El periodista debe interpretar la información

Discurso del Día del periodista, leído por Oscar Bergandi (trabaja en radio Sol FM 90,9) la noche del 7 de junio en el teatro Lasserre de Rafaela, elaborado por alumnos de 2º año del curso de Capacitación en Técnicas de Periodismo, del Centro de Formación Profesional nº5, Eva Perón. El acto fue organizado por el Círculo de la Prensa de Rafaela.

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El periodista no solamente informa. O quizás haya que decir que el periodista NO SIMPLEMENTE informa. La duda no es ingenua. El pilar fundamental del nuevo periodismo del Siglo XXI, parece tener el mismo asidero de Mariano Moreno cuando fundó “La Gazeta”.

Creemos que el periodista tiene bajo su responsabilidad la tarea de dar dirección a la construcción de la sociedad, por la simple razón de que es él, quien maneja la información… Quién podría negar que la información es una herramienta de poder, esencial para la transformación en cualquier ámbito. Es el periodista quien pone las acciones de unos individuos en conocimiento de todos los demás, regulando de este modo (consciente o inconscientemente) las relaciones sociales y vínculos de la comunidad. Esas interacciones son las que permiten que exista una gran cadena vital y son ellas las que van modificando la sociedad, dándole sentido a su cotidiano andar. Así, diarios, periódicos y revistas, radios y canales de televisión dan espacio a las nuevas ideas dando lugar al interminable proceso de cambio que toda sociedad experimenta por la simple razón de ser.

No es fácil pensar y definir el rol del periodista en este contexto, porque es difícil delimitar su función en un mundo tan mediatizado como el que vivimos actualmente. El exceso de información no es una ventaja, sino un problema al que se enfrenta el periodista diariamente, ya que es sencillo desviar la atención de las personas con informaciones confusas, falsas y parciales, y sin embargo es difícil encontrar la verdad, elaborarla, darle sentido a la misma. Pero por eso existen los periodistas… porque aún son capaces de identificarla en medio de tanta realidad.

En el nuevo periodismo que está naciendo, el periodista no sólo debe buscar y distribuir la información, sino que además debe interpretarla, para que equitativamente todos los ciudadanos tengan en su poder herramientas de construcción y defensa. Ese es el valor agregado que el periodista aporta: la interpretación en medio de tanta confusión comunicativa. Hoy existen blogues en internet que permiten a quien lo desee ser periodistas a su manera, existen buscadores virtuales que facilitan la investigación a personas que no saben investigar, y millones de páginas web que nos dicen cosas distintas sobre un mismo tema. Este caos no confunde al periodista profesional, al contrario, lo distingue del resto, porque quien sea capaz de utilizar responsablemente estas herramientas, será distinguido y reconocido por la gente como un periodista creíble. El valor agregado del periodista en esta realidad informativa sigue siendo la honestidad y el compromiso con la sociedad, valores que son impermeables a todos lo poderes que intentan menospreciar al periodismo.

Creemos que hace tiempo se ha desmistificado la existencia de la objetividad en el periodismo, producto de los avances en materia comunicativa y tecnológica y por la responsabilidad que le atribuyeron al rol del periodista de trabajar no sólo de informadores sino también de mediadores. Más que nunca hoy, esta profesión requiere de la capacidad y la preparación del periodista para discernir entre lo que es interesante y constructivo, de aquello que es intencional y nocivo. Antes la guerra era por la primicia, hoy es por la verdad. Y lo que determina la diferencia entre el buen periodismo y el otro, es un valor que el trabajador nunca debe abandonar: la honestidad.

Son los periodistas los que se constituyen en ejes por los que pasan todas las cuestiones para convertir los temas en informaciones comprensibles, opinables y modificables. Por eso mientras informa, interpreta; por eso da a la verdad el tono de su propio punto de vista y convierte la noticia en herramienta de cambio. Hoy es así, y no es malo que así sea, simplemente que por lo mismo, es indispensable que el periodista sea consciente de esto que ocurre, porque entonces podrá tomar conciencia de que su labor tiene un alto impacto social, un poder enorme que muchos intentarán sabotear o sobornar, porque la libertad de expresión es el derecho máximo y cuesta mucho mantenerlo inmune, principalmente de aquellos que se incomodan ante su ejercicio. Pero este poder tan grande, debe acompañarse de credibilidad y eso se logra, una vez más, con honestidad profesional. El reconocimiento a un periodista no debe ser fruto su obsecuencia o sumisión a ciertos intereses, sino que tiene que venir dado por su rigurosidad y credibilidad.

Pensando en la libertad y el compromiso del periodista, hay dos reflexiones que surgen. Primero, no existe el periodista totalmente independiente. Porque son muchas las presiones a las que se enfrenta en su cotidiana labor, porque tiene una historia personal que lo moldea a cada paso y porque depende en gran medida de una empresa periodística que tiene un mensaje editorial que hay que respetar. En todo caso existe el periodista libre, que es aquel que puede elegir o no trabajar bajo ciertas condiciones, administrando su actividad con responsabilidad y ética, señalando su disconformidad o no, con aquello que realiza, y tratando de modificar las situaciones incómodas del quehacer informativo. La libertad que tiene el periodista no es otra que su libertad como persona. Cuando la opinión de uno es esclava de la verdad informativa, no hay de qué preocuparse. Y segundo, el compromiso no es tanto con la sociedad sino con uno mismo, con su profesión, con su mensaje, con la verdad, porque para comprometerse con los hechos, hay que estar comprometido con las propias convicciones. Utilizar con inteligencia la capacidad de elegir y opinar, es la manera más efectiva que tiene el periodista para enfrentar los condicionamientos económicos o ideológicos, que son la mancha más oscura del periodismo actual. El pensamiento no se vende, porque pensar es digno, y vender la dignidad es aceptar un periodismo indigno. Y esto vale tanto para quien dice, como para quien no dice y se calla lo que sabe, o peor aún, para el que dice lo que en realidad no sabe.

Finalmente, reflexionamos sobre algunos conceptos que se nos revelan luego de estas palabras: Los periodistas son agentes de una sociedad que constantemente está cambiando, que conjuga intenciones, intereses, caos informativo con verdades y mentiras. Son ellos entonces los que deben informar interpretando y distinguiendo lo esencial de lo accesorio, lo útil de lo inútil, lo constructivo de lo tendencioso, lo honesto de lo indigno. El periodista no debe sentir temor de opinar, porque la opinión es connatural al ser humano y ante todo somos personas. Eso sí, el periodismo es una profesión de servicio social que permite elegir métodos y técnicas para comunicar, es decir, permite elegir una forma de trabajar y por qué no, de vivir… el periodismo es una profesión para personas capaces de discernir el presente con responsabilidad y honestidad, el cual luego se transmite a la comunidad en forma de noticia o de opinión… El periodismo es una profesión para personas libres, y a nuestro entender, quien pueda hacerse de estos conceptos, habrá descubierto lo más importante de esta profesión: LA VOCACIÓN.

Feliz día a todos los periodistas de la ciudad… gracias

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