La candidata y el cambio

¿Traerá Cristina Kirchner, si se convierte en presidenta, el fortalecimiento de las instituciones? ¿Podría el cartel explicar todos estos antecedentes de Cristina Kirchner?

Por Adrián Ventura

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“Cristina. El cambio recién empieza.” Sólo eso dicen los carteles que tapizan Buenos Aires. Ninguna otra consigna. ¿Es creíble que la senadora pueda encarnar el cambio?

Vayamos por partes. ¿Por qué se habla de “cambio”, si la primera dama integra el mismo equipo del presidente Néstor Kirchner?

Un analista político muy cercano al Gobierno explica: “El electorado porteño, cuando votó a Mauricio Macri, pidió un cambio. Ahora, los expertos en marketing político intentan aprovechar ese clima”.

Además, después de cuatro años de crecimiento económico, la gente pide dejar atrás la agenda primaria (empleo, salarios) y cambiar por una más sofisticada: proyección internacional y solidez institucional.


¿Puede Cristina Kirchner ser el cambio en materia institucional? Saque sus conclusiones:

Acertó Cristina Kirchner cuando impulsó la ley que redujo la composición de la Corte.

Quizás, el tribunal, que históricamente estuvo sujeto a cambios con cada renovación presidencial, esta vez descanse tranquilo: los jueces designados durante la actual gestión, antes de su nombramiento, pasaron por el filtro de la senadora. De todas formas, en la Corte reclaman “un fortalecimiento del Poder Judicial y autonomía presupuestaria, para no tener que pedirle dinero al jefe de Gabinete”.

En 2002, fue autora de la ley de financiamiento de partidos. Pero fue el jefe de Gabinete, Alberto Fernández (ferviente defensor de su candidatura), el responsable de violar esa ley en 2003. La Justicia, claro está, no lo sancionó.

Mucho más criticable fue la férrea defensa que la senadora hizo de dos proyectos de ley absolutamente reprobables. Por un lado, fue autora de la ley de reforma del Consejo de la Magistratura: la nueva norma profundizó la influencia del oficialismo en el Consejo y, por esa vía, en la Justicia. Y, por el otro, abogó por la sanción de la ley de delegación de superpoderes en favor del jefe de Gabinete, que con ese instrumento desnaturaliza el presupuesto aprobado por el Congreso.

Durante el gobierno de Carlos Menem propuso limitar la atribución del presidente de dictar decretos de necesidad y urgencia. Pero cuando su marido asumió el poder no dudó en impulsar la solución contraria.

Es absolutamente renuente a hablar con la prensa y se enoja con los periodistas.

¿Traerá Cristina Kirchner, si se convierte en presidenta, el fortalecimiento de las instituciones? ¿Podría el cartel explicar todos estos antecedentes de Cristina Kirchner?

Por Adrián Ventura aventura@lanacion.com.ar

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 4 de julio de 2007.

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