El problema de agua en Tostado y el Norte

Una de las posibilidades que tendría esta amplia zona sería el aprovechamiento fluvial múltiple del Río Bermejo, canal Santiago del Estero, que proporcionaría grandes beneficios, ya que no sólo proveería de agua potable a cientos de poblaciones sino que permitiría la industrialización de los recursos naturales y el fomento de la producción agropecuaria.

Por Daniel F. Pustilnik (Icho Cruz, Córdoba)

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En primer lugar es necesario aclarar que los problemas que tiene Tostado son comunes a una extensa región que arranca aproximadamente desde San Cristóbal hasta el oriente boliviano y el Centro-Oeste paraguayo, desde una franja a unos 80 km al Este del Paraná hasta el meridiano 64°, abarcando unos 250.000 km2 (25.000.000 de hectáreas).

Son comunes a esta región -entre otros factores- que todos fueron fondos de mar hace centenas de miles de años y que la escasa posibilidad de encontrar agua apta para uso humano o ganadero estriba en localizar bolsones de agua de menor salinidad relativa, “flotando” en el agua salada, separada por densidad a escasa profundidad.

La complejidad del problema es tal que en muchos casos perforando a la misma profundidad y a escasos 5/10 metros de distancia se encuentran aguas que van desde 0,3 gramo por litro de sales (aptas para uso humano, industrial, ganadero, etc.) hasta aguas más saladas que la del mar (30 gramos de sal por litro o más).

En los pocos casos favorables encontrados, conocer la extensión, forma, profundidad y potencia del “acuífero” apto, las características del terreno en que se encuentra alojado, entre otros, constituye la primera y más trabajosa parte de la investigación.

Acá se trata de poner no sólo el conocimiento científico, instrumentales y la experiencia sino el sudor y las privaciones que significan muchas veces transcurrir días y semanas enteras en zonas mayoritariamente inhóspitas (donde no hay agua no hay vida).

La segunda etapa consiste en el balance hídrico de la micro-cuenca estudiada: cuánta agua de lluvia se infiltra, evapora y/o escurre anualmente. Evaluar lo más correctamente posible estos y otros factores nos conducirá automáticamente a la tercera etapa: el dimensionamiento de las obras de captación (pozos y trincheras, o excepcionalmente alguna perforación) y principalmente qué tipo de obra deberá realizarse para mantener y/o mejorar los pocos “bolsones” de agua de mejor calidad relativa existentes, teniendo en cuenta que las condiciones de los mismos no se modificarán de acuerdo al régimen de lluvias, sino al manejo que se haga de este recurso tan escaso (mantenimiento de represas y cuneteos, limpieza de los pozos, perforaciones radiales en el fondo de los mismos, etc).

La posibilidad de encontrar agua de buena calidad a gran profundidad deberá desecharse ya que existen más de 800 perforaciones de 100 metros o más de profundidad en la zona comprendida entre Ceres, Tostado, Villa Angela y Añatuya, que en todos los casos arrojaron resultados negativos.

Profundidad

Conocidas son muchas de ellas: por ejemplo Ceres, donde a principios de 1900 se perforó hasta los 1.400 metros de profundidad con resultados negativos, Selva (Santiago del Estero), donde en 1909 se llegó a los 425 metros, Tomas Young y Bandera en 1971/72 se perforaron hasta los 850 metros.

También en San Cristóbal (1913) se llegó a los 1.349,5 metros o en Sáenz Peña (Chaco) donde en 1938 se llegó a los 918 metros de profundidad, alumbrándose 7 capas de agua, una más salada que la otra.

En Villa Angela (Chaco) se perforó hasta los 624 metros con resultados igualmente negativos. En lo que se refiere a especificaciones de Tostado, el que suscribe advirtió públicamente al actual gobernador Jorge Obeid que no malgastaran los dineros públicos en hacer una perforación cuyos resultados serían negativos (ver artículos en diarios LA OPINION y El Litoral “Anticipo de un fracaso anunciado”), donde el 26/10/96, entre otras cosas, digo “con mucho pesar me veo en la obligación de anunciar a la opinión pública que este nuevo esfuerzo técnico-financiero va camino de un fracaso cuya realidad se hará palpable en los próximos días”.

Dicho y hecho: semanas después confesaron haber encontrado agua salada. Plata tirada, proveniente de nuestros impuestos. El caso de Tostado, donde periódicamente se producen “crisis del agua” es paradigmático. En primer lugar debemos aclarar que nunca en esta población hubo agua potable de red, en base a las normas del Código Alimentario Argentino, Instituto de Ingeniería Sanitaria, etc.

Muy por el contrario: el agua que sale normalmente de las canillas, como todos sus habitantes lo saben, supera siempre los 2 gramos de sal por litro, por lo que de “potable” tiene sólo el nombre. Por otra parte, el servicio que provee la Cooperativa Tostadense nació malparido hace más de 30 años. En efecto: construir represas de captación de aguas en una de las partes más altas del pueblo sólo se le podía ocurrir a técnicos o ingenieros de escritorio o con intereses económicos en el movimiento de suelos (la condición para que se llenen es que la ciudad y sus alrededores se inunden o elevar el agua por bombeo).

Una de las posibilidades que tendría esta amplia zona sería el aprovechamiento fluvial múltiple del Río Bermejo, canal Santiago del Estero, que proporcionaría grandes beneficios, ya que no sólo proveería de agua potable a cientos de poblaciones carentes de ella, sino que permitiría la industrialización de los recursos naturales y el fomento de la producción agropecuaria, entre otras cosas.

Daniel F. Pustilnik (Icho Cruz, Córdoba) geocom@dcc.com.ar

Fue publicado el sábado 18 de setiembre de 2004 en el diario La Opinión de Rafaela.

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