La importancia del medio ambiente

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1), que conduce Emilio Grande (h.).

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Por Emilio Grande (h.).- El 5 de junio pasado se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente. Más allá de este día puntual, debe servir para pensar y reflexionar sobre la importancia que tiene la naturaleza para preservarla de los nuevos ataques a los que estamos acostumbrados a causa de la mano del ser humano en detrimento del bien común.

Las principales potencias no respetan los acuerdos firmados en las cumbres climáticas para reducir el calentamiento global, que debe incluir la reducción de los gases de invernadero, desarrollar un plan intensivo de forestación, no utilizar fertilizantes prohibidos en el campo, entre otros. A decir verdad, hay un afán desmesurado de dominio del ser humano sobre el ambiente, incluyendo la vida en general, siendo cuestionable el “crecimiento sin límites”, ahora frenado por la crisis sanitaria mundial.

En 2015, Francisco escribió la encíclica Laudato Si´ sobre el cuidado de la casa común, con gran impacto en la comunidad internacional: “pero mirando el mundo advertimos que este nivel de intervención humana, frecuentemente al servicio de las finanzas y del consumismo, hace que la Tierra en que vivimos en realidad se vuelva menos rica y bella, cada vez más limitada y gris, mientras el desarrollo de la tecnología y de las ofertas de consumo sigue avanzando sin límite. Parece que pretendiéramos sustituir una belleza irreemplazable e irrecuperable, por otra creada por nosotros”.

La Argentina no está excenta de esta problemática medioambiental donde no son pocas las industrias que contaminan canales, arroyos y ríos, como así también en menor medida la gente común no tiene conciencia de la defensa del ambiente al arrojar todo tipo de desperdicios a la calle, caminos y rutas como si fuera el “gran basural”.

Al respecto, Juan Pablo II fue claro: “los residuos industriales, los gases producidos por la combustión de carburantes fósiles, la deforestación incontrolada, el uso de algunos tipos de herbicidas, de refrigerantes y propulsores; todo esto deteriora la atmósfera y el medio ambiente. Pero el signo más profundo y grave de las implicaciones morales es la falta de respeto a la vida, como se ve en muchos comportamientos contaminantes”.

Nuestra ciudad no está ajena a este problema. Por más de 30 años hubo empresas lácteas, frigoríficos y curtidoras que no trataron sus efluentes en forma conveniente, produciendo una mortandad de peces al Este de Rafaela en los arroyos Cañada de Flesia, Las Prusianas, Cululú y el río Salado. Se formó una comisión de seguimiento integrada por funcionarios, dirigentes y legisladores de Rafaela y las comunidades afectadas para que las empresas se hicieran cargo del “pasivo ambiental” y controlaron la ejecución de los trabajos. Así, las empresas Sodecar, Rafaela Alimentos y Molfino realizaron obras de tratamiento secundario terminadas hace unos años.

Hoy el 80% de los rafaelinos realiza la separación de los residuos domiciliarios, según el IDSR, faltando más conciencia en los sectores periféricos de la ciudad. También hay vecinos que arrojan basura en los caminos rurales.

Lamentablemente, el balance es negativo porque la gente, especialmente la dirigencia, no tiene conciencia y no termina de caer sobre la gravedad de la crisis ambiental…

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