Habrá dos nuevos cardenales argentinos

El Papa designó a los arzobispos Leonardo Sandri y Estanislao Karlic, entre otros 23 purpurados. Preeminencia de arzobispos europeos.

Por Cristina Taquini

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ROMA.- Con un fuerte incremento de purpurados europeos, que tendrían mayor peso en un eventual cónclave, el papa Benedicto XVI anunció ayer la proclamación de 23 nuevos cardenales, entre los que se destacan dos arzobispos argentinos.

Se trata de monseñor Leonardo Sandri, de 63 años, actual prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, quien prestó su voz a Juan Pablo II en los últimos días de su larga agonía y que durante dos años fue sustituto de la Secretaría de Estado, y de monseñor Estanislao Karlic, de 81, arzobispo emérito de Paraná y ex presidente del Episcopado argentino.

Al formular el anuncio, sobre el final de la audiencia general en la plaza San Pedro, Benedicto XVI anticipó que el 24 de noviembre próximo celebrará su segundo consistorio, con la creación de 23 nuevos cardenales. De ellos, 18 son menores de 80 años, la edad límite prevista para participar en la elección de un nuevo pontífice.

Con estos nombramientos, la Argentina tendrá un total de cuatro purpurados. Los elegidos ayer se suman a los cardenales Jorge Bergoglio (70), arzobispo de Buenos Aires, que participó y fue votado en el cónclave que hace dos años eligió a Benedicto XVI, y Jorge María Mejía (84), archivista y bibliotecario emérito del Vaticano.

Los purpurados

Otros dos nuevos cardenales de América latina son los arzobispos de Monterrey, Francisco Robles Ortega, y de San Pablo, Odilio Pedro Scherer. Así, los purpurados latinoamericanos pasarán a ser 21 (antes eran 18) dentro de los 121 miembros del Colegio Cardenalicio con derecho a voto en un cónclave, uno más del límite fijado por el papa Pablo VI.

“Tengo la alegría de anunciar que el 24 de noviembre próximo, vigilia de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, celebraré un consistorio”, dijo hoy Benedicto XVI en la plaza San Pedro, colmada de fieles.

Las nuevas designaciones llevarán de 50 a 60 el número de los cardenales europeos. Será menor el crecimiento del número de purpurados de EE.UU. (de 14 a 16), Asia (12 a 13) y Africa (de 7 a 9). Los cardenales de Oceanía menores de 80 años eran y seguirán siendo sólo dos.

Según el analista vaticano Gerald O Connell, las designaciones confirman la línea profundamente europeísta en la conducción de la Iglesia, que se corresponde con la reiterada preocupación del Papa por la caída del peso y la presencia del cristianismo en el continente europeo.

Se distancia, así, de la intensa acción promovida por su antecesor en América latina, Africa y Asia, donde se concentra la mayor parte de los católicos del mundo y donde hoy nace la mayor parte de las vocaciones. Estas regiones perderían, así, representatividad a la hora de elegir al futuro nuevo jefe de la Iglesia Católica.

Entre los diez futuros cardenales europeos, el Papa promovió al arzobispo de Génova y presidente del Episcopado italiano, monseñor Angelo Bagnasco. Los otros tres italianos son Giovanni Lajolo, sucesor de Jean Louis Tauran como “canciller” vaticano; Angelo Comastri, archiprete de la Basílica de San Pedro y vicario del Papa, y el salesiano Raffaele Farina, prefecto de la Biblioteca Vaticana.

Otros purpurados europeos están a cargo de diócesis importantes, como los arzobispos de París, monseñor Andrè Ving-Trois; Barcelona, Luis Martínez Sistach, y Valencia, Agustín García Gasco Vicente. Y la lista comprende, además, al arzobispo de Armagh (Irlanda), Sean Baptist Brady, y a los presidentes del Consejo Pontificio para los Laicos, Stanislaw Rylko (polaco), y del Consejo Cor Unum, Paul Josef Cordes (alemán). Benedicto XVI tenía previsto, además, nombrar cardenal al obispo polaco Ignacy Jez, que falleció el día anterior.

Los dos nuevos cardenales estadounidenses son el arzobispo John P. Foley, que conduce la Orden Ecuestre de los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén, y Daniel Di Nardo, arzobispo de Galveston-Houston.

También fueron promovidos los arzobispo de Dakar (Senegal), Thèodore-Adrien Sarr; Nairobi (Kenia), monseñor John Njue, y Bombay (India), monseñor Oswald Gracias.

Como filósofo y teólogo, Ratzinger dedicó numerosos textos para ratificar la identidad “histórica, cultural y moral” de Europa, a la que considera “cuna de la humanidad”, y a la necesidad de dar “nueva linfa a las antiguas raíces cristianas del continente. En el controvertido discurso pronunciado en Ratisbona y después en Viena reiteró que Europa no puede y no logra tener una verdadera identidad sin el cristianismo.

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 18 de octubre de 2007.

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