Inclusión social y bien común en jornada social

Se realizó en el Colegio San José de Rafaela. Jorge Cassará, de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de CEA, disertó sobre “Hacia la construcción de una Argentina que incluya a todos”. Hubo dos paneles: Guillermo Sáenz, Diego Reinero, Marcelo Sánchez y Emilio Grande (h.). En el otro: Moisés Limansky, Edelso Gunzinger, Marcelo Lombardo y Edgardo Allochis.

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El microcine del Colegio San José Jorge Cassará, de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de CEA, desarrolló lo que se denominó “Hacia la construcción de una Argentina que incluya a todos”, en el marco de la segunda Jornada Social , que organiza la Comisión de Justicia y Paz de la Diócesis de Rafaela, actividad declarada de interés municipal. Para la apertura estaba programado que los asistentes escucharan palabras de monseñor Carlos Franzini (obispo de la diócesis de Rafaela) y del intendente Omar Perotti, y que a su turno expusieran Jorge Cassará y Lía Cervino pero esta última no pudo arribar a la ciudad. Cassará dijo que “la idea es que sobre estos consensos -que se buscan entre actores de diversos estamentos del diario transcurrir existencial de la Argentina- que se trabajarían a nivel nacional, poder de alguna forma, dentro de los mecanismos de la Constitución, trabajar sobre la constitución de leyes. La Constitución prevé la iniciativa popular o la consulta pública, entonces, sobre esas bases ir -si no son tomadas por el legislador- generando, sobre estas bases de consensos, un proyecto de leyes”. Para Cassará, deben ser “leyes que se conviertan, realmente en políticas de Estado. Y para eso tienen que tener el consenso de la ciudadanía en su total. Hay dos aspectos. Uno en construcción de ciudadanía. El concepto que nosotros tenemos es pasar de habitantes a ciudadanos. O sea, de aquel que de alguna manera dice estos son mis derechos, a que entienda que también tiene deberes como ciudadano. Y si esos deberes van de alguna manera en función del bien común, a través de eso vamos a ir construyendo ciudadanía y Nación”.

Aporte de los medios al bien común y inclusión social

Se trata de la exposición de Emilio Grande (h.), periodista del diario La Opinión y de radio Mitre Rafaela, quien integró uno de los paneles de la jornada social.

Como disparador voy a utilizar la película “El Arca” que trata como Dios obró a través de Noé ante el diluvio, rescatando a su familia y una pareja de animales de todas las especies existentes, que después vuelvo para profundizar. Mi mirada sobre estas temáticas de bien común e inclusión social es pesimista y, al mismo tiempo, esperanzadora. ¿Por qué? A decir verdad, es pesimista por varios motivos: hay muchos intereses económicos y políticos a los que están expuestos los medios de comunicación, especialmente los periodistas y comunicadores tanto internas como externas de la empresa periodística. Ciertamente, que la realidad económica está marcada por el lucro del sistema capitalista, pero cómo decir la verdad de los hechos frente a censuras, que terminan afectando la libertad de expresión y opinión, y el derecho a la información, consagrados en la Constitución Nacional a través del Pacto de San José de Costa Rica a partir de 1994. En una investigación que realicé en la tesina de la licenciatura en Comunicación Social sobre las restricciones para ejercer el periodismo en Rafaela, hay testimonios de periodistas locales, nacionales e internacionales. Este problema no es un microclima periodístico sino que el 76% de los rafaelinos percibe esta situación en una encuesta realizada para ese trabajo investigativo. En una entrevista de hace unos días en el diario La Nación, José Galimidi afirma: “lo que hace peligrar la existencia como comunidad es la brecha feroz que hay entre incluidos y excluidos. Si no se pone como plataforma política urgente terminar con la indigencia, nuestra comunidad es una mentira. Es grave que se tome la exclusión como algo natural”, para agregar que “al poder político le falta autoridad cuando la gente siente que el funcionario o el sistema político no están al servicio del bien común”. En el Segundo Congreso de Comunicadores Católicos realizado en Rosario en 1999, la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú dijo que “en un país donde hay tanta gente que necesita lo indispensable, hay gente que se ha convertido no en rica, en mucha más rica. Y esto se exhibe obscenamente. Esto creo es un factor de violencia”. En este contexto, Ludovico Videla -quien disertó en la Primera Jornada Social del año último en este mimo lugar- graficó que en la Argentina hay una diferencia de más de 30 veces entre lo que gana el más rico y el ingreso del más pobre en un proceso de decadencia de los últimos 30 años. Además, Videla sostuvo que el 47% de la PEA tiene estudios obligatorios incompletos. Más allá del crecimiento económico de los últimos años, una de las materias pendientes es resolver los problemas de desocupación e inclusión social. ¿De qué manera? No hay que inventar mucho: la pobreza y la falta de trabajo se resuelve con educación. Otra nota distintiva de la realidad es la crisis de representación y de participación, a la que no escapa el Círculo de la Prensa de Rafaela, que formo parte desde hace 10 años. Se observa apatía, individualismo y celos periodísticos para trabajar por el bien común del periodismo local.


Para no quedarnos con esta mirada un tanto realista pesimista, el comunicador cristiano siempre tiene que ser una persona de esperanza. A pesar de que muchos periodistas tienen sueldos que no están acorde a la responsabilidad profesional y trabajan en más de un medio de comunicación, tenemos periodistas y comunicadores sociales a lo largo y a lo ancho del país que le ponen el pecho todos los días para defender los valores esenciales de esta profesión que tanto amamos: veracidad, exactitud y objetividad en la información; chequeo de las fuentes; ser imparcial en las críticas; defensa de la libertad de expresión y de opinión; el respeto por la dignidad de las personas, especialmente de su vida privada; privilegiar el bien común frente a los intereses particulares y sectoriales. Durante el Congreso de Rosario mencionado se abordó también el tópico “Comunicación y exclusión”. Julia Constelna de Giussani preguntó a los comunicadores si ¿están preparándose para incluir al otro que puede ser diferente, no solo por su condición social sino por una cantidad de opciones que a veces no incluyen lo que es más importante, que es la fe”? La comunicación solidaria debe ser profética, la exclusión debe ser incorporada en las agendas de debate en los medios de comunicación que juegan un rol decisivo. Otro elemento positivo es la aparición de las nuevas tecnologías como Internet que rompe en cierta medida la falta de participación de la gente, porque se democratiza la comunicación. A pesar de páginas web pornográficas y otras con intereses ideológicos manifiestos, hay miles de páginas que permiten interactuar a los navegantes de la web. De hecho hay restricciones para usar Internet en Cuba, justamente porque ataca al autoritarismo castrista de varias décadas en el poder que no permite expresarse con libertad al que piensa diferente. El Compendio de la DSI sostiene que “el bien común corresponde a las inclinaciones más elevadas del hombre, pero es un bien arduo de alcanzar, porque exige la capacidad y la búsqueda constante del bien de los demás como si fuese el bien propio”. Volviendo a la película “El Arca” que mencioné al principio está dirigida al público infantil, pero que ayuda mucho a reflexionar a los padres. En el film Dios por medio de Noe quiere salvar al hombre de las iniquidades que había cometido, buscando el bien común de la humanidad y preservando a una pareja de todas las especies de animales, ciertamente que en ese episodio hubo complicaciones por algunos intereses particulares, pero al final triunfó el bien común. La contracara fue que esta película se exhibió en un hipermercado de Santa Fe, pero al ingreso al lugar había chicos de la calle, que fueron sacados del lugar por personal de seguridad. Para finalizar me quedó con palabras del desaparecido cardenal argentino Eduardo Pironio: “Hay que anunciar las verdades y denunciar las injusticias. Ayudar a descubrir y a sembrar motivos de esperanza aun en los momentos difíciles”.

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