«El Gobierno es de izquierda, pero peor que los de derecha»

Afirma el ex párroco de Guadalupe Alcides Suppo en una entrevista. Y agrega que «el mundo está en una profunda decadencia moral», pero aclara que «cuando hay fe en Dios se tiene un gran respeto por la persona humana».

Por Emilio Grande (h.)

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Por Emilio Grande (h.).- Hace más de dos años que el sacerdote Alcides Suppo renunció a la parroquia de Guadalupe al cumplir 75 años y luego de ser 25 años párroco, pero continúa con algunas de las actividades que hacía entonces, ahora centrado en la capilla San Martín de Porres (barrio 17 de Octubre) que pertenece a Guadalupe. «Atiendo a mucha gente los miércoles a la tarde con distintos problemas como conflictos familiares, personales, depresión y también para confesarse. A la misa de los enfermos va mucha gente el primer viernes de cada mes. Sigo con el asesoramiento a «Vistiéndonos de sol» que nació en Guadalupe y el obispo (Franzini) quería canalizar los servicios a drogadictos, alcohólicos, ancianos, evitando problemas a la parroquia, entonces fue creada esta asociación. Como crece la droga crecen las exigencias de este servicio a los jóvenes. También están la FM Fe (93.3) y el periódico «Signos de esperanza». Hay un proyecto para los pequeños», expresa en una entrevista con este cronista en su casa de calle Chacabuco 159 mientras atiende algunas llamadas telefónicas. -¿Cómo es su vida hoy alejado de la parroquia? ¿Un poco más tranquila? -Hay compromisos que antes existían y ahora no están, la gente dice «ahora tiene más tiempo» (risas), pero la gente viene casi todo el día por el servicio de las adicciones. -Vivimos en una época de cambios o como algunos sostienen «un cambio de época». ¿Cuál es su diagnóstico de esta coyuntura en el país y en el mundo? -Uno que ha vivido más de 70 años (tiene 77) y a mí me ha interesado siempre la lectura, he leído periódicos, cuando era chico leía en Saguier a LA OPINION donde se publicaban algunos versos (en ese tiempo en tamaño sábana) y en 1955 me fui al seminario. Comencé a leer mucho y uno va teniendo la idea de lo que pasa en el mundo. La diagnosis que uno hace es de un mundo que está en una profunda decadencia moral; objetivamente viendo cómo se vivía en los hogares, el espacio que tenían los valores como la honestidad, la justicia, la verdad, actualmente en decadencia acompañados por estructuras que se caen como la institución matrimonial, el noviazgo, la relación entre cliente y proveedor, y otras relaciones humanas que tenían como centro la fidelidad y la palabra empeñada, pero es algo que se cae y se destruye, un mundo que se va derrumbando. Uno fue educado en la fe y sabe que las cosas no se terminan destruyendo sino que van hasta un cierto punto, desde ahí Dios hace retomar todo y se siente cada vez más su presencia. Una de las expresiones más violentas es la generalización de los abortos. Mis abuelos y esa generación era gente que tenía fe, difícilmente iba a matar, robar o destruir a otros; cuando hay fe en Dios se tiene un gran respeto por la persona humana. Por eso el Papa insiste tanto en este año de la fe porque en Europa se vive esto con mucha mayor agudeza que acá. -¿Esta falta de fe va acompañada en no respetar a la vida? -Si no está Dios en el centro de la vida todos los valores se relativizan. El siglo XX es paradigmático donde el hombre llega al máximo de su orgullo, vanidad y soberbia, son los grandes pecados que vienen de un desarrollo científico y tecnológico impresionantes; es el siglo de la bomba atómica y de mayor criminalidad, nunca hubo tantos muertos en campos de concentración, guerras mundiales y locales. -En este contexto, ¿cuál es el análisis de la realidad socioeconómica con tantas injusticias y contradicciones entre ricos y pobres? -Una de las cosas más alarmantes que se ve en nuestro país es la incongruencia entre lo que se proclama y lo que se vive. Hay mucha gente que se dice de izquierda y piensa de derecha y viceversa, hay una confusión total. ¿Este Gobierno es de derecha o de izquierda?, es de izquierda pero es peor que los de la derecha, son tremendos en cuanto a las injusticias y no tienen tiempo de darse cuenta por la confusión que tienen en la cabeza. No hay elementos mentales para entender qué es lo que está pasando en el mundo: primero se cayó el sistema revolucionario y se viene cayendo lentamente el sistema capitalista occidental; es lo que está sucediendo en Europa y Estados Unidos. Tiene que nacer otra realidad y la reconstrucción como cuando viene un terremoto, la fuerza del espíritu del ser humano es fuerte y a partir de ahí Dios va a reconstruir todo a futuro, pero no repitiendo lo que se hizo porque leído desde una óptica teológica fue a espaldas de Dios y a partir de la soberbia humana. -Este año se cumplen 50 años del Concilio Vaticano II, ¿en qué se avanzó y qué cosas deberían profundizarse en los cambios propuestos? -Fue igual que los otros concilios en contra de una herejía, en este caso fue el racionalismo, exactamente lo contrario a la fe; a la vida se la puede ver con alegrías y sufrimientos desde una óptica racionalista del cerebro humano o desde una mirada cristiana donde tiene espacio la razón. La clave del entendimiento no se logra si no está Dios. En este Concilio se apuntó a recuperar la fe cristiana y el Espíritu está trabajando, el centro de todo es Dios y su instrumento que es la Iglesia. La perspectiva del CVII se verá con más claridad en el futuro en los puntos más importantes: la palabra de Dios, la Iglesia, la relación con otras relaciones. El Papa ve los efectos de la falta de fe y por eso este año de pensar y rezar en torno a este elemento básico que es la fe. No es el fin del mundo sino de estructuras y construcciones del hombre de espaldas a Dios pero las va a dejar caer a todas.

APARICIONES DE LA VIRGEN «Hay que ir a ver qué pasa»

-En distintos lugares del mundo y de Argentina se manifiesta la presencia amorosa de María y ahora una presunta aparición en Rafaela, ¿a qué se debe este peregrinar de la Virgen? -Dios fue construyendo su proyecto usando a los profetas, quienes anunciaban el futuro y pedían purificación al hombre limpiándose de los ídolos: no apegarse al dinero, sexo y poder porque terminan siendo esclavos, y habla de los 10 mandamientos que siguen vigentes. El último de los profetas del Antiguo Testamento fue Juan Bautista y María hace ese rol en el mundo, es la profeta de hoy que habla con todos los lenguajes al hombre; aparece con videntes, niños, pequeños, personas humildes y sencillas como Gladys Motta en San Nicolás, con su mensaje de volver a Dios y a orar para recuperar la fe. A veces habla y se la escucha, en otras ocasiones habla interiormente, con lágrimas de agua o de sangre. Como dice Jesús tengan cuidado porque va a haber falsos profetas y a veces hay falsas apariciones. Cuando hay una aparición o una imagen que llora hay que ir a ver qué pasa y el cielo se manifiesta para saber si es auténtico o no, puede ser para ridiculizar la fe o afianzarla. Un milagro actual es la presencia de una imagen de la Virgen en Alta Gracia y es algo que se ve. Cómo hace uno para saber si esto es algo de Dios o de satanás, viendo los frutos: si la gente empieza a rezar, a mejorar en su relación familiar, por ejemplo en esta gente donde la Virgen llora; esos son los signos, si hay frutos buenos hay una presencia de la profetiza que es María.

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