«El accionar cooperativo humaniza y desarrolla a la persona humana»

Así expresó Paulo Ares sobre la presentación del libro Teología de la cooperación. «El accionar cristiano tiende a ser cooperativo naturalmente por una cuestión de analogía con la trinidad», agregó. Argentina tiene un porcentaje menor de participación cooperativa respecto a los países desarrollados. También hablaron el director del INAES Eduardo Fontenla y el obispo Luis Fernández.

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Eduardo Fontenla, Paulo Ares y Monseñor Luis Fernández durante la presentación del libro en Rafaela (foto N. Gramaglia)

Por Emilio Grande (h.).– Se presentó el libro «Teología de la cooperación» del autor Paulo Germán Ares el 21 de octubre último, en el auditorio de la Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE) Departamento Académico Rafaela (DAR), ante un buen marco de público, para reflexionar sobre la articulación entre la vida cristiana y el cooperativismo.
Luego de la presentación a cargo de Javier Di Biase (vicepresidente de ACDE Rafaela), expusieron el director del INAES Eduardo Fontenla, el citado Ares y el obispo de la diócesis de Rafaela Luis Fernández. Esta actividad fue organizada por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE), contando con el auspicio de diario Castellanos.
También estuvieron presentes el intendente Luis Castellano, el concejal Jorge Muriel, el director de la UCSE DAR Edgardo Allochis, el presidente de ACDE Rafaela Oscar Parra, el pastor Henry Altare de la Iglesia Cristiana El Refugio, directivos, docentes, alumnos, entre otros.
«Vengo de familia cooperativa, desde que tengo memoria se habla de este tema y cuando realizo la investigación con el sacerdote que me guiaba, planteando que hay novedades en mi estudio y hay que darle una vuelta de rosca porque la idea era reflexionar sobre la empresa cooperativa, sumado a autores como Santo Tomás de Aquino y San Agustín, en la Biblia aparezca la acción de cooperar humana. Entonces hice el planteo de la existencia de una teología de la cooperación latente, la tesis no genera una novedad desde el conocimiento sino que es una reflexión sobre los mismos datos históricos de la fe, donde todos plantean el accionar cooperativo como deseado por Dios, humanizante y desarrollador de la persona humana», destacó el autor del libro a este cronista. Vino a Rafaela hace un año para reuniones con Sodecar y la Cooperativa Guillermo Lehmann.
El visitante nació en 1975, es el cuarto hijo de un matrimonio de cinco hijos. Su vida transcurrió hasta los 18 años en Leandro N. Alem, pueblo de la provincia de Buenos Aires, donde aprendió su fe y descubrió su vocación de servicio comunitario. Vivió las primeras experiencias cooperativas junto a los miembros de su familia, ya que es tercera generación de cooperativistas. Con parte de su familia se mudó a Mar del Plata, donde se graduó de abogado en la Universidad Pública Nacional de esa ciudad, luego de una interrupción donde estuvo estudiando en un seminario religioso. Casado con Valeria, formó su familia junto con María Luján, Andrés Agustín y Lucio Ariel. En 2015 completó sus estudios de la ciencia divina, recibiendo el título de profesor Universitario en Teología, en la Escuela Universitaria de Teología de la diócesis de Mar del Plata. Su tesina se tituló «Teología cooperativa». Actualmente es asesor legal de Coninagro en la Comisión Nacional de Trabajo Agrario y socio fundador de la fundación Proyectar (Programas y estrategias capaces de transformar Argentina).
¿Cómo se articula la vida cristiana de fe con el cooperativismo?
Puede tener una vida cooperativa sin ser cristiano, pero creyendo en un Dios de tres personas unidas, esa trinidad siempre se mueve en forma cooperativa; el accionar cristiano tiende a ser cooperativo naturalmente por una cuestión de mímesis y analogía con la trinidad. Cuando analizo la metodología observo el fenómeno cooperativo como un signo de los tiempos porque más allá que en la Argentina exista el cooperativismo como importante, si nos comparamos con países desarrollados tienen un porcentaje de participación de cooperativa mucho mayor que el nuestro; desde ese lugar podemos decir que somos subcooperativizados y nos falta mayor integración en la cantidad de cooperativas.
Frente a la grave crisis socioeconómica que vive la Argentina, ¿la cooperativa puede servir como un «anticuerpo social»?
La asociación cooperativa como actitud nace en general de la conciencia de que tenemos necesidades comunes, por ejemplo un club, una empresa familiar, una sociedad de fomento, los Estados, las organizaciones intermedias y las cooperativas. Entonces buscamos la forma sobre cómo solucionarlo, la cooperativa institucional es una manera que la tomamos como punta del «iceberg», pero también hay otras formas de asociativismo para resolver necesidades comunes que están dentro del concepto de cooperación.
En tu caso fuiste seminarista, ahora padre de familia, abogado y asesor de Coninagro, ¿cómo es ser cristiano hoy ante los desafíos de esta coyuntura?
El desafío más grande que tenemos los cristianos es ser coherentes con nuestra fe, es la mejor forma de sembrar el evangelio; la prédica incómoda es esa, no es una tarea fácil, es silenciosa, que muchas veces no se ve y nadie te la celebra. Vivimos una época donde acompañando el mensaje del papa Francisco hay un rol mucho más importante del laico dentro de la Iglesia y la tesis está pensada desde un laico que piensa la fe.

Pensar y repensar

Por su parte, Fontenla destacó que «vine para agradecer a un amigo quien organizó esto que es Javier Di Biase; cuando le comentamos sobre este libro, él nos dijo ´yo apoyo´, por esta predisposición a pensar y repensar en qué mundo estamos y cómo podemos vivir mejor. En el caso del libro es una investigación académica con mucho rigor y en un tema poco transitado desde la teoría cooperativa».
Y agregó: «Ares nos trae algo que nos hace pensar desde las raíces, los valores y de una vinculación muy interesante que es la Doctrina Social de la Iglesia, dado que hoy estamos revisando las formas de vivir sobre qué nos pasa en Rafaela y en la provincia de Santa Fe, y hay paradigmas que están agotados. Entonces tenemos que pensar en nuevos métodos de organización en la sociedad y con valores porque aquellas empresas que no tienen un encuadre y una orientación valorativa presentan dificultades de contribución al bien común. Pensar sin descalificar y respetando porque si alguien piensa distinto, escucharlo y no tener ningún prejuicio».
Finalmente, Di Biase dijo que «Ares y Fontenla son dos personas que generan mucha confianza. Hoy la confianza es una palabra que tiene un alto valor y todos estamos en búsqueda de la misma, de la credibilidad de las personas y de las instituciones. Como ACDE Rafaela venimos funcionando hace unos 15 años, tratando de ofrecer este tipo de charlas, dando el testimonio, la práctica y el valor de vida de estas cuestiones que son muy complejas frente a la angustia que tenemos a nivel nacional y mundial».

Fuente: diario Castellanos, Rafaela, 22 de octubre de 2019.

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