El riñón de un joven permitió hacer un trasplante a Milagros

La cirugía se realizó el 5 de setiembre en Santa Fe. Hace 2 años que se dializaba en nuestra ciudad y 7 meses que estaba en lista de urgencia. Tiene 8 años y cursa primer año en la escuela Amancay.

Por Emilio Grande (h.)

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Frente al dolor por la muerte de un joven rosarino de 24 años en un accidente, sus padres resolvieron donar los órganos para salvar a otras vidas, entre ellas la de la rafaelina Milagros Soledad Polanco, de 8 años, que fue trasplantada de un riñón en la Clínica de Urología y Enfermedades Cardiovasculares de Santa Fe el 5 de setiembre último. Ese día parecía un día común para esta nena del barrio Amancay, pero antes de ir a la escuela homónima (cursa 1er. año) su tía abuela Carmen Herrera (su “mamá de corazón”) recibió un llamado telefónico del doctor Ricardo Bello: “Hay que viajar urgente a Santa Fe para hacer el trasplante”, confió a este cronista. A media mañana ya estaban viajando en colectivo acompañados por sus padres biológicos, Vanesa Herrera y Salvador Polanco. Una vez en la Clínica se le efectuaron estudios para confirmar si el riñón era compatible. Milagros venía dializándose en la Clínica de Enfermedades Renales de Rafaela (desde hacía más de dos años tres veces por semana) y sufría presión alta (de 18 a 20), se agitaba para caminar, estaba nerviosa, no podía comer y lloraba. Sin embargo, antes de ingresar al quirófano estaba contenta y extendió las manos al cielo para agradecer. “Quedate tranquila porque Dios y el Gauchito Gil me mandaron el riñón”, le dijo Milagros a Carmen. A las 13:20 entró en cirugía y a las 15:45 ya había sido trasplantada por los doctores -hermanos- Héctor (h) y Diego Santisteban con la colaboración del nefrólogo Dr. Hugo Culaccioni. Estuvo 12 días en recuperación en la Clínica de la capital provincial con resultado favorable al no haber rechazo del órgano implantado. Volvió a su casa el martes último para continuar el tratamiento con un régimen estricto en las comidas (nada de sal, grasas ni frituras) durante un mes, luego realizar un control y así volver a la escuela. El tratamiento de recuperación total será de siete meses cuando le den el alta médica. Se la ve bien de ánimo y de salud, pesa 17 kilos (a los 6 años sólo pesaba 13 kilos). Tiene que usar un barbijo para evitar el contacto con virus y microbios. Su familia se completa con sus hermanos Julieta de 10 años y Joel de 7 (del primer matrimonio), Nahuel de 4, Santiago de 2 y Brenda de 7 meses (cuyo padre es Juan Díaz, puestero en un campo de Altos de Chipión, provincia de Córdoba).

Un largo calvario

Hacía siete meses que Milagros se encontraba en lista de urgencia para recibir el riñón y hacía tres meses que estaba siendo medicada para reforzar su corazón. El primer síntoma de la enfermedad lo tuvo a los tres años y medio por una infección urinaria, siendo tratada en el Hospital “Jaime Ferré”. Después fue derivada a la Clínica de Niños, donde le efectuaron análisis pero se demoraron los resultados por los problemas económicos. La bioquímica le encontró una infección que le producía hinchazón en los pies y en el cuerpo, y dificultad para respirar. “Era un 24 de octubre de 2005, me asusté y la llevé al Hospital donde le hicieron nuevos análisis con un diagnóstico poco favorable por la infección y la retención de líquido”, recordó la tía abuela. Entonces, el doctor Jorge Bello le practicó análisis completos incluida una ecografía, determinando que un riñón no se había desarrollado desde el nacimiento y el otro se estaba atrofiando a raíz de las infecciones. Se decidió la derivación al Hospital de Niños Orlando Alassia de Santa Fe: tuvo convulsiones y presión alta, estuvo medicada y no orinaba. Le efectuaron diálisis peritoneal. Estuvo tres meses y medio internada con pérdida de peso. Luego continuaron con diálisis en Rafaela durante seis meses y determinaron hacerle una trasplante en forma urgente. En el medio hubo cadenas de oración entre los vecinos del sector y ventas para ayudarlos con los gastos, en la parroquia San Cayetano, como también una campaña en la FM Brothers de esta ciudad. Este cuadro de situación influyó en su educación escolar. En 2005 ingresó a primer año en la escuela Amancay pero por su enfermedad tuvo que abandonar. Al año siguiente volvió a empezar pero quiso estar con su mamá biológica y sus hermanos que también viven en la citada localidad cordobesa, pidiendo el traslado de escuela, pero debido a su deterioro físico y a las prácticas de diálisis en nuestra ciudad tuvo que dejar. Este año hizo el tercer intento y comenzó otra vez en la Amancay. “Por el trasplante hablé con la directora Silvia Paira y se decidió que tendrá una maestra particular desde la semana próxima y a fin de año tendrá que rendir para no perder otro año”, mencionó Carmen. A decir verdad, le gusta la escuela y es inteligente. Durante la entrevista, Milagros mostró su cuaderno prolijo con notas buenas y muy buenas otorgadas por su maestra Estela Valiente, quien escribió una carta de lectores en el diario La Opinión de Rafaela publicada el 12 de setiembre, dando a conocer el trasplante favorable efectuado a su alumna.

Para ayudar

La familia de Milagros Polanco es muy humilde. El trasplante fue practicado por el aporte del Ministerio de Salud de la Provincia que se hizo cargo de la cirugía, la recuperación y medicamentos. “El miércoles fui a pedir un subsidio a la Secretaría de Desarrollo Humano del Municipio para comprar alimentos, pero la respuesta fue negativa porque no hay cupos”, dijo Vanesa Herrera. Necesitan un inodoro y un lavatorio para la higiene personal de Milagros y así evitar enfermedades. Los interesados se pueden comunicar a los teléfonos 433475 y 15624215 o en calle Lincoln 2042 del barrio Amancay.

Emilio Grande (h.)

Fuente: diario La Opinión, Rafaela, 21 de setiembre de 2007.

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