La Iglesia Católica tiene 23 nuevos cardenales

Hay dos son argentinos: el arzobispo emérito de Paraná, Estanislao Karlic, de 81 años y el ex sustituto de la Secretaría de Estado y actual prefecto de la Congregación de las Iglesias Orientales, arzobispo Leonardo Sandri, de 64. Por primera vez se designó a un patriarca oriental.

Por Elisabetta Piqué

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ROMA.- “Sean apóstoles de Dios, que es amor, y testigos de la esperanza evangélica”, pidió ayer el Papa a los 23 nuevos cardenales de la Iglesia, que creó en una ceremonia solemne en la basílica de San Pedro.

Entre los nuevos purpurados, hay dos argentinos: el arzobispo emérito de Paraná, Estanislao Karlic, de 81 años, y el ex sustituto de la Secretaría de Estado y actual prefecto de la Congregación de las Iglesias Orientales, arzobispo Leonardo Sandri, de 64.

“La universalidad, la catolicidad de la Iglesia, se refleja muy bien en la composición del Colegio Cardenalicio”, dijo el Pontífice en su homilía, al destacar que los flamantes nuevos miembros del “senado” de la Iglesia provenían de todo el mundo. De los 23 nuevos cardenales trece son europeos, cuatro de América latina, dos de Estados Unidos, dos de Africa y dos de Asia. De ellos, 18 son electores, es decir, menores de 80 años y con derecho a participar en un eventual cónclave, y 5, eméritos.

“Cada uno de ustedes representa una porción del articulado cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia difundida en todos lados”, agregó el Pontífice, que para la ocasión vestía paramentos de gran solemnidad y valor histórico: llevaba una mitra que perteneció a Pío IX y una espectacular túnica dorada del siglo XV.

Al aludir a las comunidades del mundo más castigadas, Benedicto XVI recordó a los cristianos que viven en Irak. “Estos hermanos y hermanas en la fe experimentan en carne propia las consecuencias dramáticas de un conflicto que no termina, y viven actualmente en una frágil y delicada situación política”, dijo, y provocó un gran aplauso del público.

Por primera vez en la historia de la Iglesia, en efecto, un patriarca caldeo de Bagdad, Emmanuel III Delly, fue creado cardenal. Y fue este purpurado de una iglesia católica oriental, de 80 años y vestido en forma diferente de los demás, la gran estrella de la ceremonia. “Llamando a entrar en el Colegio de Cardenales al Patriarca de la Iglesia caldea quise expresar en modo concreto mi cercanía espiritual y mi afecto por esas poblaciones”, explicó el Papa, y desató nuevos aplausos. Entre el público de una basílica atestada de gente -había obispos, religiosos, representantes de diversos gobiernos y familiares-, alguien agitó entonces una bandera iraquí. Antes, en el saludo que el arzobispo Sandri le dirigió al Papa en nombre de todos los nuevos cardenales, el patriarca de Bagdad también había sido nombrado.

Tal como establece el antiquísimo rito de creación, después de la homilía, los 23 nuevos cardenales prestaron juramento y, arrodillados ante el Papa, recibieron de sus manos el birrete cardenalicio. “Esto es rojo como signo de la dignidad del oficio de cardenal, y significa que estás preparado para actuar con fortaleza, hasta el punto de derramar tu sangre por el crecimiento de la fe cristiana”, dijo entonces el Santo Padre. Por ser jefe de dicasterio, Sandri fue el primero en recibir el birrete púrpura, en medio de los aplausos de los presentes. El turno de Karlic, visiblemente emocionado y también muy aplaudido, vino después.

Como es tradición, el Pontífice asignó a cada nuevo purpurado una iglesia de Roma como signo de su participación en el cuidado pastoral por la ciudad. Sandri recibió la Iglesia de los Santos Biagio e Carlo ai Catinari, y Karlic, la de la Beata Virgen María Dolorosa en la plaza Buenos Aires. Hoy, el Papa presidirá una misa concelebrada con los nuevos “príncipes de la Iglesia”, y les entregará el anillo cardenalicio.

Así concluirá este segundo consitorio de Benedicto XVI, que además de Sandri designó a los siguientes cardenales con derecho a voto: el norteamericano John Patrick Foley; el italiano Giovanni Lajolo; el alemán Paul Joseph Cordes; el italiano Angelo Comastri; el polaco Stanislaw Rylko, y Raffaele Farina. Además, los arzobispos Agustín García-Gasco Vicente, de Valencia; Sean Baptist Brady, de Armagh (Irlanda); Lluís Martínez Sistach, de Barcelona; André Vingt-Trois, de París; Angelo Bagnasco, de Génova; Théodore-Adrien Sarr, Dakar (Senegal); Oswald Gracias, de Bombay (India); Francisco Robles Ortega, de Monterrey (México); Daniel Di Nardo, de Galveston-Houston (EE.UU.); Odilio Pedo Scherer, de San Pablo (Brasil) y John Njue, de Nairobi (Kenya).

Por Elisabetta Piqué

Fuente: diario La Nación, 25 de noviembre de 2007.

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