«Es peor que durante la dictadura»

Así lo aseguró el padre Luis Viciego sobre la situación actual en Las Heras, provincia de Santa Cruz.

Por María Cecilia Tosi

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Como en todo pueblo pequeño, el párroco de Las Heras es un referente de la comunidad. Todos coinciden en que Luis Viciego conoce con la precisión de un relojero la vida de sus feligreses. Mientras consuela a los vecinos refugiados en su iglesia, denuncia que «los abusos en Las Heras son peor que los de la dictadura militar». Las Heras está convulsionada desde el asesinato del policía Jorge Sayago, pero los allanamientos y arrestos de los últimos días desataron los viejos fantasmas del terror. Así, por lo menos, opina Viciego, un sacerdote italiano que desde hace cinco años lidera la iglesia del pequeño poblado del norte de Santa Cruz, en la provincia del presidente Néstor Kirchner. «Me asusta el actuar de la policía: detienen a cualquiera sin identificarse, golpean y torturan a la gente», relató el párroco a con voz alarmada, en una conversación telefónica. Para Viciego, «es como en la dictadura militar; la Justicia no funciona y la policía hace lo que se le canta». -¿Por qué cree que la policía se comporta así? -La impunidad se la da el gobierno, claro. Acá pueden venir las Madres de Plaza de Mayo; acá tienen trabajo. El sacerdote cuenta que realizó varias denuncias por apremios ilegales contra personas detenidas, pero que sus presentaciones nunca prosperaron en la justicia provincial. «Acá han violado a chicos detenidos en las comisarías; la misma policía hace estas cosas», dice con espanto. Para Viciego, «la brutalidad de la policía es moneda corriente» en esa región de Santa Cruz. Es evidente que la gente siente desprotección y desamparo: son más de 100 los vecinos que anoche se disponían a pasar su segunda noche en la iglesia, acomodados entre los bancos. «Se vive como en la guerra», describe el párroco local. Viciego estuvo ayer reunido con el obispo de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín, que se acercó hasta el pueblo para escuchar a la atormentada comunidad. «Tengo miedo de que se repita la historia y haya más muertes. Que Dios nos ayude e ilumine a nuestros gobernantes para que estén a la altura de la situación», dice Viciego, a quien se lo escucha muy consternado. La iglesia del pueblo, ubicada frente a la plaza, no está preparada para recibir a tanta gente durante la noche. No hay camas y se dificulta servir la comida para todos. Aun así, buena parte de los lugareños de Las Heras prefieren pasar las horas en la parroquia, hasta que los ánimos se calmen. «La policía entra en las casas, no explica nada y se lleva a la gente de los pelos», advierte el cura. «Hay listados de los que se manifiestan, de los que participan en las marchas», explica. Y repite: «Ahora todos tienen miedo».

María Cecilia Tosi

Fuente: diario La Nación, 11 de marzo de 2006.

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