Elecciones PASO 2019: ¿virtudes del cristinismo o fracasos del macrismo?

Por Emilio Grande (h.).- A decir verdad, el resultado electoral del domingo último fue una gran sorpresa para propios y extraños porque las benditas encuestas daban una diferencia favorable a Alberto Fernández de entre 5 y 7 puntos sobre Mauricio Macri. Hablando de encuestas, dicen que ahora se hacen al azar por teléfono fijo (los barrios periféricos no tienen este servicio), obviando patear las barriadas para tener el contacto directo con los ciudadanos que generan una riqueza comunicacional incalculable.
Pero la diferencia de 15 puntos sorprendió primero al oficialismo que anhelaba una derrota ínfima para tener chances de revertirla el 27 de octubre y también al kirchnerismo porque con este resultado lo deja en las puertas de un virtual triunfo electoral, siempre y cuando Alberto, y especialmente Cristina, no produzcan ningún “resbalón” político y, al mismo tiempo, el Gobierno no genere un shock positivo con las medidas económicas anunciadas esta semana, para volver a tener confianza en los votantes como ocurrió en 2015 y 2017.
¿Cuáles fueron las virtudes de los Fernández?
Haberse corrido Cristina de su nueva postulación presidencial al intuir su rechazo entre los sectores medios de la sociedad. Alberto unificó a casi todo el peronismo, a excepción del gobernador Schiaretti, para evitar la dispersión de votos como ocurrió con Massa en 2015, como así también tener un discurso moderado sin conocerse todavía grandes definiciones políticas y económicas sobre si volverá al discurso y práctica kirchneristas (2003-2015) o si en cambio empezará una nueva etapa institucional de crecimiento con equidad. La gente votó con el bolsillo y se olvidó de la monumental corrupción del Gobierno anterior.
¿Cuáles fueron los errores del macrismo?
El Presidente cometió dos errores groseros: pecar de soberbio al creer que sólo podía solucionar los graves problemas socio-económicos y frente al aumento de la desocupación y la pobreza en los últimos 3 años evitar los tarifazos que hubo en 2018. Sin ir lejos (por ejemplo, al conurbano bonaerense profundo), los que reclamaron los aumentos de las tarifas de la luz el año pasado en el Concejo Municipal de Rafaela no eran personas de los barrios periféricos sino comerciantes, trabajadores y jubilados de clase media, quienes seguramente habían votado a Macri en las elecciones de 2015 y 2017.
En la campaña electoral de 2015, el entonces candidato opositor a la Presidencia había expresado a la mesa chica que si ganaba las elecciones convocaría a los principales actores para consensuar grandes políticas de Estado, pero se impuso en las elecciones y se olvidó de esa promesa que hubiera sido muy necesaria para el país, según testimonió el ex ministro Pray-Gay en enero de 2019 durante una entrevista con el colega Carlos Pagni en su programa “Odisea” por La Nación+. Tampoco hay que olvidarse el debate innecesario sobre el aborto que hubo en 2018 (Alberto afirmó que está a favor de su despenalización…).
Lamentablemente, tras la derrota del domingo último se desató una corrida del dólar y una caída de los bonos y las acciones argentinas por un posible rechazo al regreso de Cristina al poder. En un país serio (Chile o España, por citar algunos ejemplos) no se producen este tipo de grandes oscilaciones financieras que terminan devaluando la moneda de origen y, al mismo tiempo, generando incertidumbre social porque no hay precios, sumado a la costumbre argentina de remarcar por las dudas…
Estamos viviendo una compleja encrucijada institucional en el que se debe preservar la gobernabilidad en base a la serenidad y la confianza, teniendo mayor responsabilidad el Gobierno y en menor medida el peronismo. Macri quedó debilitado por el resultado electoral, Alberto Fernández solamente ganó las PASO y debe ratificar el triunfo en octubre.
En el medio están los sufrimientos y penurias de la población argentina que viene soportando distintas crisis políticas y económicas desde hace varias décadas con problemas graves que no se resuelven y se fueron agravando con el paso del tiempo: la pobreza aumentó del 4% en 1974 a más del 33% en 2018, en cuyo período hubo diversos gobiernos civiles (peronistas, radicales y macristas) y militares…
Urge que el futuro Gobierno a partir del 10 de diciembre haga una gran convocatoria de pacificación nacional, que establezca políticas de Estado a largo plazo, priorizando el bien común por encima de los intereses mezquinos sectoriales.

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