El narcotráfico vino para matar, ¿cómo respondemos a este flagelo?

Se trata del editorial del programa «Sábado 100» por radio Sol Rafaela (FM 90,9) que conduce Emilio Grande (h.). En los últimos días volvió a instalarse en la agenda pública el drama del narcotráfico en la Argentina ramificado no solamente en el consumo y producción de drogas sino también en la compra de conciencias y connivencia de políticos, jueces, policías, entre otros.

Hace unos días la Conferencia Episcopal Argentina presentó un documento sobre «El drama de la droga y el narcotráfico». Los prelados afirman que se conmueven al acompañar a «las madres y los padres que ya no saben qué hacer con sus hijos adictos, a quienes ven cada vez más cerca de la muerte» y que se quedan «sin palabras ante el dolor de quienes lloran la pérdida de un hijo por sobredosis o hechos de violencia vinculados al narcotráfico».

Los obispos manifiestan que este problema es un emergente de la crisis existencial del sentido de la vida en que está sumergida nuestra sociedad. Asimismo, cuando «este mal se instala en los barrios destruye las familias, siembra miedo y desconfianza entre los vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y el trabajo. Tarde o temprano algunos son captados como ayudantes del negocio» Del mismo modo, advierte de la alarmante expansión de las llamadas drogas sintéticas.

Escuchan con frecuencia «que a esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes». Y señalan que «la sociedad a menudo sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio. Pero también es funcional y cómplice quien pudiendo hacer algo se desentiende, se lava las manos y mira para otro lado».

Y aunque el desafío es enorme -dicen los prelados argentinos- no es verdad que «nada se puede hacer”. Y para abordar este tema de una forma eficaz son necesarios amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance.

Luego la Corte exigió al Gobierno la resolución urgente de los problemas planteados por los jueces del norte del país -quienes denunciaron la falta de recursos-, lugar por donde ingresan como por su casa los cargamentos de droga desde Bolivia y Paraguay por vía terrestre, sumado a la falta de radares que controlen las avionetas que ingresan a la Argentina. Ahora el ministro de Seguridad Puricelli admitió que el narcotráfico ha crecido en los últimos 10 años.

Los mercaderes del narcotráfico son inescrupulosos y no les importa que los jóvenes se mueren entre las balas y las adicciones. ¿Qué actitud toma la clase política frente a este flagelo que ya cobró muchas vidas inocentes? ¿La sociedad civil seguirá pasiva?

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