La Pascua es un cambio de vida

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por Mitre Rafaela (FM 91,9) que conduce Emilio Grande (h.). Este domingo los cristianos celebramos la Pascua, en la que el hijo de Dios después de haber vivido la pasión y la muerte fue resucitado en el tercer día, como estaba anunciado en las escrituras, para la salvación de la humanidad.

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Abramos nuestros corazones como las mujeres que fueron al sepulcro y quedaron sorprendidas ante dos hombres con vestiduras deslumbrantes, quienes les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí ha resucitado. Recuerden lo que él les decía: «Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día»” (Lc. 24, 5-7). Frente a una sociedad que le da la espalda a Dios y vive este fin de semana largo sin cuestionarse sobre el sentido más profundo de la Semana Santa, Jesús nos ayuda a comprender el triduo pascual: la pasión, muerte y resurrección. Atrás quedaron los cuarenta días que marcaron el tiempo de Cuaresma, justamente de preparación y revisión de nuestras vidas para buscar un cambio interior, de aquellos cosas un tanto oscuras para así pasar de las tinieblas a la luz. Se dice con razón que la Semana Santa es la semana mayor de la cristiandad, donde el misterio del amor por la humanidad se hizo palpable, llevando Jesús a la cruz nuestras debilidades y pobrezas humanas y materiales, no solamente de hace más de dos mil años sino que es la representación diaria de nosotros. El papa Benedicto XVI expresó el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor que «cuando meditamos la pasión del Señor, debemos también percibir el dolor de Jesús porque estamos en contraste con su oración; porque nos resistimos a su amor; porque nos oponemos a la unidad, que debe ser para el mundo testimonio de su misión». Para no quedarnos abstraídos de la realidad temporal, el obispo diocesano Carlos Franzini dice en la carta pastoral de Cuaresma titulada “Cincuenta años de vida diocesana en clave de misión”: “La misión nos empuja a buscar al joven que ha quedado al margen del camino, víctima de la desocupación, el alcohol, la droga y otras formas de exclusión social”. Este domingo los cristianos celebramos la Pascua, en la que el hijo de Dios después de haber vivido la pasión y la muerte fue resucitado en el tercer día, como estaba anunciado en las escrituras, para la salvación de la humanidad de los hombres y mujeres de todos los tiempos. Como dice el arzobispo de San Salvador Oscar Romero acribillado a balazos en 1980 mientras celebraba una misa: “Las victorias que se amasan con sangre son odiosas; la victoria que triunfa es la de la fe, la victoria de Cristo que no vino a ser servido sino a servir. Y el triunfo de su amor es este triunfo pacífico, es el triunfo de la vida sobre la muerte, el triunfo de la paz y de la alegría, el triunfo de la resurrección del Señor”. Una vez más es un desafío ser cristianos por propia convicción con la esperanza en la vida eterna más allá de lo temporal y no ser cristianos por tradición o imposición.

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