“Hoy el gobierno es un proyecto más fanatizado”

Opina el Dr. Alberto Iribarne, ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación del gobierno de Néstor Kirchner. Reemplazó a Horacio Rossatti desde julio de 2005.

Por María Herminia Grande (Rosario)

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MHG: He leído con atención el artículo publicado en el diario La Nación acerca de la necesidad de constituir consensos ¿Qué lo llevó a escribir sobre esto en momentos de políticas tan crispadas? AI: Creo que fue esa atmósfera social, el clima que se vivió durante el bicentenario… Yo estuve en la 9 de julio visitando los distintos stands… había mucha gente, hasta los apretujones eran cordiales, en un concepto más político se podía decir que había unidad nacional, de mayor cohesión social, bueno, y eso me llevó a escribir ese nota en La Nación, como un modo de aprovechar ese clima propicio. Desde una parte del gobierno, desde algunos sectores de la oposición, plantean lo que yo he llamado el clima bélico, el clima de confrontación, que no existen los adversarios políticos sino los enemigos.

MHG: ¿Es el mismo “clima” que produjo la “salida” de la Cancillería de Jorge Taina? AI: Y puede ser, probablemente, no conozco lo detalles, los conozco a través de los medios, yo a Taiana lo conozco hace muchos años, éramos compañeros de colegio. Jorge Taiana no militaba en el bando de considerar la política en democracia como guerra y probablemente haya sido una víctima de esta concepción. Y ha sido reemplazado por alguien que debe tener un pensamiento de mayor consonancia con esta idea del enfrentamiento. Pero, bueno, no me quiero adelantar…

MHG: ¿Cuál es el rédito del oficialismo, de encarar a la política como el arte de la guerra y no el arte de la paz, del consenso, del diálogo? AI: Creo que en democracia y a largo plazo esto se paga, esto pagó el gobierno el 28 de junio del 2009, en elecciones que se anticiparon, violando lo que había sido una ley, que decía que las elecciones se deben hacer 60 días antes que culminen los mandatos, invocando razones de emergencia, obviamente a partir de un cálculo electoral; se inventaron, estas cosas que hacen daño a la política, las que fueron las candidaturas testimoniales, o sea, alguien que no iba a asumir un cargo que se presentaba como candidato, se volcaron muchos recursos del estado nacional hacia la provincia de Buenos Aires, porque iba como candidato el ex presidente Kirchner, el mismo Scioli y muchos intendentes; en fin, se hicieron una serie de maniobras, planteándose, en algún momento, esta situación casi bélica, si no se llegaban a ganar esas elecciones iba a haber un caos en el país, y cosas por el estilo. Ahí se pagó esta idea del enfrentamiento porque el electorado le dio la espalda y perdieron las elecciones. Y creo que esto se puede reproducir a largo plazo. En el corto plazo se deben ver cuáles son las ventajas, los beneficios, cuando un plantea que estamos en una situación de guerra, el beneficio es un control absoluto de toda la estructura que se pretende dirigir, sea el gobierno, o una estructura partidaria, como puede ser el partido justicialista en el caso de Néstor Kirchner. Ese control es que no se puede dialogar, no se puede acordar, no se puede recibir a tal periodista, no se puede hacer tal cosa, se trata de un control absoluto de la estructura y con cierto temor hacia los que están en las propias filas y eso hace que haya una cohesión, como lo que pasa en la oposición, no hay una oposición, sino más bien es un arco opositor con distintas fuerzas políticas; y, en el caso del oficialismo, una conducción absolutamente centralizada. La voz, en este caso del gobierno y del PJ es una sola voz, esta es una ventaja. No se puede opinar, nadie puede discutir una orden, entre otras cosas.

MHG: ¿Usted resistió hasta que pudo? AI: Hubo un cambio de gobierno, la Presidente conformó su gabinete, los ministros del ex presidente Kirchner, en su mayoría fueron confirmados, yo no lo fui. A partir de la presidencia de Cristina se hace más fuerte la idea de la confrontación permanente, de seleccionar a alguien como enemigo para tratar de vencerlo y acumular poder, se hace mucho más evidente, sobre todo por el contraste, es decir, por lo que Cristina venía diciendo en su campaña electoral acerca de la calidad institucional, la relación internacional de Argentina con el resto del mundo, la idea del pacto social, la idea de concertación, nombre que se le puso a la alianza con ciertos sectores del radicalismo, la utilización del diálogo como instrumento de acción de gobierno. Todas esas cosas que venía diciendo Cristina en la campaña brutalmente se revirtieron, sobre todo con un conflicto no solucionado aún, el conflicto con el campo, conflicto que afecta al interior del país, a una gran parte de la sociedad argentina, en que equivocadamente, a mi juicio, algo que era una reivindicación de un sector social que consideraba injusto pagar más impuesto, se transforma en una confrontación ideológica, cultural, política, acudiendo a la historia para hacer comparaciones.

MHG: ¿Usted considera que Kirchner midió el conflicto a partir de los votos que podía conseguir considerando que no llegar a un acuerdo con el sector de la llamada vieja aristocracia del campo, en un principio era visto como favorable? AI: No, yo creo que fue una grave equivocación, un grave error político. Kirchner cuando fue presidente tuvo más olfato cuando le tocó enfrentar a Blumberg, cuando hizo esos planteos sobre la seguridad, en la que hubo una convocatoria popular masiva, frente a eso Kirchner evitó la denuncia con cosas que se podrían haber dicho en esos momentos, por ejemplo, denunciarlo como agente del fascismo, sin embargo tuvo una propensión a dialogar y el fenómeno individual Blumberg se fue evaporando al calor del paso del tiempo y luego con lo relacionado usurpación de su título. Pero ahí Kirchner manifestó voluntad negociadora. En el caso del campo fue un error garrafal de concepto, de no entender lo qué significa el sector agropecuario en el país, es un sector muy dinámico y muy competitivo en el ámbito de la economía porque aporta divisas al país y creyó que podría enfrentar al campo, que es un sector social que no solo estaba compuesto por los productores, sino que se le agregaba el interior del país, la clase media, sus trabajadores; creyó que era enfrentar a la Corte Suprema desacreditada, como podía ser la Corte de Nazareno… Pero en el tema del campo, hubo un error de cálculo, y después no podía reconocer ese error, eso lo lleva a no poder retroceder. Todavía sigue en esa postura.

MHG: ¿Cree que Kirchner pagará sus errores en el 2011? AI: Creo que hay cosas de las que no se vuelve… Más allá que se ha ido constituyendo, a partir del 28 de junio del 2009, un núcleo duro del kirchnerismo, creo que realmente la pérdida del apoyo social que se patentizó después del las elecciones parlamentarias no la va a recuperar, la ida de los dirigentes de la concertación radical que apoyaron a Cristina para ser presidente, la constitución del Peronismo Federal, con figuras como Reutemann, Obeid, Rosatti, en la provincia se Santa Fe, Solá en la provincia de Buenos Aires, Busti en entre Ríos, entre otros… toda esta pérdida no me parece que la puedan revertir. Usted me preguntó al comienzo de esta entrevista qué pasa con Timmerman, creo que está reflejando esto, el abandono, Taiana mal que mal es un hombre que proviene del tronco justicialista, Timmerman tiene una pertenencia política bastante lábil, lo que se puede decir es que desde el 2003 adhiere al kirchnerismo, un proyecto como algo diferente del partido Justicialista, este proyecto es mucho más concentrado, más fanatizado en cuanto a tomar partido en estas guerras que vive planteando este gobierno… creo que a largo plazo esto va a ir en contra de las posibilidades electorales de Kirchner.

MHG: ¿Considera que la última “guerra” de Kirchner va a ser contra la justicia, ante la posibilidad concreta de algunos hechos de corrupción que se están analizando? AI: No sabría decirle, es difícil prever, la justicia en esta materia es bastante poco eficaz en ocasiones, o bien por falta de recursos o bien por falta de voluntad para investigar, de todos modos no creo que pueda emprender una guerra con posibilidades de éxito contra el Poder Judicial, creo que una de las grandes medidas del primer gobierno, es decir, el de Kirchner, al inicio de su gobierno y que el 99% de la sociedad no se la discute, fue la transformación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en un organismo autónomo, en un organismo independiente, así que no creo que tenga posibilidades de éxito en una guerra contra la justicia, pueden ser más bien escaramuzas.

MHG: ¿Cómo definir hoy al peronismo, si pasamos por Menem, por Kirchner, en la actualidad el Peronismo Federal?

AI: Bueno, a los extranjeros les resulta difícil comprender al peronismo, y, en algunas ocasiones, a los argentinos también. Cuando dice Mario Bunge, citando a un sociólogo argentino y dice “se fue del país para entender el peronismo”. Es difícil, para nosotros los peronistas decimos que la doctrina peronista ha perdurado en la mente y en el corazón de los argentinos y que el movimiento lo mismo, por lo que hizo y por la potencialidad de lo que podría hacer. Por supuesto que el peronismo, desde el 45 ha tenido un protagonismo enorme, porque ha gobernado la mitad del tiempo, desde su fundación hasta ahora, a la Argentina, por lo tanto, no se puede hacer el distraído por el estado en que está el país hoy. Tenemos muchas cosas buenas, no estoy de acuerdo con aquellos que dicen que todo es un desastre, pero tenemos muchas cosas que corregir, creo que la substancial, la más importante es que existan todavía un 30% de conciudadanos por debajo de la línea del pobreza. Ahí el peronismo no puede distraerse, en el sentido que no puede echarle la culpa a los demás. Tampoco tiene la culpa de todo como dicen algunos. El peronismo tiene que asumir una autocrítica, tiene que dar explicaciones, de todo lo que ha ido haciendo desde el 45, con Menem, es decir sobre toda su historia y asumirla, y decir, bueno, nos equivocamos en esto y en aquello. Así podrá volver a ser alternativa y creo que lo vamos a poder hacer.

Dr. Alberto Iribarne, ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación del gobierno de Néstor Kirchner. Reemplazó a Horacio Rossatti desde julio de 2005. Fue designado por Cristina Kirchner Embajador ante el Vaticano. No fue aceptado por su condición de divorciado vuelto a casar, una “irregularidad canónica” que impide sea aceptado en ese cargo diplomático.

Fuente: www.mariaherminiagrande.com.ar, 19/06/2010.

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