La Madre Teresa estuvo en Rafaela en 1982

La fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad y Premio Nobel de la Paz en 1979 vino el 18 de setiembre al acto inaugural de la misión. “El aborto es la mayor destrucción de la paz, porque la madre mata a su niño en su propio seno, a su niño que es la imagen de Dios, a su niño que nace para amar y para ser amado”, dijo. Hay dos placas en la plaza 25 de Mayo.

Por Emilio Grande (h.)

Compartir:

El sábado 18 de setiembre de 1982 la Madre Teresa de Calcuta estuvo en la ceremonia inaugural de la Gran Misión de Rafaela que se realizó en la plaza 25 de Mayo frente a la Catedral y hasta allí llegó la imagen de la Virgen del Milagro transportada desde Saguier. El altar fue ubicado en un amplio palco frente a la intersección de bulevar Yrigoyen con Belgrano y Rivadavia. Monseñor Jorge Casaretto (entonces obispo de la diócesis de Rafaela) presidió la misa concelebrada con sacerdotes de la ciudad y 60 misioneros pertenecientes a varias congregaciones del país. “Tenemos el honor de saludar juntos a la Madre de Jesús, que es también nuestra madre; a su hermosura, su inmaculada concepción, su perfección, su santidad y sus virtudes, su corazón tan puro, lleno de amor y de humildad, para que nos dé la capacidad de amar a Jesús como ella lo amó. Y expresamente a toda la gente que sufre los dolores y los rigores de la pobreza”, había expresado la Madre Teresa. La fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad (hay una casa en la ciudad de Frontera) y Premio Nobel de la Paz en 1979 había opinado sobre un tema que todavía hoy tiene actualidad: “El aborto es la mayor destrucción de la paz, porque la madre mata a su niño en su propio seno, a su niño que es la imagen de Dios, a su niño que nace para amar y para ser amado. (…) El fruto de la oración es multiplicado en la fe, el fruto de la fe es el amor, y el fruto del amor es el servicio. La voz del amor es la voz de la paz. Empecemos a amarmos unos a otros en nuestra casa, empecemos a rezar una y otra vez”. Aquel día peregrinaron fieles pertenecientes a los 23 centros misionales rafaelinos y de las localidades de Susana, Villa San José, Saguier, Lehmann, Fronterita, Bella Italia y Presidente Roca. Miles de fieles siguieron devotamente los pasos litúrgicos que incluyeron el mensaje misional del obispo y la entrega de crucifijos a los misioneros. El lema de la misión fue “Con Cristo y María, un pueblo de hermanos”, se extendió hasta el 3 de octubre y estuvo destinada a la evangelización y la reconciliación. “La Madre Teresa fue la mensajera de la humildad, la paz y el amor. Aún después que se marchó tras la fugaz visita, quedó flotando un raro sentimiento que percibieron quienes fueron concientes del privilegio de ver y escuchar a esa persona-símbolo que sorpresivamente arribó a la ciudad”, opinó el diario La Opinión el lunes 20 de setiembre de 1982.

Recordación

Al año siguiente de la muerte producida el 5 de setiembre de 1997 (ayer se cumplieron 10 años), se colocó una placa recordatoria -según la ordenanza municipal N° 3140- en el piso de la nave central en la plaza 25 de Mayo, frente al inicio de bulevar Yrigoyen, lugar donde caminó hace 25 años atrás. Con motivo de la beatificación de la Madre Teresa por el papa Juan Pablo II en 2003, se realizó un acto de recordación el 19 de octubre de ese año, descubriéndose un busto -construido por el Municipio- cercano a la placa, en el que participaron autoridades municipales y eclesiásticas.

Emilio Grande (h.)

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *