“El Papa cometió un error y provocó un desastre con el islam”

Lo dice el padre Thomas Michel, jesuita, especialista en diálogo interreligioso.

Por Elisabetta Piqué

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ROMA.- El padre Thomas Michel, uno de los máximos expertos del mundo católico en el islam, no tiene dudas: Benedicto XVI cometió un error y “provocó un desastre” al pronunciar en su discurso de la Universidad de Ratisbona la famosa frase sobre Mahoma.

Según este jesuita de la Provincia Indonesia, actualmente secretario de la Compañía de Jesús para el Diálogo Interreligioso, la mayor víctima de esa clase magistral del Papa fue el gran sentimiento de confianza que Juan Pablo II había logrado instaurar entre los musulmanes en sus casi 27 años de pontificado.

Nacido en St. Louis, Estados Unidos, hace 65 años, Michel, después de haber hecho su doctorado en Teología en la Universidad de Chicago y tras enseñar durante muchos años en Indonesia, trabajó más de una década en el Vaticano como jefe del Departamento del Islam del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Políglota -además de las lenguas europeas habla árabe, turco, indonesio y malayo-, escritor, el padre Michel -que enseñó en Oxford, rechazó una cátedra en Harvard y dio clases en los mayores centros teológicos de Turquía e Irán- es un intelectual de renombre que se expresa en forma inusualmente clara.

Durante una entrevista con LA NACION en su austera oficina, a metros de la Basílica de San Pedro, criticó a Bush y subrayó que, pese a que los occidentales tienen una percepción distinta, “los musulmanes son las principales víctimas de la violencia”.

-¿Fue un error que Benedicto XVI pronunciara la polémica frase sobre Mahoma en su discurso en la Universidad de Ratisbona?

-Sí, creo que fue un error. Lo que quería decir podría haberlo dicho sin citar una frase que resultara enormemente ofensiva para muchos musulmanes. Si el Papa quería disertar sobre guerra y violencia en nombre de la religión, podía haber recurrido a las Cruzadas o a cualquier ejemplo de su propia experiencia, en lugar de ofender innecesariamente a un montón de personas.

-¿Cómo es posible que algo así haya ocurrido, teniendo en cuenta que el Vaticano supuestamente tiene una de las mejores diplomacias del mundo?

-Durante mis 13 años de trabajo en el Vaticano, de 1981 a 1994, pude comprobar que cuando Juan Pablo II tenía que dar un discurso a musulmanes, a judíos o a budistas antes hacía llegar el texto al departamento oportuno, para que lo viéramos. No ocurría con frecuencia, pero a veces encontrábamos frases que nos parecía que podían resultar ofensivas, así que las marcábamos y eran eliminadas del discurso o modificadas. Creo que uno de los problemas es que en estos momentos el Vaticano no tiene ningún especialista con experiencia en el islam. El que había hasta hace unos meses, el arzobispo Michael Fitzgerald (actualmente nuncio en Egipto), ya no está. Alguien con conocimiento del islam inmediatamente hubiera advertido al Papa de que esa frase no se podía decir.

-Hay quien piensa que podría haber una visión del islam radicalmente diferente de la que tenía Juan Pablo II. Se especula con la posibilidad de que Benedicto XVI piense que Alá es un Dios distinto del Dios de los católicos

-Yo no creo que piense eso. Desde el Concilio Vaticano II está claramente establecido que el Dios de los musulmanes y el Dios de los cristianos es el mismo Dios. Ahora, sobre si Benedicto XVI tiene una actitud hacia el islam distinta de la Juan Pablo II, creo que aún es pronto para decirlo. Lo cierto es que Juan Pablo II nunca hubiera permitido que ocurriera un error como el de la Universidad de Ratisbona. Aunque pienso que ese error pudo producirse más por inexperiencia o por exceso de confianza que porque haya habido un cambio de dirección política.

-Este desastre, como usted lo define, ¿cuánto daño les ha hecho a las relaciones entre católicos y musulmanes? ¿Cuánto tiempo llevará cicatrizar la herida?

-Las relaciones hasta ahora eran realmente buenas, y creo que gracias a eso las disculpas ofrecidas por el Papa serán aceptadas por la mayoría de los musulmanes. Por supuesto que la gente enojada, la gente que quiere encontrar una excusa para atacar a los cristianos, no se sentirá satisfecha con las excusas que el Papa pueda ofrecer. Pero, según mi experiencia, la mayoría de los musulmanes quiere vivir en paz y está preparada para aceptar las disculpas. Ninguna de las iniciativas con musulmanes en las que estoy involucrado ha sido cancelada, lo que es una buena señal.

-¿Cree entonces que el Vaticano manejó bien esta crisis? Hay quien sostiene que el Papa debería haber pedido abiertamente perdón

-El Vaticano manejó esta crisis mucho mejor de lo que muchos pensaban, pero también creo que podía haberlo hecho aún mejor. El Papa pidió disculpas, pero algunas veces sus excusas sonaban como una autojustificación. Yo creo que se necesitaba un claro y humilde pedido de perdón, que el Papa hubiera dicho que lo sentía. Las cosas se podían haber hecho mejor, indudablemente, pero también se podían haber hecho mucho peor. Y, dada la tradición de que los papas nunca piden públicamente perdón, Benedicto XVI ha ido bastante lejos.

-Algunos aseguran que ha sido una crisis creada por Al-Jazeera, que difundió de manera descontextualizada las palabras de Benedicto XVI. ¿Usted cree eso?

-No, yo no lo creo. Ese razonamiento me parece demasiado simple. ¿Qué debía haber hecho la prensa? ¿Silenciar el asunto? No, yo no creo que la cobertura de Al-Jazeera haya sido injusta o calumniosa.

-Usted es uno de los máximos expertos mundiales en el islam. ¿Puede explicar qué es la jihad?

-Creo que eso ha molestado a los musulmanes, porque el discurso del Papa daba una visión equivocada. La jihad es un hermoso concepto espiritual que, básicamente, significa que cumplir con la voluntad de Dios no es una cosa fácil, que es una lucha en la que hay que hacer sacrificios y controlar las bajas pasiones, la venganza, la pereza, el enojo, la ira A veces esta lucha puede implicar el uso de la violencia, pero ésa es la más infrecuente forma de lucha. La jihad concebida como lucha armada es algo realmente minoritario. Pero es una realidad que la jihad es una herramienta muy útil de los líderes ambiciosos para motivar al pueblo por motivos de poder, de riqueza o de lo que sea. Los conceptos religiosos, incluida la jihad, pueden ser manipulados.

-¿Usted no cree, como Samuel Huntington, que estamos viviendo un choque de civilizaciones?

-No. Mi experiencia me dice que lo que la gente quiere y necesita -en Indonesia, en Turquía, en Italia, en los Estados Unidos, en Brasil, en la Argentina o donde sea- es básicamente lo mismo. La gente quiere comida en la mesa, una vivienda básica, un gobierno que funcione, que en las fuerzas de seguridad haya personas confiables, a las que no tengan que tenerles miedo, educación y salud. ¡La gente de todo el mundo quiere lo mismo!

-¿Cree que no hay choque de civilizaciones, sino una división entre un mundo en que las necesidades básicas están satisfechas y otro en el que no lo están?

-Ahora estamos ante un choque temporario entre los musulmanes y los poderes occidentales, en particular los gobiernos de Estados Unidos y el Reino Unido. Los musulmanes se sienten atacados. Y, por otro lado, los occidentales también se sienten atacados por los musulmanes, que no aceptan su forma de vida. Pero esto va a pasar. Si usted me entrevista dentro de veinte años, estoy seguro de que hablaremos de problemas totalmente distintos.

-¿A qué se debe toda esta incomprensión?

-La incomprensión no sale de la nada. El 11-9 no salió de la nada, y Al-Qaeda tampoco salió de la nada. Apareció un año después de la primera Guerra del Golfo. Y durante la Guerra del Golfo miles de familias musulmanas de todo el mundo vieron por TV los bombardeos de Bagdad y Basora, que fueron mayores que los bombardeos contra las ciudades europeas durante la Segunda Guerra Mundial. Y creo que el simple mensaje transmitido a la gente fue que el enemigo era Estados Unidos, junto con sus aliados. Es decir, también los países europeos, el liberalismo, el secularismo. Y un año después nos encontramos con organizaciones como Al-Qaeda. ¿Qué se puede hacer? Siempre es más fácil que haya cambios en una democracia que en una dictadura, y por esto mi esperanza es que un primer e importante cambio tenga lugar en las democracias occidentales. Creo que allí puede haber gente con una actitud distinta hacia el islam. En la época de Bill Clinton había una actitud muy distinta.

-¿Cuánta responsabilidad por la crisis tiene el presidente George W. Bush?

-Creo que Bush tiene mucha responsabilidad y que él amplió la base de gente enojada después de los bombardeos en Afganistán, después de la invasión de Irak, después de las horribles historias que hemos oído sobre Guantánamo y Abu Ghraib…

-Volviendo a Benedicto XVI, hay gente que defiende y se siente muy orgullosa de que “finalmente” el Papa haya tenido el coraje de denunciar la violencia del islam. ¿Qué piensa usted?

-Creo que es una forma muy ideológica de ver la cuestión. ¿Quiénes son las principales víctimas de la violencia en nuestro mundo? ¡Los musulmanes! Los iraquíes, Afganistán, uno de los países más pobres de Asia, que fue bombardeado y donde la mayoría de la gente ni siquiera sabía dónde quedaban las Torres Gemelas. ¿Quiénes están siendo matados en Cachemira? Los musulmanes. ¿Quiénes están siendo matados en Chechenia? Musulmanes… Creo que nuestra percepción como occidentales es que los musulmanes son una amenaza para nosotros, pero, objetivamente, los musulmanes pueden argumentar con razón que ellos son actualmente las principales víctimas de la violencia.

-¿Cómo cree que será recibido el Papa en Turquía a fines de noviembre?

-Pienso que una vasta mayoría de musulmanes le dará la bienvenida, que el gobierno le dará la bienvenida y que lo tratarán como a un huésped. Pero no habrá la calidez que hubiéramos podido esperar hace un mes. Juan Pablo II construyó un verdadero sentimiento de confianza. Y ahora Benedicto XVI, muy lentamente, deberá reconstruir esta confianza. ¡Esa fue la mayor víctima del discurso de Ratisbona! Como todos sabemos, la confianza no es lo más fácil de construir en este mundo.

Por Elisabetta Piqué

Fuente: diario La Nación, Buenos Aires, 27 de setiembre de 2006.

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