El padre Pepe reivindica la presencialidad en escuelas de los barrios populares

El cura villero se manifestó sorprendido por la medida que obliga a cerrar por 15 días las aulas por la segunda ola de coronavirus. “La presencialidad en estos barrios es esencial”, sostuvo.

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El presbítero José María Di Paola, que desarrolla su tarea pastoral en la Villa La Cárcova, de José León Suárez, diócesis de San Martín, destacó que la presencialidad en los barrios populares “es fundamental y en todos los ámbitos: religioso, educativo, de salud”.

“La presencialidad aquí es esencial, porque lo importante es que se pueda transmitir en forma directa el conocimiento, el afecto, la solidaridad, la contención”, sostuvo el responsable de la pastoral en las villas de emergencia del Área Metropolitana de Buenos Aires en declaraciones a Infobae.

“Por eso, al menos a mí y a la mayoría de los curas que trabajamos en los barrios populares, nos parece fundamental que el sistema educativo tenga presencialidad, por supuesto con todo el protocolo que sea necesario, extremando los cuidados de salud, en especial con los docentes y preservando a los que tengan un riesgo mayor”, agregó.

El sacerdote recordó que en los barrios populares no vale el argumento del transporte público porque “nuestros chicos van a la escuela caminando”. También pidió cuidar a los maestros y seguir incluyéndolos entre los esenciales del programa de vacunación.

Tras advertir que la brecha educativa “ya es demasiado grande”, invitó a preguntarse: “¿Dónde busca el chico ese espacio de contención? ¿Quién es el líder, el referente, el maestro, que los va a formar, que les va a dar una palabra orientadora, si no es en esos ámbitos?”. Y advirtió: “Si todo eso no existe, va a encontrar en el lugar equivocado la palabra o el mensaje que no es positivo”.

El padre Di Paola aseguró que la virtualidad instrumentada en 2020 dificultó los aprendizajes en todos lados; con más razón allí donde la infraestructura está lejos de garantizar una conectividad fluida. “Acá, un porcentaje muy amplio no puede seguir clases virtuales, porque hay que tener como mínimo un celular, además cargarlo, y a veces hay un solo teléfono en la familia y a lo mejor lo usa el padre o la madre en primer lugar. Después, hace falta alguien que guíe al chico, los padres, un abuelo, un tío. Finalmente, la conectividad, que con frecuencia no existe o no es buena”, precisó.

El sacerdote insistió en que, con los cuidados del caso, se debe pensar mecanismos para poder mantener abiertas las aulas en esos barrios: “Hay que buscar la manera, pero tiene que haber alguna forma de presencialidad. Con cuadernillos, por ejemplo, y que los chicos vayan solo una vez por semana a la escuela, en grupos más pequeños; en fin: custodiar la salud pero la presencialidad aquí es indispensable”, añadió.

Fuente: https://aica.org/

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