El viaje de Benedicto XVI a Tierra Santa

Se trata del editorial del programa radial “Sábado 100” por Mitre Rafaela (FM 91,9) que conduce Emilio Grande (h.). En su despedida de la visita histórica en Tierra Santa, el Papa dijo: “¡No más derramamiento de sangre! ¡No más conflicto! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra!”.

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El Papa terminó hace unos días la peregrinación en Tierra Santa en la que tuvo momentos de alto voltaje político con los líderes políticos y religiosos de Jordania, Israel y Cisjordania, como también recorrió los lugares santos que vivió Cristo. En la ciudad de Nazaret, donde creció Jesús, rezó la misa más multitudinaria de su viaje, en la que instó a cristianos y musulmanes a rechazar el odio y a defender la familia. “Invito a edificar puentes, a hallar una pacífica coexistencia. Que cada uno rechace el poder destructivo del odio y del prejuicio, que matan el alma humana más que al cuerpo”, clamó el Papa. El Sumo Pontífice pidió en Belén, en los territorios ocupados por Israel desde 1967, la creación de un Estado palestino y condenó el “trágico” muro de separación construido por el Estado hebreo en Cisjordania. Unas 40.000 personas asistieron a la misa en el Monte del Precipicio, el lugar en el que, según los Evangelios, la muchedumbre furiosa intentó arrojar a Jesús al abismo. “Desafortunadamente, en estos últimos años las tensiones han afectado las relaciones entre cristianos y musulmanes”, reconoció el Papa. “Invito a las personas de buena voluntad de las dos comunidades a reparar los daños causados” y a trabajar para “edificar puentes y encontrar la manera de llegar a una pacífica coexistencia”, agregó. Recordando el valor simbólico de Nazaret, “la ciudad de María, José y Jesús, es decir, la Sagrada Familia”, Benedicto XVI pidió defender la “dignidad” de la familia como elemento clave para lo que llamó la “ecología humana”. Miles de personas, provenientes de varias ciudades de Israel así como de Europa y Estados Unidos, asistieron a la misa. Benedicto XVI visitó también la basílica de La Anunciación y la gruta del Santuario que, de acuerdo con la tradición, fue el lugar donde el arcángel Gabriel se le apareció a María, que estaba encinta, para anunciarle el nacimiento de Jesús. El último día de su viaje lo dedicó a una visita a la basílica del Santo Sepulcro y oró en el Gólgota, lugar en el que, según los Evangelios, se produjeron la crucifixión, el entierro y la resurrección de Cristo. En su despedida de la visita histórica en Tierra Santa, el Papa dijo: “¡No más derramamiento de sangre! ¡No más conflicto! ¡No más terrorismo! ¡No más guerra! Rompamos el círculo vicioso de la violencia. Que pueda establecerse una paz duradera basada en la justicia, que haya una verdadera reconciliación y curación. Que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad en el interior de sus fronteras internacionalmente reconocidas. Que sea igualmente reconocido que el pueblo palestino tiene el derecho a una patria independiente, soberana, a vivir con dignidad y viajar libremente. Una de las visiones más tristes para mí ha sido el muro. He rezado por un futuro en el que los pueblos de la Tierra Santa puedan vivir juntos en paz y armonía sin necesidad de semejantes instrumentos de seguridad y separación, sino respetándose y confiando el uno en el otro, en la renuncia de toda forma de violencia y de agresión”.

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