En el mes de la madre: carta a mis hijos

Una carta para el Día de la Madre: "Gracias por ser como eres (de  imperfecta)"

Por María Inés Adorni.- Queridos hijos María Celeste, Gabriel y Agustín quiero que sepan que ustedes tres son el pilar y la fuerza que tengo para seguir en esta lucha de cada día por encontrar la justicia que Dios en breve me sorprenderá de poder abrazarlos, mimarlos como era hace dos años.

Es inconcebible para una madre por medio de una gran traición de la persona que pasó veintiocho años junto a mi lado, un día de repente decidió abandonarme y a los pocos días me lleva a mis hijos y me denuncia porque pedí ayuda espiritual y profesional por ser una mujer que sufría violencia psicológica de él. Pasé por momentos muy tristes que no lo esperaba mi desafío fue demostrar que necesitaban ayuda todos como familia por estar al lado de una persona enferma, manipuladora, fría sin corazón.

Hace dos años que no los veo, en los momentos más difíciles de mi vida las personas que más están a mi lado con su contención son los sacerdotes, amigos, que en las malas están al pie del cañón dándome “fuerzas para seguir adelante”.

Mi esperanza cada día esta fortalecida por la fe, porque la verdad va a salir a la luz.

A esa persona le tengo compasión, porque el dolor que tengo en mi corazón es muy grande y solo le digo que a una madre no se la mata en vida, los hijos no son un trofeo.

Por eso la fe que tengo y las oraciones van a llegar a buen puerto, solo pido justicia de corazón, quiero que ustedes sean libres de elegir sin miedo, ya son grandes y el miedo paraliza.

Antes yo tenía miedo, pero ahora no, como mamá les prometo mientras viva estaré luchando por la verdad y la justicia, el amor de una madre nunca se olvida, a veces paso las noches recordando los momentos desde la panza, la crianza, la escuela, las noches en vela, sus sonrisas, sus peleas, y yo como compinche y amiga mas que mamá estaba allí riendo y a veces queriendo ponerles límites, que por ser de carácter débil, jaja, ni los perros me hacían caso.

Quiero que sepan que ustedes fueron mis grandes maestros. Cada uno de ustedes me enseñó una lección valiosa. No lamento ni un momento lo vivido con ustedes.

Siempre di lo mejor de mi y esto lo se con certeza pues el resultado ha sido inmejorable.

Ustedes tres tienen grandes valores que de niños les fui inculcando y grandes virtudes, son personas inteligentes, buenas, bondadosas, honradas de gran corazón.

Solo le pido a Dios y a la Justicia de poder tenerlos a mi lado pronto.

Están y estarán siempre en mi corazón y siempre estaré orando por ustedes tres, solo les pido que no tengan mas miedo y que vengan a mis brazos abiertos y los cobijaré por más grandes que sean como nuestra madre del cielo está cuidándonos, yo se los encomendé desde que no los volví a ver más.

Siempre estaré esperándolos y seremos muy felices en nuestro hogar.

Les prometo ser fuerte y nunca voy a bajar los brazos, la verdad saldrá a la luz, confío en Dios.

Los extraño y los amo. Soy mamá y este título nadie me lo saca. Los espero.

La vida es un desafío

Queridas almitas en estos tiempo de pruebas en nuestras vidas a veces la vida es un desafio constante, y sólo si nos atrevemos, si trabajamos por superarlos, si nos esforzamos, estaremos viviendo al cien porciento nuestra vida.

El alma sabe sanarse a si misma, nuestro gran desafío es silenciar la mente.

Sabías que tus hábitos modifican hasta la genética y repercuten en tu espiritualidad. El Señor restaura tu alma, cuéntale tu lucha y pídele que te cambie, aunque no tengas ganas de cambiar.

Lo que más importa es tu decisión, los sentimientos vendrán después.

Permite que la razón esté por encima de las emociones. Dios se encargará de lo que no puedes.

¡Persevera , y no dejes la obra inconclusa!.

La oración y la reflexión diaria fortalecen nuestro espíritu, nos transforman y nos acercan más a Cristo.

El secreto está en no tener miedo en equivocarnos y de saber que es necesario ser humilde para aprender.

El mundo en donde habitamos está en nuestras manos, debemos tener coraje de soñar y de correr los riesgos de esos sueños vivirlos ahora.

Recuerda que sin fe es mucho más difícil, la fe es nuestro bastón para seguir caminando junto con Jesús.

La Madre Teresa decía: “La vida es un desafío, afróntalo”.

Restaurando nuestra alma: sembrando semillas de fe…

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