El Día del Médico Rural

El cuatro de julio se festejó el día del médico rural, fecha instituida por ley 25448, en homenaje al nacimiento del Dr. Esteban Laureano Maradona. El 29 de julio muere, por decisión propia, con un tiro que destrozó su corazón, el doctor René Gerónimo Favaloro, otro médico rural, como él gustaba ser recordado.

Por Roger Armando Ghigi Sager (Ataliva)

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El cuatro de julio se festejó el día del médico rural, fecha instituida por ley 25448, en homenaje al nacimiento del Dr. Esteban Laureano Maradona, que en 1955, en viaje por tren a Tucumán debió bajar en la estación de Estanislao del Campo para atender a una humilde mujer que se debatía entre la vida y la muerte por un parto cuyo feto, mal ubicado, no podía nacer. El 29 de julio muere, por decisión propia, con un tiro que destrozó su corazón, el doctor René Gerónimo Favaloro, otro médico rural, como él gustaba ser recordado. Ambos dedicaron su vida al servicio de sus pacientes y dejaron escritas sus vivencias en numerosos libros donde no sólo destacan aspectos científicos sino también culturales. El Dr. Maradona fue fundador de la primera escuela bilingüe del país, jerarquizando a nuestros aborígenes y Favaloro destacó a los próceres, como san Martín, que liberaron al país y por cuyo sacrificio, hoy podemos disfrutarlo. René Favaloro llegó a Jacinto Arauz, pequeña población de La Pampa, para ejercer su profesión de médico rural y después de crear una clínica, comenzó la difícil tarea de salvar vidas. En los Estados Unidos de Norte América, se establece en la ciudad de Cleveland e inicia su obra maestra: la creación de la técnica del BYPASS, puente aórtico-coronario, que revoluciona el mundo de la medicina. A los 69 años, llevaba realizados 13.000 bypasses. Reacio a los elogios y actos fastuosos, se retira comunicando por carta a sus amigos y colegas de U.S.A la causa de su alejamiento, “yo sé que estoy emprendiendo un camino dificultoso”, escribía al jefe del departamento de cirugía toráxica y cardiovascular, Dr. Effler, “Ud. tal vez sabe que Don Quijote es español, y si yo no accediera a llevar adelante el mismo departamento en Buenos Aires, mi conciencia me lo reclamaría constantemente. Evidentemente elegiste el camino fácil”. “El famoso Dr. Favaloro construye su Clínica Dorada”, tituló el el New York Times, y agrega …”en el curso de dos años, revolucioó la medicina cardíaca”. Comenzaba el nuevo milenio y nuestro Quijote, René Favaloro, luchaba contra los molinos de viento, que en Argentina son los molinetes políticos, claroscuros laberintos que lo transformaron en “mendigo”. “Yo no vivo de homenajes, me duran un momento. Sí vivo de las cosas pequeñas de la vida y desde siempre mi mayor satisfacción ha sido ser útil a mis semejantes”, escribió al director de La Nación, expresándole su desesperanza, una semana antes de ese fatídico 29 de julio del 2002. En breve, tiene una reunión muy íntima con colaboradores cercanos y parientes para intentar salvar la Fundación. Le sugieren que se aleje, pues la única solución posible es incorporarse al “sistema de retorno” y le informan que ya tienen el “especialista” que se encargaría de hacerlo. René Favaloro, el médico mundialmente reconocido que volvió a SU país para “brindar atención médica excelente a toda la comunidad, sin distinciones de ninguna naturaleza”; el Quijote que luchaba contra los molinetes políticos, que rechazaba las magníficas ofertas de los países del Primer Mundo, “La Leyenda del milenio en cirugía cardiovascular…”, fue denostado y obligado a alejarse porque desconocía los métodos que deben ser utilizados en Argentina para “ser exitoso”. En enero de 1998 fallece la compañera de toda su vida, su esposa María Antonia Delgado, con quien no tuvo descendencia. Abatido por la incomprensión y la impotencia, lejos de su “hija”, la Fundación Favaloro y, percatándose que no podría cambiar los principios que siempre había proclamado, el hombre que había nacido con un corazón enorme para que tantos otros siguieran latiendo, ponía fin a su vida, ejemplo de honestidad profesional y pública.

Roger Armando Ghigi Sager

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