“Es una designación que no me esperaba y me tomó por sorpresa”

Así testimonia el sacerdote Fabián Alesso, nuevo rector del Colegio Sacerdotal Argentino en Roma. “La Iglesia Argentina presta un servicio de atención pastoral en la diócesis romana como signo y expresión de la comunión eclesial”, destaca. Actualmente es párroco en San Guillermo.

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Así testimonia el sacerdote Fabián Alesso, nuevo rector del Colegio Sacerdotal Argentino en Roma, a CASTELLANOS.

El sacerdote Fabián Alesso, nuevo rector del Colegio Sacerdotal Argentino en Roma.

Por Emilio Grande (h.).- El martes último se publicó la noticia sobre la designación del Episcopado al presbítero Fabián Alesso como nuevo rector de la Iglesia Argentina en Roma y del Colegio Sacerdotal Argentino para el período 2020-2023.

“Fue una designación que no me esperaba y me tomó totalmente por sorpresa, al poco tiempo de haber comenzado un nuevo oficio pastoral como párroco de San Guillermo”, destaca en una entrevista con este cronista.

Hay que recordar que este cargo también fue ocupado por el rafaelino Antonio Grande (hermano de quien firma esta entrevista) entre 2011-2014, quien actualmente es párroco en Frontera.

Alesso es oriundo de Sunchales, tiene 51 años, fue ordenado sacerdote el 15 de octubre de 1993 en la parroquia San Carlos Borromeo de la citada ciudad. En 2005 se recibió de licenciado en Teología Bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Estuvo sirviendo en las parroquias de Ceres, Vila, Ramona, Sagrado Corazón de Jesús, Nuestra Señora de Fátima (ambas de Rafaela) y desde el 22 de julio de 2018 en San Guillermo. “Además de haber ido a estudiar, durante 6 años formé parte del cuerpo de formadores del seminario de Paraná, residiendo en esa casa de formación sacerdotal”, agrega.

-¿En qué consistirán las actividades pastorales de la nueva etapa en la capital italiana?
-El Colegio Sacerdotal Argentino es una casa en la que residen sacerdotes de distintas diócesis del país que son enviados por sus obispos a Roma para realizar diversos estudios de especialización en las universidades allí presentes. El rector del Colegio preside esa comunidad sacerdotal, tratando de ofrecer las herramientas para que el tiempo transcurrido sea un período de formación permanente integral: humana, espiritual, pastoral y académica. También forma parte del servicio a prestar el contacto con los obispos del país que proyectan precisamente enviar sacerdotes a estudiar a Roma y que desean que tengan allí su residencia. Entre los sacerdotes del Colegio sacerdotal se atiende la Iglesia Nacional Argentina. Esta Iglesia, ya centenaria y primera Iglesia nacional de un país latinoamericano en Roma, tiene la finalidad de ser un signo y una presencia. Signo de la comunión de la Iglesia que peregrina en Argentina con la diócesis de Roma, cuyo obispo es el Papa y que preside en la caridad a todas las iglesias. La Iglesia Argentina presta entonces un servicio de atención pastoral en la diócesis romana como signo y expresión de esa comunión. Por otra parte, es una presencia de los cristianos católicos argentinos en Roma, que se convierte en un lugar convocante para celebrar desde allí, en el corazón de la cristiandad, momentos importantes, religiosos y civiles de nuestra vida nacional: tedeums de fiestas patrias, canonizaciones y beatificaciones de hijos de nuestra patria, solemnidad de la Virgen de Luján, patrona de Argentina. Para los católicos argentinos, que oportunamente peregrinan a Roma, saben que pueden hallar allí una comunidad de sacerdotes connacionales.

-¿Cuáles son las emociones que te producen esta nueva tarea pastoral cerca del Papa Francisco, y al mismo tiempo, dejar la vida diocesana de Rafaela?
-Lamentablemente me tocará estar ausente en la próxima asamblea diocesana en el año 2021. De todos modos, uno sigue en comunión y contacto, palpitando con la vida diocesana aún en la distancia, más aún cuando hay tantas posibilidades en lo que respecta a la comunicación. Sobre la etapa que se abre creo que aún no he dimensionado todas las riquezas que ella encierra para mi vida sacerdotal: servir en la diócesis de Roma, cerca del Papa; estar en contacto con los sacerdotes del Colegio y sus estudios, a través de ellos con sus diócesis y con distintas realidades académicas; los encuentros que sin duda se irán dando con hombres y mujeres de distintos lugares del mundo y de los cuales tendré mucho que aprender y enriquecerme.

Luego de 7 años en la parroquia Fátima de Rafaela, hace apenas más de un año que estás en San Guillermo, ¿cuáles son las diferencias sustanciales entre ambas comunidades tanto en la vida parroquial y en lo social-comunitario?
En lo eclesial, al pertenecer a la misma Diócesis, la cual viene realizando un camino de comunión pastoral, te diría que no hallo “diferencias sustanciales”. Los mismos objetivos nos van guiando y con un mismo estilo de participación y comunión que lentamente va plasmando toda la vida diocesana. En lo social te diría que la realidad de San Guillermo es más homogénea y serena con respecto a la realidad de los barrios que abarca la parroquia de Fátima en Rafaela. Estos barrios son parte de una gran ciudad de más de 100.000 habitantes, con todas las posibilidades y desafíos que ello significa, conformando una realidad social, compleja y plural. Aquí, como lo expresaron en las palabras de bienvenida que me dirigieron el año pasado, vivimos en una “joven ciudad con costumbres de pueblo”.

-Volviendo a tu nuevo destino, habías estudiado Licenciatura en Teología Bíblica en la Gregoriana hace 13 años, ¿de qué te sirvió aquella experiencia académica para tu formación sacerdotal y en qué contribuirá con esta designación en la Iglesia Argentina?

-La Licenciatura en Teología Bíblica obtenida entonces ha sido y es de gran ayuda para mi vida y ministerio sacerdotal, ya que me ha brindado herramientas para una lectura más profunda de la palabra de Dios y así aprovecharla tanto en mi vida personal como para distintos servicios realizados: clases, predicaciones de retiros, pastoral ordinaria. Con respecto al nuevo servicio, me ha dado la experiencia de ser estudiante en Roma, en una universidad tan importante como la Gregoriana. Si bien han pasado ya 15 años me ayudará sin duda a sintonizar con lo que están viviendo y necesitan los sacerdotes que hoy van allá con la misma misión.

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 26 de agosto de 2019.

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