RÍMINI, jueves, 25 agosto 2005 (ZENIT.org).- Un representante de la Santa Sede se ha pronunciado en el «Meeting» que organiza Comunión y Liberación en Rímini (Italia) a favor de una cultura de la defensa del ambiente, que no criminalice ni al hombre ni a la naturaleza. El obispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, ilustró la visión cristiana sobre la ecología en un debate que mantuvo con Paolo Togni, jefe de gabinete del Ministerio para el Ambiente del gobierno italiano, sobre el argumento «Los cristianos y el ambiente». Monseñor Crepaldi aseguró que la Iglesia católica es muy sensible a los temas que afectan a la creación, pero no admite «la absolutización de la naturaleza, ni su reducción a mero instrumento». «Hace de ella la escena cultural y moral en la que el hombre desempeña su propia responsabilidad ante los demás hombres, incluidas las generaciones futuras, y ante Dios», para el propio crecimiento y de cara al destino universal de los bienes, aseguró el prelado italiano. Crepaldi, rechazando la tentación de la idolatría de la naturaleza, presente en algunas corrientes ecologistas radicales, confirmó que la Iglesia «tiene confianza en el hombre y en sus capacidades siempre nuevas de buscar soluciones a los problemas que plantea la historia». Según el secretario del organismo vaticano, «el problema del ambiente es un problema antropológico», de manera que el desarrollo de la cultura del ambiente debería tomar en cuenta la definición de «ecología humana», acuñada por Juan Pablo II. El hombre, explicó, «no sólo debe respetar la naturaleza, sino también la vida moral, a través de una “ecología humana”». «El error antropológico es, a su vez, un error teológico –advirtió–. Cuando el hombre quiere ponerse en lugar de Dios, se pierde también de vista a sí mismo y su responsabilidad de gobierno de la naturaleza».
