La otra cara de China

Se trata del editorial del programa radial “Sábado 100” por Mitre Rafaela (FM 91,9), que conduce Emilio Grande (h.). A pesar de que Argentina es exportador de soja a China no se puede tapar las injusticias sociales y en el plano de los derechos humanos con persecuciones políticas y religiosas.

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Mientras se están desarrollando los Juegos Olímpicos en el denominado gigante asiático con la participación de deportistas de todas partes del mundo también se puede indagar en la otra cara de los chinos, menos conocida. Tiene una superficie de 9,5 millones de kilómetros cuadrados (casi el triple del territorio argentino) y una población de 1.262 millones de habitantes, lo que representa la quinta parte de la población mundial. Actualmente su gobierno es comunista y considera a estas olimpíadas que se desarrollan en Beijing como una ocasión para mostrar sus éxitos y dar a conocer la nueva China emergente surgida de la pobreza, que se ha convertido en la cuarta potencia económica del mundo. Pero al mismo tiempo, cada vez es más evidente el desequilibrio social: frente a 200 millones de ricos cada vez más ricos se oponen 350 millones de pobres cada vez más pobres. Al respecto, Bernardo Cervellera –director de la agencia informativa Asianews- explica que a los nuevos ricos no les interesa nada de las clases sociales débiles. La cultura deriva del confucionismo y luego del marxismo y del capitalismo ha producido una aridez espiritual en la sociedad china, en la que el individuo no cuenta. En el plano de la fe han sido sometida todas las religiones a un rígido control estatal. Recientemente se prohibió a muchas diócesis católicas la participación en la peregrinación al santuario de la Virgen de Sheshan, situado cerca de Shangai. Es el único lugar del mundo que tiene dos Iglesias católicas: oficial y clandestina. Hace unos meses un obispo de la Iglesia oficial afirmó que la Iglesia en China es una sola. A pesar de esta situación, Cervellera afirma que “en el cristianismo buscan una respuesta capaz de unir la fe y la razón, en el encuentro con la persona histórica de Jesús, una nueva idea de Dios que podría contribuir a relajar las tensiones sociales”. Las libertades y los derechos humanos no se respetan casi nada en China y con motivo de estas olimpíadas se ha distribuido a la prensa local un decálogo de temas que no deben ser tratados en absoluto y tampoco se abre todo el país a periodistas extranjeros y turistas. Recogiendo prácticas ancestrales chinas, Falun Gong es una disciplina de mejoramiento personal, que incluye ejercicios físicos suaves y meditación sobre la base de los principios de la verdad, la benevolencia y la tolerancia. Hasta 1999 millones de personas ejercitaban esa disciplina en plazas y lugares públicos, pero el gobernante partido comunista prohibió esa práctica e inició la persecución a sus seguidores. A pesar de que Argentina es exportador de soja a China no se puede tapar las injusticias sociales y en el plano de los derechos humanos con persecuciones políticas y religiosas.

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