Elecciones: ¿cómo hace el peronismo para no cometer errores del pasado?

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es PAGINA-4-9.jpg

Por Emilio Grande (h.).- En los comicios generales del domingo 27 de octubre casi no hubo grandes sorpresas respecto de las PASO del 11 de agosto último. En aquella oportunidad, el amplio vencedor fue Alberto Fernández (49,49%) y ahora lo ratificó (48,10%), siendo la novedad el crecimiento notorio de Macri (del 32,93% al 40,37%) ayudado por las convocatorias por distintas ciudades de país (entre ellas Rafaela), achicando aquella diferencia pero no pudo forzar para ir el ballotage (segunda vuelta).
¿Cuáles fueron los secretos del triunfo del «Frente de todos»?
Primero haberse corrido Cristina Fernández de su nueva postulación presidencial al intuir su rechazo entre los sectores medios de la sociedad (¿hubiera sacado el mismo caudal de votos?). Además, Alberto Fernández unificó a casi todo el peronismo, a excepción del gobernador Schiaretti quien mantuvo su prescindencia, para evitar la dispersión de votos como ocurrió con Massa en 2015, como así también tener un discurso moderado sin conocerse todavía grandes definiciones políticas y económicas sobre si volverá al discurso y práctica kirchneristas (2003-2015) o si en cambio empezará una nueva etapa institucional de diálogo y crecimiento con equidad. La gente votó con el bolsillo y muchos se olvidaron de la monumental corrupción del Gobierno anterior.
¿Cuáles fueron los errores de «Juntos por el cambio»?
Después de ganar las elecciones de 2015 (presidenciales) y 2017 (legislativas), el Gobierno creyó que podía hacer lo que se propusiera porque entendía que el mensaje de la gente a través de las urnas lo habilitaba en ese sentido. Al poco tiempo presentó el proyecto de reforma previsional, que en teoría iba a beneficiar a los jubilados y pensionados, pero en la práctica se desconoce si realmente mejoró los haberes de los pasivos. En 2018 vinieron los tarifazos por el atraso de los servicios públicos (especialmente de luz). Los que reclamaron los aumentos de las tarifas el año pasado, por ejemplo en el Concejo Municipal de Rafaela, no fueron personas de los barrios periféricos sino comerciantes, trabajadores y jubilados de clase media, quienes seguramente votaron a Macri en 2015 y 2017.
La crisis económica de los últimos años le jugó en contra: la espiral inflacionaria no para de crecer (en lo que va de 2019 es del 37,7% y en 2018 fue del 47,6%), cayó la actividad económica (2,5% en 2018), aumentó la desocupación (9,1% en 2018), el aumento del dólar que genera devaluación de la moneda y la pobreza (35,4%). Con estos indicadores era casi imposible que un presidente ganara las elecciones en Argentina y en cualquier lugar del mundo.
En el Congreso, el nuevo oficialismo tendrá mayoría en el Senado (presidido por Cristina) con 37 bancas y 29 de Cambiemos; en cambio, en Diputados habrá más paridad de fuerzas con 120 del kirchnerismo-PJ y 119 de Cambiemos, con lo cual deberán negociar para la aprobación de los principales proyectos.
Con los resultados del domingo, el mapa nacional quedó pintado con los colores de la «camiseta de Boca»: las provincias del centro (Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y CABA) de color amarillo en alusión a Cambiemos y el resto (norte y sur del país) de color azul en relación al PJ. Otra de las sorpresas fue que en la provincia de Santa Fe Macri (43,54%) revirtió el resultado de las PASO al conseguir una ajustada victoria sobre Alberto (42,62%); Rafaela volvió a mostrar su apoyo incondicional al macrismo (60%), duplicando los votos de los Fernández (28%).
Para no quedarnos solamente con la radiografía de los números, hay que analizar también los discursos del domingo a la noche de ambos sectores. Cuando hablaron Vidal y Macri se mostraron serenos y que las derrotas habían calado en sus pensamientos, exhibiendo cierta madurez política, especialmente del Presidente, quien anunció que este lunes iba a recibir a Fernández en la Casa Rosada. En cambio, Kicillof dijo que la situación económica que deja este Gobierno es de «tierra arrasada», Cristina de Kirchner exigió al Gobierno conservar el patrimonio (por las reservas) y Alberto fue más conciliador confirmando el encuentro con Macri.

Pensando en el futuro

«Si en cambio triunfara la oposición, le corresponderá al Presidente facilitar la transición con conductas de hombre de Estado, sin especulaciones ni pequeñeces. Quizás haciendo lo mínimo se conjure lo urgente, hasta encontrar la grandeza que requiere afrontar lo importante». Así terminaba su columna sabatina el analista político Eduardo Fidanza en diario La Nación.
Justamente, una señal de madurez política es que este lunes se juntaron Mauricio Macri y Alberto Fernández en la Casa Rosada para empezar una «transición ordenada» entre ambos equipos para llegar al 10 de diciembre y evitar una fuga de las reservas en el Banco Central, especialmente con el nuevo cepo de dólares dispuesto en las últimas horas. Hace 4 años no había ocurrido lo mismo y la entonces presidente no le entregó el mando a Macri…
En la campaña electoral de 2015, Macri había expresado a la mesa chica que si ganaba las elecciones convocaría a los principales actores para consensuar políticas de Estado, pero se impuso en las elecciones y se olvidó de esa promesa que hubiera sido muy necesaria para el país, según testimonió el ex ministro Pray-Gay en enero de 2019 en una entrevista con el colega Carlos Pagni en su programa «Odisea» por La Nación+.
Por este motivo, frente a una realidad crítica y compleja en materia económica, es necesario un gran acuerdo nacional entre los principales actores sociales para fijar políticas de Estado a corto, mediano y largo plazo sobre acuerdos políticos en economía, producción, educación, infraestructura, seguridad, salud, entre otros.
«La estrategia de un gobierno necesita estar basada en un plan y su seguimiento. Pensar y concertar un plan de gobierno mejora el foco estratégico de la gestión, contribuye a crear mecanismos de coordinación, a priorizar y asignar recursos públicos, a medir resultados y a dar explicaciones sobre logros y desafíos», opinaron la rafaelina Natalia Aquilino y Jimena Rubio (directora e investigadora del programa de Monitoreo y Evaluación de Cippec, respectivamente), en el último suplemento Ideas de La Nación.
En el medio de esta coyuntura, están los sufrimientos y penurias de la población argentina que viene soportando distintas crisis políticas y económicas desde hace varias décadas con problemas graves que no se resuelven y se fueron agravando con el paso del tiempo: la pobreza aumentó del 4% en 1974 a más del 35% en 2019, en cuyo período hubo diversos gobiernos civiles (peronistas, radicales y macristas) y militares…
En la noche del domingo, el electo presidente arengó a sus seguidores: «Volvimos y vamos a ser mejores…» ¿Se habrá referido sobre el cuestionado pasado kirchnerista de autoritarismo, soberbia y persecución? ¿Avanzará la Justicia sobre las causas de corrupción?
Finalmente, estamos al borde del precipicio, entonces urge que el futuro Gobierno a partir del 10 de diciembre haga una gran convocatoria de pacificación nacional, que establezca políticas de Estado, priorizando el bien común por encima de los intereses mezquinos sectoriales…

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 29 de octubre de 2019.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *