la ley. La política hoy ha creado el peor de los muros, el de la inmovilidad ante la pobreza. Los nuevos representantes electos en junio tienen la oportunidad de despertar todas las energías dormidas, para derribar los muros que los separan de quienes la padecen.

Por María Herminia Grande (Rosario)

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Muchas cosas pasan en la vida de una Nación, tal vez por ello cuesta contabilizarlas; y lo grave es que no se resuelven. Muchas veces, las más, su sola aparición sorprende; luego se familiarizan con lo cotidiano y pasan a tener pertenencia. Así, las cosas van llegando para quedarse. No sé si hay algo que llegó primero… Sí recuerdo lo que esta periodista registra en el calendario de su asombro como “primeros”… Chicos comiendo de la basura: basura. Chicos descalzos y con mocos en las esquinas de los inviernos. Chicos durmiendo en la calle tapados con algún perro callejero. Chicos aspirando poxiran. Chicos brutalmente apaleados… Ancianos abandonados en plazas, ahora nuevos habitantes de las villas miseria… Días atrás un muro atrajo la atención indignada de los medios, fue tema por veinticuatro horas. ¡Qué alivio!, el muro se derrumbó… ¿y sus causas, también se derrumbaron?. El índice Gini marca en Argentina una separación de 48 veces ubicando en sus polos al que más tiene del que menos posee. En Finlandia, donde la distribución de la riqueza se practica, no se recita; la distancia entre ricos y pobres es de 11 veces… Se sabe que, a mayor pobreza en un país, mayor es la corrupción que en él se da. Argentina en el ranking de transparencia está ubicada en el puesto 109. El doctor Juan Carlos Vega, sociólogo y hoy diputado de la Nación por Córdoba, ha realizado un trabajo analizando la impunidad judicial y los daños económicos de la corrupción desde 1983 al 2000. Este estudio es tomado como ejemplo sobre derechos humanos en el mundo por el departamento de Estado de Estados Unidos. “El relevamiento de este estudio nos habla –dice el doctor Vega– de un daño directo al patrimonio del Estado del orden de los u$s 10 mil millones en el período relevado. Lo denunciado judicialmente, que sabemos, nunca supera el 10 ó 20 por ciento de la realidad. Si sumamos a esto los daños indirectos que genera la corrupción, lo razonablemente aproximado en el período relevado llega a los U$S 30 mil millones…”. El estudio además concluye que un proceso judicial por corrupción tiene un promedio de duración de catorce años. Y solamente han obtenido condena un 4 por ciento de ellos… El padre Osvaldo Bufarini, sacerdote que vive en uno de los asentamientos más humildes de Rosario decía: “Este Viernes Santo, mientras meditábamos el Vía Crucis, me imaginaba a Jesús aquí caminando junto a nosotros, tambaleando, con su cruz pesada a cuestas… Creo que nuestra gente está caminando de la misma forma: tambaleando, trastabillando, confundida, obnubilada por tantas carencias, necesidades y ¡tantas equivocaciones! Y cuando uno mira a quienes deben marcarnos el rumbo, nuestros gobernantes, observa que al menos muchos de ellos cuidan solamente sus interesas, sus prebendas, no tienen actitudes solidarias… Tienen demasiado amor al poder y al permanecer… Se olvidan que el verdadero poder está en servir y no en mandar”. Existe hoy un nuevo asombro que llegó… ¿para quedarse?: la incapacidad de cambio de la dirigencia política. Y en lo que hace a este gobierno, los Kirchner vivieron políticamente generando crisis, hoy están absolutamente en crisis… Se vuelve imprescindible la negociación de una nueva ley de coparticipación federal. Hoy hay provincias que en un 70/80 por ciento dependen de los recursos de la Nación. Aún, provincias productivas como Córdoba, Santa Fe no bajan de un 50 ó 60 por ciento. El ministro de Economía de Santa Fe, CPN Sciara, tuvo que salir a desmentir que se piense en una cuasimoneda: “¡Santa Fe no necesita de eso, aclarémoslo de entrada, Santa Fe no lo necesita!”. Inmediatamente reconoció que los recursos federales coparticipables cayeron en marzo un 6,5 por ciento con respecto a febrero. Y sobre la provincia de Buenos Aires, todo es incierto: lo económico y lo político. El sector de los gordos del sindicalismo le habría advertido a Kirchner: “La guerra la perdiste, te vamos a ayudar a ganar esta batalla”, refiriéndose a la provincia de Buenos Aires. Pareciera, ante tanta insistencia en mutilar la democracia, que la sociedad pone su atención en otras cosas no menores: el dengue, el desempleo, la inseguridad física… Lo hemos señalado recurrentemente en esta columna, la peor de las inseguridades es la falta de futuro. Especialmente en los jóvenes este horizonte trunco, como señaló el cardenal Bergoglio, los lleva a estar presos y esclavos del materialismo. Lo que termina de una u otra manera, cuando la esperanza está ausente, en perder el interés por la vida… y cuando esto ocurre la partida la ganaron la droga, el alcohol y los que hacen negocios con la pobreza. Estamos en días en los cuales la política busca a quien mejor pueda entender los problemas y conflictos de nuestra sociedad. Llaman la atención algunas aclaraciones que se hicieron de posibles candidatos ruralistas: “Nosotros podemos integrar listas de partidos políticos, pero únicamente responderemos a nuestras organizaciones”. Insistimos, los problemas de la sociedad van cambiando, el político debe interpretar y solucionar esos problemas. Si miramos con intención de integrar listas políticas lo ocurrido en las últimas semanas en la piel social, las mismas deberían estar integradas por ruralistas, alfonsinistas, ¿especialistas en dengue, o enfermos de dengue?… La realidad tiene la virtud de mostrarse tal cual es. Nuestro país y nuestra sociedad necesitan más que nunca apego a la ley. La política hoy ha creado el peor de los muros, el de la inmovilidad ante la pobreza. Pero a su vez, los nuevos representantes electos en junio tienen la oportunidad de despertar todas las energías dormidas, para derribar los muros que los separan de quienes la padecen.

Fuente: María Herminia Grande en diario La Capital, Rosario, 15 de abril de 2009.

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