Educación versus fútbol para todos

Por estas horas se habla del mejoramiento de la imagen del gobierno kirchnerista, así como también de la caída en la consideración del accionar de las oposiciones. El egoísmo, en el caso de estas últimas, por aparecer más que por ser, desencanta. En el caso del oficialismo, ante una Argentina con gravísimos problemas en la comprensión de un texto y la vieja receta circense agiornada al plasma y fútbol para todos, no sólo distrae sino que agrada.

Por María Herminia Grande (Rosario)

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Educación vs. fútbol para todos por María Herminia Grande Argentina debería estar madura, si la juzgamos por su edad. Madura por sus grandes aciertos…madura por sus grandes derrotas. ¿O acaso los errores repetidos no son derrotas? También es cierto que en la vida de una República, los aciertos continuados se naturalizan en conquistas que no se agradecen, se asimilan; y pasan a ser la base de nuevos y mejores derechos. ¿Esto ocurre en nuestra Argentina? Si el planteo aquí expuesto se corresponde con la realidad, y de educación se trata; no debiéramos anoticiarnos que faltan escuelas cuando aparece la obligación de asistir a las mismas, como requisito para cobrar el plan universal por hijo. Este primer relacionamiento es disparador de otros, como por ejemplo: si el Estado no previó la falta física de escuelas es porque tampoco sabía de la cantidad de niños y adolescentes que a falta de aulas se cobijan en la calle. Pero la hipótesis inicial es que los grandes aciertos son la base de nuevos y mejores derechos…Indudablemente los reiterados aciertos educativos en sus distintas fases, lograron que Argentina fuera cuna de premios nóbeles y de personas que se fueron convirtiendo en ciudadanos con cultura del trabajo, con actitudes de discernimiento y con libertades espirituales, educativas y morales para la elección de un proyecto de vida. Si como dice la pedagoga Silvina Gvritz, tenemos un 25% de repitencia en los primeros grados de nuestras escuelas y un 46% de jóvenes que no pueden comprender la lectura ni siquiera de un texto sencillo; esto significa que el eslabón encargado de concatenar aquellos esfuerzos y logros iniciales del círculo virtuoso de la educación conseguida a través de los años con este hoy, falló. Ese eslabón es la política. En determinados momentos los sectores gravitantes de una sociedad que habiendo adquirido conquistas no supo defenderlas, permitió que otros se endilgasen su representación. Así aparecieron los golpes de Estado, las faltas de libertades y todos los retrocesos que impidieron el desarrollo de nuestra patria. Pero lo cierto es que hace veintiocho años que en Argentina no hay gobiernos de facto, y hace veintiocho años que no logramos que la educación vuelva a ser el eje de transformación para obtener una Argentina en desarrollo con habitantes que nuevamente se conviertan en ciudadanos para tener discernimiento a la hora de sus derechos y obligaciones. Debiese darse en Argentina un proceso progresivo de escolaridad de doble turno. Y esta política debe empezar desde las escuelas más pobres. La calle debe dejar de ser “el aula” de los pobres y excluidos. Las escuelas deben en su condición de jornada completa, amparar a los sin techo de la vida. Si un gran mérito en educación tiene el gobierno de los Kirchner es haber otorgado el mayor porcentaje que recuerde un presupuesto educativo. Pero ese mérito se trunca si no llega a los educandos. Hoy hay plata no bien invertida. Inútil es que nos planteemos avanzar en políticas sobre inseguridad física, jurídica… Que si los bonistas no, que si el canje de deuda sí… Las paritarias y sus logros los cuales siempre quedan a tras mano de la inflación… Que si el proteccionismo es el malo de la película o si los empresarios brasileños son mejores que los argentinos… Inútil, si no se discute y se consensúa qué educación pretendemos para los próximos diez o quince años… El mundo que tiene sus graves problemas, como los que a veces atraviesa Argentina, pero que igual no nos espera; avanza en una sociedad del conocimiento, en la cual la materia prima es el saber. No el conocimiento enciclopedista, sino el que en su capacitación permite que con inversiones se ingrese en el circulo virtuoso de producción y trabajo; encarando desde ese lugar el mejoramiento de la calidad democrática, la disminución de la violencia y el delito. Y en este camino reducir las injusticias al acortar la desigualdad que hoy reina entre los más capacitados y los menos. En otras oportunidades lo hemos mencionado: la única forma de dejar atrás la pobreza es a partir de la educación. Si Argentina vuelve a sus logros educativos ya no tendrá que plantearse como mejorar la injusta distribución del ingreso, porque estará “entretenida” con la justa distribución del conocimiento. Por estas horas se habla del mejoramiento de la imagen del gobierno kirchnerista, así como también de la caída en la consideración del accionar de las oposiciones. El egoísmo, en el caso de estas últimas, por aparecer más que por ser, desencanta. En el caso del oficialismo, ante una Argentina con gravísimos problemas como los descriptos en la comprensión de un texto, por ende de la realidad; la vieja receta circense aggiornada al plasma y fútbol para todos, no sólo distrae sino que agrada.

Fuente: diario La Capital, Rosario, 22-05-10.

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