El Gobierno tiene que escuchar al campo

Se trata del editorial del programa “Sábado 100” por radio Mitre Rafaela (FM 91,9), que conduce Emilio Grande (h.). Ya es hora de las propuestas concretas del gobierno para aliviar la pesada carga tributaria que debe soportar el campo y hay que pasar de las cacerolas a la participación efectiva en instituciones.

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El conflicto agropecuario en la Argentina está ingresando en un callejón sin salida porque van 16 días de paro continuados, el gobierno nacional parece hacer oídos sordos a los justos reclamos y se suman los problemas de desabastecimiento en las góndolas de los supermercados y ya hay suspensiones en frigoríficos y otras industrias afines. Después de varios sin abrir la boca, la presidenta Cristina Fernández pronunció dos discursos sobre el conflicto. El primero desde el temido atril como su marido Néstor, con un mensaje soberbio y provocativo denominando “piquetes de la abundancia”, que provocó enseguida la reaparición del fenómeno de las cacerolas en los principales centros del país, contando con el rechazo social de sectores medios. El segundo mensaje lo hizo desde Parque Norte con el folklore peronista, rodeado de los funcionarios y alcahuetes de siempre, incluido el propio Luis D´Elía, que es usado por el Gobierno como fuerza de choque para correr con trompadas a los manifestantes contarios en la plaza de Mayo, en vez de utilizar a la Policía como fuerza de contención y dispersión. ¿La Justicia no puede actuar de oficio frente a las bravuras piqueteras? El tono del discurso de Cristina fue un poco más conciliador y pidió por favor que los agropecuarios levanten el paro para sentarse a dialogar, que empezó ayer. El pedido no es malo pero a decir verdad es incompleto porque tendría que retrotraerse al 12 de marzo, cuando aumentaron las retenciones a la soja casi al 50%. Aprovechó para criticar nuevamente al periodismo, pero parece que hay que escribir y hablar a favor del Gobierno, con lo cual no hay espacio para el disenso y la opinión diferente. La presidente Kirchner dijo que “no se puede hablar con una pistola en la cabeza”, pero no se puede sostener el argumento de justificar el aumento de las retenciones -que es inconstitucional porque afecta a la propiedad privada y no vuelven a las provincias- para incentivar a otros cultivos como el trigo y el maíz, buscando además la redistribución de los ingresos. Eso es una mentira porque hace 30 años que se mantienen los mismos ingresos, con una diferencia de 30 veces entre lo que gana el más rico y el ingreso del más pobre, según la visión de economistas serios. Este Gobierno hegemónico –al igual que el de Néstor Kirchner- no cuenta con un proyecto sustentable de desarrollo equitativo de todos sus sectores sociales, haciendo alianzas de poder con algunos grupos económicos y dirigentes patoteros con interrogantes de corrupción. Nuestra ciudad y la zona también se manifestaron en contra de la soberbia presidencial con cacerolazos, pero el intendente Omar Perotti juega a dos puntas: apoyar al gobierno cristinista ya que estuvo en el acto en Parque Norte o apoyar el reclamo el campo. Ya es hora de las propuestas concretas del gobierno para aliviar la pesada carga tributaria que debe soportar el campo y hay que pasar de las cacerolas a la participación efectiva en instituciones.

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