Honrar a los ancianos es la restitución del amor

La audiencia general de esta mañana tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, en la que Francisco retomó el ciclo de reflexiones sobre la vejez.

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El papa Francisco volvió a celebrar este miércoles 20 de abril, más de dos años después, la audiencia general en la Plaza de San Pedro. Ante cerca de veinte mil fieles, venidos de Italia y de todo el mundo, el pontífice continuó con el ciclo de catequesis sobre la vejez, centrando su reflexión en el tema: “Honra a tu padre ya tu madre”: amor por la vida vivida.

Durante la catequesis, pidió a los padres que siempre acerquen a sus hijos a los ancianos, “incluso cuando estén enfermos o no muy bien de la cabeza” y que “si no hay otra posibilidad que llevarlos a las residencias” que se vaya siempre a visitarlos.

“Son el honor de nuestra civilización y los hijos a veces se olvidan de ello. Pensar que son un desperdicio es un pecado grave”, indicó Francisco.

Asimismo, el pontífice condenó el hecho de que la debilidad propia de las edades avanzadas, sea socialmente reprochada, “e incluso castigada, como si fuera una culpa. Cuando el desconcierto y la confusión se convierten en una apertura para la burla y la agresividad. Puede suceder incluso entre las paredes domésticas, en las residencias, como también en las oficinas o en los espacios abiertos de la ciudad”.

Para ilustrar estos casos de burla, el Papa recordó algunos sucesos producidos contra los ancianos y los débiles, como cuando unos chicos quemaron la manta que cubría a un vagabundo, “porque lo veían como un desecho humano” pero agregó que esto es sólo “la punta del iceberg, es decir, del desprecio por una vida que, lejos de las atracciones y de las pulsiones de la juventud, aparece ya como una vida de descarte”.

Por otra parte, el cuidado de los ancianos debe ser tarea de todos, ya que “el amor por lo humano que nos es común, incluido el honor por la vida vivida, no es cosa de ancianos”, sino que debe convertirse en ambición de todos.

Con el corazón siempre vuelto hacia los pueblos del mundo en dificultad, Francisco al final de la audiencia saludó a los fieles de Myanmar y bendijo la generosidad de los polacos, por la acogida hacia los refugiados ucranianos. Sin olvidar renovar su invitación a la oración: “Oremos por la paz y por el consuelo de todas las familias que sufren las guerras en el mundo”.

Fuente: https://aica.org/

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