La Asociación Médica y el legado de Luis XIV

Los directivos de la Asociación Médica del Departamento Castellanos suspendieron intempestivamente la pauta publicitaria contratada con diario Castellanos, en lo que no puede interpretarse sino como un nuevo gesto de presión por la investigación periodística que desarrolla sobre la compra de Policlínico Rafaela. Desde que se comenzó a revelar aspectos desconocidos de la operación, los directivos de la entidad médico gremial apelaron a distintas “herramientas” para interrumpir el avance de la investigación periodística.

Por Fernando Garello

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Los directivos de la Asociación Médica del Departamento Castellanos suspendieron intempestivamente la pauta publicitaria contratada con este diario, en lo que no puede interpretarse sino como un nuevo gesto de presión por la investigación periodística que desarrollamos sobre la compra de Policlínico Rafaela. Desde que este diario comenzó a revelar aspectos desconocidos de la operación, los directivos de la entidad médico gremial apelaron a distintas “herramientas” para interrumpir el avance de la investigación periodística. En primer lugar, remitieron siete cartas documento en las que se nos amenaza con acciones civiles si no revelamos nuestras fuentes de información periodísticas, pretensión que atenta contra el artículo 43 de la Constitución Nacional. Como las intimaciones no dieron resultado, los directivos de la AMDC optaron por retirarnos de manera intempestiva la pauta publicitaria que ya estaba contratada, una actitud parecida a la que se le achaca desde distintos medios de comunicación nacionales a la administración de Néstor Kirchner. La decisión de interrumpir la pauta publicitaria también revela el grado de discrecionalidad con el que actúan los directivos de la institución, dado que resulta improbable que esta haya sido discutida en asamblea. ¿Con qué argumentos el presidente de la institución, el doctor Jorge Benincá, podría justificar ante sus pares una resolución tan poco edificante? Es la misma discrecionalidad que descubrió este diario cuando investigó la compra del Policlínico Rafaela y la creación, a la luz de las penumbras, de una mutual paralela. La resolución de interrumpir las pautas publicitarias a este diario, al igual que el traspaso de los trabajos de imprenta de la institución a nuestra competencia, es algo así como un gesto de impotencia que revela la decadencia de un grupo de dirigentes que durante años se presentó como la reserva moral de la sociedad rafaelina. También demuestra una peligrosa vocación autoritaria que podría traducirse como “a nosotros nadie nos investiga” y lo que decidimos “no se cuestiona ni se discute”. Lo más paradójico es que la cantidad de médicos que se enteran por este diario sobre las decisiones que los directivos de la AMDC se empeñan en ocultar, crece día tras día al ritmo de las revelaciones suficientemente documentadas que vamos publicando. Obviamente ellos no estarían de acuerdo con las retorcidas resoluciones adoptadas por los doctores Benincá, Santana, Chiapero, Ruiz Díaz y Enrico, entre otros, aunque evidentemente, para ellos la opinión de las bases no reviste gran interés. A esta altura de nuestra investigación queda claro que los directivos mencionados ocultaron información a los asociados y que su divulgación por parte de este matutino despertó reacciones reñidas con el sistema democrático. Los directivos de la entidad tienen acceso a estas páginas, aunque obviamente, sin el grado de condescendencia con que supieron ser tratados por nuestros ex colaboradores, pero aun así, prefieren las actitudes apremiantes como los acuerdos solapados con nuestra competencia o las intimaciones en masa o las amenazas de demandas o la supresión de las pautas publicitarias, al debate abierto, la confrontación de argumentos y la exposición pública. Se supone que Benincá, Santana, Chiapero, Ruiz Díaz y Enrico no son los propietarios de la institución sino los representantes de los médicos asociados. Se supone también que su función es velar por los intereses de sus representados y no por los suyos propios o los del grupo que conforman, del mismo modo que debería suponerse que no tienen inconvenientes para que sus decisiones sean examinadas por los asociados y la comunidad en general bajo la siempre diáfana luz pública. Lamentablemente las cosas no son así y los dirigentes mencionados están demostrando que cayeron en la trampa de Luis XIV, quien pasó a la historia por la triste frase “El Estado soy yo”, la síntesis precisa del sistema de gobierno absolutista. Las instituciones fenecen irremediablemente cuando la renovación de los dirigentes se detiene, cuando la participación de los asociados flaquea y sobre todo, cuando se conforman camarillas que deciden al amparo del secreto y del silencio cómplice de periodistas que prefieren mirar para otro lado. La historia reciente de la ciudad nos ofrece casos palmarios. Depende de nosotros verlos u ocultarlos. No hace falta mencionar que Castellanos no interrumpirá la investigación periodística que viene desarrollando sobre los entretelones nunca revelados de la adquisición del Policlínico Rafaela por parte de la entidad médico gremial.

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 16 de setiembre de 2006.

Nota: los directivos de la Asociación Médica fueron invitados al programa «Sábado 100» por radio Mitre Rafaela (FM 91,9), que conduce Emilio Grande (h.), y optaron por el silencio. Sacaron una solicitada en la edición de este domingo en diario :La Opinión.

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