El mensaje de los campeones del mundo en esta Navidad

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio El Espectador (FM 100,1) de Rafaela. La Argentina está viviendo una alegría desbordante por el reciente título mundial, pero en esta Navidad hay todavía una alegría aún mayor que la temporal con el nacimiento de Jesús.

Compartir:

Por Emilio Grande (h.).- En medio de la desbordante alegría argentina por el reciente tercer campeonato mundial de fútbol en Qatar, que se festejó en distintos lugares de la Argentina y también en otros países, estamos también en medio del festejo más hondo y profundo como es la Navidad.

Volviendo al festejo mundialista, en mi muro de Facebook escribí hace unos días unas breves líneas, relacionando este triunfo con los problemas que atraviesa la Argentina sin resolver, textualmente puse lo siguiente:

Enormemente gracias campeones del mundo por darnos esta alegría deportiva para disfrutar en los distintos lugares de la Argentina y el mundo… Uno de los secretos de esta conquista fue el silencioso trabajo de “orfebre” del DT Scaloni, quien supo amalgamar los jugadores experimentados con los jóvenes, quienes le pusieron el pecho en este proceso mundialista electrizante…

¿Cuántos ejemplos nos enseña esta selección “scaloneta” a los dirigentes políticos y a la sociedad civil? Si pusiéramos este sano furor deportivo para solucionar los graves problemas de Argentina, privilegiando el bien común por encima de egoísmos e intereses particulares, qué gran país seríamos…

A decir verdad, el espíritu navideño de estos días se puede caer en la tentación que nos propone la sociedad del consumo de quedarnos anclados en los regalos solamente, compartir con familiares y amigos, comer y tomar más que otras veces hasta la madrugada.

¿Es solamente eso o hay algo más profundo en el sentido de esta Navidad en la que el hijo de Dios se hace hombre en una familia de Nazaret hace más de dos milenios? En realidad, es la presencia de Dios que viene a iluminar las realidades más dolorosas y oscuras.

Por eso el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “No temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de todos sus pecados” (Mt. 1, 20-21).

Entonces, hay que dejarse iluminar con la estrella que nace en Belén para que la solidaridad y el amor nos hagan diferentes. Justamente, celebrar la Navidad es creer que la vida siempre tiene sentido y la muerte ha sido vencida con la luz de una nueva esperanza.

Para finalizar, la Argentina está viviendo una alegría desbordante por el reciente título mundial que movilizó a millones de argentinos a festejar en las calles, especialmente el martes último con unos cinco millones cuando arribaron los jugadores a Ezeiza, pero se vio truncado el festejo por la desorganización de los gobernantes en todos los niveles. Al mismo tiempo, no perdamos la alegría y la esperanza porque en esta Navidad hay todavía una alegría aún mayor que la temporal con el nacimiento del salvador, el Niño Dios que nace en un pesebre de Belén, que hoy sigue naciendo en cada corazón y viene a acompañarnos en este duro peregrinar por el mundo, siempre y cuando no nos encerremos en nuestros egocentrismos narcisistas…

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *