El Presidente de la Nación y su relación con la prensa

El Dr. Kirchner ha vuelto a utilizar una tribuna pública para confrontar con la prensa. Lo preocupante para ADEPA son las ideas acerca de la relación del Presidente con los medios y del manejo de la información pública que en su discurso dejó entrever.

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El Dr. Kirchner ha vuelto a utilizar una tribuna pública para confrontar con la prensa. Lo ha hecho en términos duros, pero no se trata de una cuestión de formas sino de contenidos. Lo preocupante para ADEPA son las ideas acerca de la relación del Presidente con los medios y del manejo de la información pública que en su discurso dejó entrever. En primer lugar, para el Dr. Kirchner, cuando los medios expresan posiciones divergentes de las suyas, son opositores y consecuentemente son tratados como un partido político que pretendiera disputarle el poder, poniéndolos en un rol que no tienen ni desean tener. La tarea cotidiana de los diarios está dirigida a sus lectores, que buscan en sus páginas información, análisis y opinión y no a convalidar la gestión gubernamental de un modo complaciente y sumiso. El sistema institucional argentino, el espíritu, los principios y las normas de la Constitución Nacional son el patrimonio común de nuestra sociedad. Por lo tanto, es lógico y necesario que los ciudadanos en general y los periodistas en particular, participen activamente de las discusiones que suscitan tanto el mantenimiento de los preceptos vigentes cuanto la introducción de cambios al cuerpo normativo. Esa es la savia de una democracia bien entendida. Y en esa tarea los periodistas ponen en juego diariamente su mayor capital, que es su credibilidad. Por otro lado, de las propias palabras del Dr. Kirchner surge con claridad la restricción impuesta desde la primera magistratura a todo flujo de información relativa a la marcha del Gobierno. Únicamente el propio Presidente o quien él designe en cada caso, pueden ser fuente de información periodística, lo cual, por cierto, es incompatible con el libre ejercicio de informar y de ser informado. ADEPA ha denunciado reiteradamente esta situación. El suministro de información sobre temas que atañen a la administración, y por ende a la vida misma de la República, no es una graciosa concesión que el Gobierno de turno le hace a los medios. El Estado y sus funcionarios deben permitir el acceso a toda información de carácter público. Y no sólo a los medios, sino a cualquier ciudadano que la solicite. Así pareció entenderlo esta misma administración cuando sancionó normas que obligan al Poder Ejecutivo a dar información a quien la requiera, aunque después volviera sobre sus pasos, y pusiera sus mejores esfuerzos para que en el Congreso naufragase el proyecto de Ley de Acceso a la Información Pública. El investigar, analizar y opinar hace a la esencia de un periodismo maduro, profesional y comprometido con su público, necesario para la salud institucional de la República. Este rol no debiera ser confundido con la disputa por el poder, también legítima, cuando se da en el marco del Estado de derecho. ADEPA aboga para que la relación entre el Gobierno y la prensa se encauce definitivamente a través del diálogo frontal, abierto y honesto, dejando de lado la descalificación y la condena verbal de medios y periodistas en ejercicio de su natural función de informar y opinar.

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