Experiencias que marcan

El escritor español hace un canto a la realidad social: “Es tan corta la vida y tan inmenso el amor, que después de soñarlo, quiero vivirlo”.

Por Víctor Corcoba Herrero (Granada)

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Hoy salí a comprar el amor en la esquina de la plaza del sol, como todo se compra y se vende, me puse en venta sin pensarlo.

Tras ver como las estrellas rondan a la luna, vencí complejos, y salí a tomar la calle por montera.

De un pasatiempo pasé a una tragedia. Recibí palabras vacías que sesgaron la pureza del verbo en mis labios. Coseché juegos de uso y abuso, me volví nadie en mi, un muñeco para divertimento del vicio.

Nada de ternura y cantidad de dolor, donde reina el comercio, gobierna el interés.

Más tarde que pronto, caí en la cuenta que el amor nace del verso, no entiende de mercados, sí de latidos, porque más que un género mercantil es un género poético que nos entrelaza, y más que un instinto es una creación y una recreación de almas, dispuestas a vivir y a convivir en la poesía.

Poesía que es el preludio del beso que se entrecruza con las miradas, la obertura de los silencios que hablan, el acorde en el que todo se mira y admira.

Después de tantas ventas y reventas encalladas en el cuerpo, sufridas en carne viva, demando reír con alguien por nada, sin oferta alguna, en donación, dispuesto a amar porque también me amo. . Es tan corta la vida y tan inmenso el amor, que después de soñarlo, quiero vivirlo.

Víctor Corcoba Herrero corcoba@telefonica.net (9 de mayo de 2009)

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