Hasta que se es padre o madre la mayoría se desentiende del mundo que viven y consumen los hijos pequeños. En lo personal no soy la excepción y a medida que fue creciendo Juan Manuel (de dos años) empezamos a seguir sus vivencias y gustos personales. En el caso de los programas televisivos el que siempre más miró desde hace varios meses es los Backyardigans. De los cinco integrantes el preferido es Pablo (un pingüino vestido de azul y amarillo) y también están Tyrone, Tasha, Uniqua y Austing. En la tarde del sábado último los Backyardigans saltaron del formato televisivo al teatral con “Aventuras maravillosas” en el teatro Lasserre, organizado por el Centro Ciudad de Rafaela. A decir verdad, nos quedamos gratamente sorprendidos porque no era el único fanático. La sala estaba casi llena con capacidad para 480 personas para disfrutar de un show musical que deslumbró a chicos, con un importante despliegue de escenografía y luces, baile, magia, diversión y mucha interacción con el público, interpretando canciones conocidas de la pantalla chica y también una adaptación propia. Los chicos se sumaron al baile en sus lugares junto a ellos para ser llevarlos al mundo de aventuras maravillosas, viajando a Egipto, a la selva, a la nieve y a otros lugares que los Backyardigans hacen llegar con imaginación. El elenco estuvo integrado por un grupo de actores y bailarines de primer nivel de Buenos Aires: Sebastián Artel, Valentina Biegun, Luciana Cury, María José Frías y Carolina Gallo, contando con una producción de Imagen Sport Grau. En el tramo final emitieron mensajes reflexivos sobre la importancia de la amistad, el respeto por los que piensan diferente y apostar siempre a la verdad. Como dato de color negativo, la comida representada en forma ficticia era la denominada chatarra: hamburguesas, salchichas y papas fritas. Después de casi una hora de actuación con vestimenta muy calurosa para los actores que terminan extenuados llega el saludo final, pero los chicos se resisten y empiezan a treparse al escenario para saludar a sus personajes, mientras los padres no paran de tomar fotografías y filmar. ¿En qué medida influencian los medios de comunicación, especialmente la televisión, en los más pequeños en el marco de la cultura de la imagen? ¿De qué manera se puede compatibilizar la educación familiar sin perder de vista los mensajes mediáticos?
Emilio Grande (h.)